Hong Kong quedará probablemente cerrado para las flotas de guerra occidentales como puerto de escala para descanso y recreación una vez cumplida su devolución a China, prevista para el 30 de junio del próximo año.
Más de 70 naves de la armada de Estados Unidos visitan anualmente Hong Kong, donde también han llegado en los últimos meses buques de otros países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, como Canadá y Francia.
Dos altos funcionarios chinos radicados en Hong Kong abordaron el fin de semana dos naves de guerra australianas en el puerto y los observadores interpretaron el hecho como primera señal de que Beijing no admitirá las visitas de descanso y recreación de tripulaciones extranjeras cuando en 1997 extienda su poder a la aún colonia británica.
El comandante australiano Alan Johnston, que ofreció un almuerzo a los dos funcionarios chinos, reconoció que la incertidumbre prevalece en cuanto al uso futuro de Hong Kong por buques de guerra extranjeros.
"Hay que esperar", dijo el marino. La armada australiana no ha programado ninguna visita a Hong Kong para después de enero de 1997.
Un portavoz del consulado de Estados Unidos en la colonia británica declaró que "la discusión (con China) no ha comenzado, pero confiamos poder continuar nuestras visitas a Hong Kong". Washington tiene especial interés en conservar la actual colonia británica como puerto de escala para su Séptima Flota.
En efecto, Estados Unidos busca otro sitio para el descanso y la recreación de sus tripulaciones en el Pacífico, pues la isla de Okinawa, en Japón, donde mantiene una base militar, no presenta condiciones adecuadas desde que en 1995, dos infantes de marina estadounidenses violaron a una adolescente japonesa.
El mar de China meridional es área estratégica para Washington, debido a las tensiones provocadas por el contencioso por las islas Spratly, reclamadas por entero o parcialmente por Brunei, China, Filipinas, Indonesia, Malasia y Taiwan.
Así mismo, las amenazantes maniobras militares realizadas por China a principios de este año en el estrecho de Taiwan confirmaron a Estados Unidos la necesidad de disponer en la región de una red de puertos para su Séptima Flota.
Pero una vez que Gran Bretaña ceda su colonia a China, entrará en vigor la llamada Ley Básica de Hong Kong, que preceptúa una autorización especial de Beijing a los barcos que pretendan fondear en aguas de ese territorio.
"La visita de naves extranjeras no se interrumpirá, aunque su frecuencia dependerá de las relaciones entre China y el país de que se trate. Creo que no será tan frecuente como lo ha sido bajo el dominio británico", dijo el analista Tai Ming Cheung.
Si bien barcos estadounidenses, rusos y australianos llegan incluso a puertos de China, "no lo hacen con frecuencia. Se trata de intercambios simbólicos, de buena voluntad, más que visitas regulares como las que realizan los barcos estadounidenses a Hong Kong", puntualizó Cheung.
Agregó que China medirá cuidadosamente las ventajas y desventajas políticas y económicas que tendrían en el futuro esas visitas y decidirá en cada caso.
Beijing podría utilizar el derecho de ingreso en el puerto de Hong Kong como factor de negociación y revocarlo toda vez que se enfrente a conflictos con Estados Unidos por asuntos comerciales o de derechos humanos.
"Desde luego, el Ministerio de Defensa de China desea el intercambio militar y las visitas a puerto, para estar informado de los movimientos y la importancia de la presencia de Estados Unidos" en Asia oriental, destacó Cheung.
Sin embargo, Beijing no consideraría de modo favorable el uso de Hong Kong como puerto de descanso y recreación de buques extranjeros.
Estados Unidos afirma que su personal naval gasta anualmente entre 50 y 60 millones de dólares en Hong Kong. Mientras, la flota australiana, que visita esa ciudad unas seis veces al año, paga 500.000 dólares en reaprovisionamiento e igual cantidad en descanso y recreación de los marineros.
Pero esos ingresos no serían argumento suficiente para Beijing, que podría imponer altos tributos a las naves de guerra extranjeras para autorizarlas a fondear en Hong Kong.
La recaudación sería destinada a pagar el costo de la guarnición que China establecerá en Hong Kong el año próximo. (FIN/IPS/tra-en/ys/cpg/ip/96