El gobierno y los principales expertos financieros de Uruguay, cuyos equilibrios económicos son fuertemente dependientes de la situación de sus pares del Mercosur, se mantienen hoy en estado de alerta tras la renuncia del ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo.
"Confianza" y "espera" son las palabras que utilizan tanto el gobierno como los expertos locales ante la situación generada el viernes, cuando Cavallo dejó su cargo luego de cinco años en los que se convirtió en una referencia inevitable en Uruguay.
"Argentina tiene gran influencia en nuestro país, por lo que hay que estar atento", dijo el economista Alberto Bensión, presidente de la Asociación de Bancos del Uruguay (ABU).
Bensión consideró que la ley de libre convertibilidad del peso, impulsada y desarrollada por Cavallo "fue una revolución en la región y que debe hablarse de un antes y un después de ésta. Por eso, esperemos que dure mucho más".
"Es un relevo de hombres pero no un cambio de política, creo que sólo podemos esperar más de lo mismo e inquietarnos si se abandonara la convertibilidad", argumentó el economista Javier de Haedo, ex viceministro de Economía y ex director de Planeamiento y Presupuesto entre 1990 y 1995.
El cambio "era una opción manejada por los mercados y parece claro que no hay intenciones de modificar los aspectos claves de la política económica de Argentina", indicó el presidente del Banco Central de Uruguay (BCU), Humberto Capote.
Un vocero del gobierno dijo a IPS que la dimisión de Cavallo originó intensas consultas durante el pasado fin de semana, y que el presidente argentino Carlos Menem aseguró que no habrá cambios en la política, por lo que "existe confianza" en que así suceda.
Precisó que tras las consultas se coincidió en que es necesario esperar un tiempo para valorar el cambio, pero recordó que las resoluciones de los gobiernos del Mercosur se toman considerando las repercusiones que tienen en sus socios.
Pero el gobierno uruguayo no sólo apuesta a la esperanza, y en caso de que el plan de convertibilidad fracase apelará a recursos previstos para casos de emergencia para evitar que un huracán cruce el Río de la Plata y sacuda al más pequeño de los socios del Mercosur.
En diciembre de 1995, tras la crisis cambiaria mexicana, el gobierno uruguayo negoció con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la firma de un acuerdo de contingencia (stand by) como precaución ante un eventual colapso regional.
El acuerdo, al que el ministro de Economía de Uruguay, Luis Mosca, considera como un botiquín para emergencias, fue firmado en marzo con el FMI e implica el uso de derechos especiales de giro.
Pero la confianza convive con cierta aprensión.
"Si se rompiera la convertibilidad, que colocó en Argentina el dólar a la par del peso, el precio del dólar aumentaría y los productos uruguayos serían muy caros para el vecino país con lo cual se puede producir una mayor caída de la demanda", dijo un informante del gobierno que pidió reserva de su nombre.
La profunda recesión por la que atraviesa Argentina hizo caer en 1995 las ventas uruguayas hacia ese país en 30 por ciento respecto a 1994.
El peso de las ventas uruguayas a Argentina en el total de las exportaciones uruguayas cayó de 20 por ciento en 1994 a 12,7 en 1995, situación que se mantiene.
El Mercosur concentra 47 por ciento de las exportaciones de Uruguay.
A comienzos de julio, Mosca había señalado su esperanza de que ese panorama cambiara ante "datos alentadores", ya que hay indicios de que la economía argentina "ingresa en una fase de reactivación, aunque los mismos no son aún sificientemente condundentes".
El informante destacó al mismo tiempo que no todos los efectos deben ser negativos. Si en Argentina aumenta la inestabilidad y la desconfianza, podría generarse un flujo de depósitos hacia Uruguay, como sucedió cuando la crisis mexicana, que permitió el ingreso de 900 millones de dólares, comentó.
En 1995 la plaza uruguaya registró 3.500 millones de dólares de depósitos de no residentes, la mayoría de los cuales pertenece a argentinos, según datos del Banco Central.
El centro financiero de Uruguay en Montevideo, está a 20 minutos de vuelo desde Buenos Aires, y ofrece a los depositantes la garantía de un rígido secreto bancario y estabilidad en la plaza.
Otro de los aspectos que provocan preocupación, en el caso de una eventual ruptura del plan de convertibildad, es el relacionado con el turismo.
Entre enero y marzo de este año los turistas argentinos aportaron 71 por ciento del total de los ingresos por ese concepto, pese a que la recesión disminuyó su número con respecto a la temporada estival anterior.
En Punta del Este, 150 kilómetros al este de Montevideo, las principales inversiones inmobiliarias son de argentinos, que se convierten así en uno de los factores clave de la ocupación en el sector de la construcción. (FIN/IPS/rr/jc/if/96