IRAN: A la reconquista del turismo internacional

Irán se ha propuesto atraer nuevamente al turismo internacional y modificar su imagen de "estado terrorista" ante los occidentales, aprovechando que UNESCO lo declaró uno de los cinco países más ricos del mundo en términos de importancia histórica y cultural.

El gobierno está dando los toques finales a una gran campaña publicitaria para promover sus ciudades antiguas y su arte tradicional, destinada principalmente a países de Europa y Asia, informaron funcionarios de Turismo.

"Pocas personas conocen bien a Irán, aunque se trata de una nación con gran valor histórico", destacó M.M. Kashani, director ejecutivo de la Compañía Turística Iraní, una empresa mixta.

El país ha estado excluido del itinerario de las agencias de viajes internacionales desde la Revolución Islámica de 1979, aunque el número anual de visitantes extranjeros antes del derrocamiento de la dinastía pro-estadounidense Pahlavi se acercaba a un millón, según estadísticas oficiales.

Sólo los más osados visitaban Irán en su camino hacia otros destinos asiáticos en los tiempos posteriores a la revolución y durante la "crisis de los rehenes diplomáticos", en que 52 funcionarios de la embajada de Estados Unidos fueron secuestrados durante 444 días en 1979 y 1980, lo cual dio origen a sanciones de Washington que hasta hoy están en vigencia.

Estos problemas sumados a la desastrosa guerra de ocho años entre Irán e Iraq de los años 80, en la que murieron decenas de miles de personas, casi mataron a la industria turística. La situación mejoró sólo levemente en los últimos años.

Debido a la lenta reconstrucción de la infraestructura turística, el número de visitantes extranjeros ascendió a 350.000 el año pasado, y está en aumento el número de turistas alemanes, británicos, japoneses y chinos, según informes oficiales.

"Muchos turistas que llegan aquí pensando pasar sólo un día terminan quedándose tres o cuatro", señaló Mahamoud, administrador de un hotel de Esfahan, una ciudad del sur de Irán con 900 años de antigüedad.

Las hermosas mezquitas de techo azul, las coloridas ferias y las grandes plazas hacen de Esfahan una de las ciudades más maravillosas del mundo islámico, y por esta razón es promovida como la pieza central del renacimiento de la industria turística nacional.

Otros destinos que el gobierno desea promover internacionalmente son las altas montañas al norte de Teherán, los verdes arrozales de los alrededores de Rasht, en la costa del Mar Caspio, y la isla de veraneo de Kish, sobre el Golfo, que fue alguna vez el lugar de retiro privado del sha.

"Kish tiene la ventaja de ser un centro de buceo y otros deportes acuáticos", señaló Taghi Aghaie, director ejecutivo de la agencia de viajes Esteghlal, y agregó que su empresa se está asociando con agencias europeas para organizar excursiones por las escabrosas montañas del norte de Irán.

Tanto Esteghlal como la Compañía Turística Iraní de Kashani pertenecen a la poderosa Fundación Mostzafán y Janbazán, creada por el difunto ayatolá Jomeini, el carismático clérigo que encabezó la Revolución Islámica. En los últimos años, la fundación construyó 23 hoteles en todo el país.

Esteghlal también está organizando excursiones comerciales a Irán. Por ejemplo, "traeremos a un grupo de tejedores de alfombras australianos para que vean cómo fabricamos las famosas alfombras persas", dijo Aghaie.

La apertura nacional al turismo ha provocado un relajamiento de los requisitos de entrada para los extranjeros. Aunque el país permaneció abierto a casi todas las nacionalidades tras la Revolución, el otorgamiento de visas hasta hace poco dependía en gran parte del estado de las relaciones bilaterales.

"Antes no podíamos otorgar visas a los estadounidenses ni a los israelíes, pero este año el gobierno nos autorizó a dar visas a los estadounidenses", explicó Kashani. "Ahora podrán venir y conocer a Irán personalmente", añadió.

Pero los visitantes extranjeros deberán respetar la cultura y las tradiciones islámicas del país. "Cualquiera que venga debe acatar nuestras normas. No nos olvidaremos de eso por los dólares de los turistas", aseguró Kashani.

Agregó que el gobierno islámico no repetirá los errores de los Pahlavis. "Durante la época del sha muchas musulmanas se sentían incómodas con la occidentalización de la sociedad. El pueblo no apoyará al turismo si liberalizamos nuestras reglas para los turistas", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/ks/an/ml/if/96

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