En las selvas del estado de Chiapas, en el sur de México, más de 3.000 personas de cinco continentes se reúnen con la guerrilla zapatista, mientras en las sierras del central estado de Guerrero un número similar pero de militares persiguen a un grupo insurgente al que nadie parece apoyar.
Las del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que apareció en enero de 1994 atrayendo con su discurso irreverente a personalidades de todo el mundo, y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), nacido en junio y al que critican hasta las fuerzas de izquierda, son historias de contrastes.
Desde el sábado pasado y hasta el próximo fin de semana se realiza en la zona de influencia del EZLN, bajo una discreta pero constante vigilancia del Ejército Federal y de las autoridades de migración, el Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.
Se trata de una cita sin precedentes, que algunos consideran una mezcla de festival musical e internacional comunista, a la que asisten unos 1.700 extranjeros, entre quienes destacan el escritor uruguayo Eduardo Galeano y Danielle Mitterrand, viuda del ex presidente francés Francois Mitterrand.
El domingo en Guerrero, a unos 900 kilómetros de Chiapas, donde Galeano elogiaba al EZLN por haber "logrado desenmascarar al poder gracias en gran medida al lenguaje que lo expresa, muy fresco, muy vivo y con mucho sentido del humor", los militares cercaban pequeños poblados en busca de miembros del EPR.
Apoyados por helicópteros, soldados acordonaron con carros militares y trincheras varios municipios indígenas, en cuyas poblaciones hay simpatizantes de organizaciones campesinas opositoras, indicaron a la prensa local miembros del gobierno que prefirieron no indentificarse.
Aunque las autoridades lo niegan, informes de prensa en los últimos días afirman que desde la aparición del EPR en un acto público donde se conmemoraba la matanza de 17 campesinos en una emboscada policial, se han producido varios choques armados en Guerrero.
A diferencia del caso del EZLN, que combatió abiertamente durante 10 días luego de que sus tropas tomaron caminos y poblados, los miembros del EPR prefieren aparecer esporádicamente para entregar propaganda y no realizar ataques masivos.
La declaración de guerra del EPR, que es básicamente similar a la que el EZLN presentó en enero de 1994 llamando a derrocar al gobierno y a sumar fuerzas contra el capital transnacional y la injusticia social, dista mucho de lo que ahora propone la guerrilla de Chiapas.
Los zapatistas, que siguen armados, ya no llaman a derrocar al gobierno, con el que ahora dialogan, sino a sumar fuerzas en México y el extranjero para abatir sin violencia al neoliberalismo.
En Chiapas el gobierno señala que busca atender las demandas de los inconformes mediante el diálogo, mientras en Guerrero, uno de los estados con mayores niveles de pobreza, la orden es perseguir y enfrentar a quienes "violan la ley de armas".
Al margen de una organización campesina que justificó la irrupción del EPR por las injusticias reinantes, ningún líder o agrupación política dice apoyarlo, al menos públicamente y, por el contrario, lo critican.
Cuauhtémoc Cárdenas, líder del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), calificó la presencia del EPR como una "pantomima" para justificar la militarización del país.
Sin la habilidad de comunicación que ha mostrado el EZLN, que con el subcomandante Marcos estableció una constante relación epistolar entre la sociedad y el grupo guerrillero marcada por la ironía y la gracia, el EPR ha difundido sólo tres notas a la prensa y ninguna con humor.
En ellas se declara alzado el armas, señala que no espera apoyo de organizaciones políticas legales y afirma que ninguno de sus miembros ha sido capturado ni herido.
Marcos considera al EPR un grupo guerrillero real, pero niega mantener alguna relación con sus dirigentes.
Mientras a la reunión que realiza en las selvas de Chiapas el EZLN asisten unos 200 periodistas extranjeros, especialmente de Europa, en Guerrero la cobertura de noticias la realizan prácticamente sólo los medios locales.
Reportes provenientes del lugar del encuentro, al que la dirigencia del EZLN negó permiso de entrada a periodistas del diario francés Le Monde, aparentemente por haber criticado en algunas de sus notas a la guerrilla, indican que la organización es impecable.
Controlados por milicianos que llevan brazaletes donde se lee PZ (policía zapatista), los asistentes participan en mesas de trabajo sobre política, economía, cultura y sociedad, asisten a actos culturales, comparten la comida y duermen en grandes habitaciones construidas especialmente para la cita.
El EZLN "es un movimiento que reivindica la alegría de la diversidad y del derecho elemental que tenemos los habitantes del planeta de que el mundo deje de ser el infierno de otro planeta", dijo Galeano.
"La diversidad de lenguas que se han encontrado aquí (en Chiapas) para pensar juntas, dan origen a un movimiento que tiene muy claro su objetivo sin confundir unidad con unanimidad", expresó el escritor uruguayo. (FIN/IPS/dc/ag/ip/96