Estados Unidos propuso que la Organización de Naciones Unidas (ONU) comprometa a sus 185 miembros a combatir legalmente el soborno y la corrupción en las transacciones internacionales a través de una declaración.
"El soborno distorsiona los mercados y traba el desarrollo económico", dijo el embajador Víctor Marrero, un alto diplomático de la delegación de Estados Unidos ante la ONU.
Washington se propone establecer sanciones penales al soborno y también una prohibición de la deducción de impuestos a las comisiones ilegales pagadas a funcionarios públicos extranjeros.
Marrero dijo a sus pares del resto de la ONU que la declaración propuesta es parte de una iniciativa de su país para combatir la práctica del soborno en todo el mundo.
"El soborno perjudica la credibilidad democrática", agregó. El diplomático sostuvo que una declaración de la ONU ayudaría a alentar en los estados miembros medidas para combatir la falta de ética en materia empresarial.
Los ocho artículos que constituyen el proyecto de declaración incluye un llamado al establecimiento de criterios de transparencia y responsabilidad en las prácticas comerciales, así como códigos de conducta que prohíban el soborno y la solicitud de pagos ilegales por "favores" desde puestos de poder.
El borrador estadounidense también procura la fijación de criterios de pagos para actividades comerciales transnacionales y exhorta a la cooperación multilateral en investigaciones criminales respecto de sobornos.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que integran los 25 países más industrializados del mundo, tomó medidas para restringir la práctica del soborno en los negocios internacionales, bajo intensa presión de Estados Unidos.
La OCDE comprometió a sus integrantes a revisar las normas impositivas que alientan el soborno de funcionarios estatales. Las nuevas reglas negarían a las comisiones ilegales la calidad de montos deducibles de impuestos.
"Esto es un gran cambio, un paso muy importante para romper la cadena internacional de la corrupción, y pone a los gobiernos fuera del negocio de la corrupción subsidiada", dijo David Aaron, el representante de Washington en la OCDE.
Estados Unidos es, quizás, la única gran nación occidental que prohíbe a sus compañías el pago de sobornos a funcionarios extranjeros. La ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, aprobada en 1977, califica esa actividad de crimen.
Las gestiones del gobierno de Bill Clinton ante la ONU fueron interpretadas en los pasillos del cuerpo mundial un intento de eliminar las ventajas "injustas" de que gozan la mayoría de los países de Occidente respecto de Estados Unidos al tolerar esas prácticas.
El representante de Comercio de Washington, Mickey Kantor, dijo que entre abril de 1994 y mayo de 1995 su gobierno detectó casi 100 casos en que los sobornos de otros países perjudicaron la capacidad de empresas estadounidenses de ganar contratos por 45 millones de dólares.
El gobierno de Bill Clinton, dijo Kantor, quiere "nivelar el campo de juego y establecer reglas justas a través de la eliminación de esta perniciosa práctica".
Washington también tuvo éxito en marzo en su campaña para la firma de una Convención Interamericana contra la Corrupción, que fue establecida por la Organización de Estados Americanos (OEA) y comprende a la mayoría de los países latinoamericanos.
Estados Unidos pretende que la Organización Mundial de Comercio (OMC) considere el asunto en su reunión ministerial en Singapur, que se celebrará en diciembre.
Enrique Tejera-Paris, de Venezuela, país que copatrocinó la resolución de Estados Unidos, dijo que la corrupción es una amenaza que requiere una respuesta colectiva.
"Venezuela no podía eludir el problema, pues tiene tradición de perseguir activamente y castigar a los responsables de corrupción y a los involucrados en ganancias ilegítimas", sostuvo Tejera-Paris.
Norma Dumont, representante de Argentina, aseguró que su país está inmerso en una larga batalla contra la corrupción. "Esta cuestión es uno de los mayores desafíos que afronta la comunidad internacional, pues la corrupción va más allá de las fronteras y no distingue entre Norte y Sur", dijo la diplomática.
El Congreso sobre Crimen de Naciones Unidas en El Cairo refutó el año pasado el argumento de que la corrupción se registra fundamentalmente en los países en desarrollo.
"La corrupción no se limita al Tercer Mundo, pero frecuentemente tiene su raíces en prácticas de democracias liberales. Es como una moneda. Tiene dos lados: por una parte, el corruptor, y por el otro, el corrompido", dijo entonces el fiscal italiano Antonio di Pietro.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) manifestó que el soborno distorsiona el papel de los gobiernos y a costas de la sociedad, pues procede de los bolsillos de los consumidores.
"Los gobiernos pueden minimizar las oportunidades de los individuos de caer en la corrupción a través de la reducción del papel del estado en las economías", sostuvo el FMI.
A pesar de su iniciativa contra el soborno, Washington, irónicamente, se opone a una convención internacional de Naciones Unidas contra el lavado de dinero. El año pasado, además, rechazó la convocatoria de una cumbre para considerar el combate a la producción y venta de drogas ilícitas. (FIN/IPS/tra-en/td/yjc/arl- mj/ip/96