KENIA: Discriminación en base al lenguaje preocupa a activistas

Una reunión familiar acaba de comenzar en una granja de Bondo, una pequeña ciudad de la provincia de Nyanza, en la parte occidental de Kenia. Los hombres y las ancianas se sientan afuera esperando que les sirvan el almuerzo.

Uno de los hombres, maestro de escuela, ha traído un periódico de lengua inglesa. Lee los principales artículos y los traduce en voz alta para sus familiares, y luego se suscita una discusión mitad seria, mitad cómica sobre las noticias políticas del día en luo, uno de los principales idiomas indígenas de Kenia.

Tales situaciones son cotidianas en el ámbito rural de Kenia, donde los tres principales periódicos se publican en inglés y el cuarto en suahili, que se habla en la mayor parte de Africa oriental.

El inglés es el idioma oficial de Kenia y el suahili la lengua nacional, pero también se hablan otras 40 lenguas, y muchos kenianos sólo tienen un conocimiento rudimentario de los dos idiomas principales, lo cual limita su capacidad de obtener información de actualidad.

Traductores improvisados como el maestro de Bondo cumplen una función muy valiosa pero insuficiente, y esto es causa de creciente preocupación.

"Esto significa que miles de kenianos son discriminados diariamente en base al lenguaje", observó Wahome Mutahi, un popular escritor y columnista satírico. "Ellos son privados de su derecho a recibir información y a comunicarse", agregó.

Cerca de 50 por ciento de los 27 millones de habitantes de Kenia son analfabetos y la radio es su medio de información más importante, pero tiene importantes limitaciones.

Kenya Broadcasting Corporation (KBC) es la única radiodifusora local. Sus servicios nacionales son en inglés y suahili, aunque también transmite en varios idiomas locales.

No obstante, la KBC es una corporación pública vinculada directamente a la gobernante Unión Nacional Africana de Kenia, por lo tanto la información que ofrece carece de objetividad. Existe una gran necesidad de medios independientes en idiomas locales, señalan los críticos.

Aunque la radio permanece bajo control estatal, el movimiento por el pluralismo político a comienzos de esta década resultó en una explosión de periódicos privados, los cuales reconocieron que las lenguas locales constituyen un importante vehículo de difusión de su mensaje.

"La idea de publicar en idiomas locales surgió cuando éramos prisioneros políticos en Kamiti (prisión de máxima seguridad de Kenia)", explicó Odwour Ong'wen, ex líder estudiantil detenido por una supuesta participación en una tentativa de golpe en 1982, actualmente director de un diario de lengua local.

"Entonces, en el trato con otros prisioneros, nos dimos cuenta de la gran ignorancia sobre temas políticos entre los residentes rurales y los urbanos de bajos ingresos", añadió.

De ese "descubrimiento" surgió la determinación de fundar, y en algunos casos refundar, periódicos en idiomas locales. La iniciativa resultó en la creación de dos nuevos diarios de lengua local: "Inooro", en gikuyu, y "Mayienga", en luo.

Actualmente están en circulación otros dos periódicos en luo, "Otitmach" y "Uhuru", uno en kamba y un diario cultural y político en gikuyu, "Mutabariri Mutiiri", publicado en Nueva York por el escritor exiliado Ngugi wa Thiongo.

Sin embargo, sólo la mitad de los más de 40 idiomas hablados en Kenia poseen un sistema de escritura y algunas comunidades no tienen más de 200 miembros, por lo que existe una amenaza real de pérdida de los conocimientos contenidos en esas lenguas.

Las iglesias y organizaciones cristianas han sido las promotoras más activas de los idiomas locales debido a su misión de difundir el evangelio. Con este fin, debieron crear sistemas de escritura para lenguas orales, además de escribir gramáticas y diccionarios.

La necesidad de promover el uso de idiomas locales en todo el mundo fue destacada en la Declaración Universal de Derechos Lingüísticos, aprobada el pasado junio en Barcelona, España, por activistas culturales, lingüistas y otros expertos.

La declaración fue apoyada por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), que pretende convertirla en una convención internacional con fuerza de ley. (FIN/IPS/tra-en/lmw/kb/ml/cr/96

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