Sudáfrica realiza una revisión legal para asegurar el control nacional de sus recursos biológicos y preservar los beneficios de su explotación, que los países industrializados persiguen de manera creciente.
El gobierno ha comenzado a actualizar las leyes vigentes a fin de atender debidamente la demanda de recursos genéticos, pero las organizaciones no gubernamentales entienden que la iniciativa llega un poco tarde.
"El problema consiste en que el gobierno no se ha organizado debidamente alrededor del tema", dijo Saliem Fakir, del Centro de Política Agrícola y de Tierras (LAPC). "La única forma de que Sudáfrica pueda sacar beneficios es a través de una política claramente definida".
En lugar de existir una política uniforme en todo el país, las nueve provincias del país tienen diversas leyes para proteger las plantas indígenas.
Esto impide la coordinación de los numerosos organismos relacionados con el tema, según George Davis, del Instituto Botánico Nacional, y Rachel Wynberg, de la Unidad de Evaluación Ambiental de la Universidad del Cabo, autores de un documento de trabajo redactado para orientar la formulación de una política.
Por su parte, Helen Moss, consultora independiente que ha trabajado en diversos lugares de Africa en el campo de los recursos genéticos, señaló que "con la excepción de un mínimo de especies protegidas, existen muy pocas restricciones a la salida del país de su rica biodiversidad".
El acceso a los recursos genéticos vegetales se está volviendo cada vez más difícil a nivel mundial, debido a la tendencia a patentar las invenciones, lo que hace que las empresas farmacéuticas, y otros buscadores de esos recursos, estén siempre en procura de plantas que sean fácilmente accesibles.
De acuerdo con el LAPC, Sudáfrica posee entre 250.000 y un millón de especies biológicas, lo que puede representar 10 por ciento de la diversidad de aves, plantas y peces, flores de adorno, especies para forraje y plantas medicinales.
No obstante, el país está perdiendo miles de millones de dólares por el valor de los materiales genéticos que las corporaciones transnacionales recogen gratuitamente, procesan y extraen de ellos derechos de propiedad intelectual, cosechando sus enormes beneficios.
Las ventas de plantas ornamentales del tipo del geranio que tiene origen en este país, por ejemplo, suponen un valor de 6.000 millones de dólares al año en Holanda, Bélgica y Alemania. Esta cantidad es superior al valor de las exportaciones de oro de Sudáfrica, y sin embargo el país no recibe nada de ese comercio.
Los avances tecnológicos han aumentado el valor de las plantas medicinales, y se calcula que los productos biológicos y sus procedimientos de fabricación mueven 300.000 millones de dólares por año en el sector farmacéutico a nivel mundial.
Más de dos tercios de las especies vegetales que existen en el mundo -de las cuales por lo menos 35.000 tienen un potencial valor medicinal- se originan en los países en desarrollo, pero éstos no obtienen prácticamente nada de sus propios recursos. (FIN/IPS/tra-en/gm/jm/kb/arl/en/96