OLIMPIADAS: Velocistas de Estados Unidos fuera del podio

Hubo un tiempo en que los velocistas de Estados Unidos tenían asegurado su sitio en el podio en cualquier carrera de entre 100 y 800 metros.

Pero esa hegemonía, iniciada con las victorias de las medallas de oro de Eddie Tolan en los Juegos Olímpicos de 1932, y consolidada por Wilma Rudolph en los juegos de 1960 en Roma, ha sido erosionada.

La final de 100 metros llanos masculina ofreció una prueba adicional de que Estados Unidos ya no puede dar por asegurada la victoria, cuando el velocista de Canadá natural de Jamaica Donovan Bailey obtuvo la mejor marca de todos los tiempos, y sin las drogas que en 1988 estropearon la victoria en Seúl de su compatriota Ben Johnson.

Siguiendo a Bailey en la recta final se colocaron en segundo lugar Frankie Fredericks, de Namibia, mientras Ato Bolden de Trinidad y Tobago obtuvo la medalla de bronce. El velocista estadounidense Dennis Mitchell llegó en cuarto lugar.

El triunvirato de corrredores que arrebató a los velocistas estadounidenses la medalla de oro por primera vez en la historia reciente es resultado del ascenso de velocistas de todo el planeta, la mayoría descendientes de africanos.

Una lista de 100 semifinalistas en los 100 metros llanos revela que el dique está a punto de romperse con velocistas no estadounidenses capaces de competir por el título de hombre o mujer más veloz del mundo.

En ella figuran Linford Christie, de Gran Bretaña, el campeón de los juegos anteriores, descalificado en las finales por dos salidas en falso, Davidson Ezinwa, de Nigeria, Bruny Surin (Canadá), Michael Green (Jamaica), Obadele Thompson (Barbados), Eric Nkansah (Ghana), e Ian Mackie (Gran Bretaña).

Un escenario similar se monta entre las velocistas, aunque Gail Devers, de Estados Unidos, obtuvo el oro en la prueba de 100 metros llanos y Gwen Torrence se llevó el bronce.

La jamaiquina Merlene Ottey, corredora veterana, ganó la medalla de plata. Pero otras como Mary Onyali y Chimoa Ajunwa, de Nigeria, Debbie Ferguson y Chandra Sturrup, de Bahamas, y Juliet Cuthbert, de Jamaica, son señales de una conquista que empieza a apagarse en el horizonte.

En los 800 metros llanos dominaron Ana Quirot (Cuba), Dawn Williams (Dominica), y Maria Mutola (Mozambique), mientras las rivales más seguras en las futuras carreras de 400 metros llanos son Marie Jose Perec (France) y Cathy Freeman (Australia).

Con los Juegos Olímpicos como referencia, hubo hechos ocasionales que marcaron la caída de los velocistas de Estados Unidos en los últimos años.

Dos regresiones importantes tuvieron lugar cuando en 1976 Hasely Crawford, de Trinidad y Tobago, ganó la medalla de oro en la carrera de 100 metros, y Donald Quarrie, de Jamaica, logró el oro en los 200. Estados Unidos también perdió en los 400 metros cuando Alberto Juantorena, de Cuba, alcanzó la victoria.

Mejores condiciones de vida, una dieta más adecuada, entrenadores más profesionales y la capacidad de obtener enseñanzas de la experiencia de competencia a nivel internacional contribuyeron al desarrollo de atletas de clase mundial del Caribe y Africa.

Todo indica que se realizarán nuevos avances, a medida que estos corredores generan una tradición y acumulan la confianza que otorga la victoria.

Fundamental entre estos elementos es el entrenamiento, lo cual resulta evidente en el éxito de varias estrellas de las carreras, como Fredericks y Boldon, que fueron entrenados y educados en Estados Unidos.

La pregunta aún sin respuesta es si Estados Unidos mantendrá su parte en el dominio de las carreras de media distancia en las próximas décadas, y producirá corredores como Carl Lewis, Michael Johnson y Gail Devers, o si, por el contrario, será inevitable que las medallas luzcan en cuellos de velocistas de otras nacionalidades. (FIN/IPS/tra-en/hb/lp/cr/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe