GEORGIA: Sigue latente el peligro de guerra con la díscola Abjazia

Hace cuatro años, cuando la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) comenzó a desintegrarse, estalló la rebelión secesionista de Abjazia contra Georgia.

Abjazia ahora es una república autónoma dentro de otra -Georgia- que formó parte de la URSS, e hirvió con el mismo fervor nacionalista que cundió en otras partes del Cáucaso.

Las fuerzas de paz rusas han conseguido desde entonces mantener una tensa calma en esa área secesionista de Georgia. Ahora se venció el plazo y Abjazia sigue furiosa. Moscú trata en esta última semana -el mandato vence el 19 de julio- de buscar un arreglo.

El conflicto en Abjazia es uno de los mas postergados y difíciles de la era postsoviética. El viernes último, la cuestión volvió a la agenda internacional cuando el Consejo de Seguridad de la ONU discutió el problema, antes que expire la misión enviada a Abjazia por la Comunidad de Estados Independientes (CEI), una confederación de 12 ex repúblicas soviéticas.

La fuerza de paz de la CEI está integrada por 1.500 hombres, en particular soldados rusos, asistidos por observadores de la ONU.

Desde el 21 de junio de 1994, cuatro batallones han sido estacionados entre los beligerantes sobre ambas orillas del río Induri, que separa Georgia de Abjazia.

El mandato confió a la fuerza de paz monitorear el cese del fuego, que ya cumplió dos años, y la creación de condiciones para que la gente que abandonó la zona del conflicto vuelva segura a sus lugares de residencia permanentes.

Abjazia es una provincia del Mar Negro sobre la frontera rusa. Su capital es Sujumi, un coqueto centro balneario de veraneo en la época soviética. En 1993, tras un año de guerra, las tropas georgianas se vieron obligadas a abandonar la provincia y alrededor de 250.000 georgianos étnicos debieron huir de sus casas.

Sujumi y las áreas circundantes sobre ambas márgenes del Inguri parecen ahora lugares fantasmales. Edificios destruídos, viñedos abandonados y cientos de personas desplazadas que hurgan entre los desperdicios buscando algo que comer.

Abjazia fue una provincia del imperio ruso hasta la revolución bolchevique de 1917, cuando se declaró independiente. En 1921 se convirtió en una entidad nominalmente autónoma dentro de Georgia, que luego formó parte de la URSS.

Por orden de Josef (Visarionovitch Djugashvili) Stalin (1879- 1953), líder del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Abjazia fue colonizada por miles de campesinos georgianos que tomaron la tierra de la población nativa. Cuando la URSS se desintegró, los jefes del Frente Popular de Abjazia demandaron total independencia y conquistaron el poder local, lo cual provocó una guerra abierta con Georgia.

"Debido a su posición dominante en el espacio postsoviético y como mediadora de paz, Rusia se ha convertido inevitablemente en una tercera parte interesada, y ahora los dos bandos apelan principalmente a Moscú", señaló Sergei Solodovnik, del Instituto de Relaciones Internacionales, quién llegó de un viaje a Abjazia.

A comienzos de 1990, pareció que Moscú condonaba y apoyaba a los separatistas abjazos, como un arma contra el extinto presidente georgiano Zviad Gamsajurdia, quien siempre mostró sentimientos antirrusos. Su posición actual tiene distinto sesgo progeorgiano.

"Hace poco, el Kremlin en forma muy torpe trató de dividir a lo dos bandos con una cuerda", indicó Solodovnik. Los guardias fronterizos rusos impusieron un bloqueo sobre el tráfico desde Abjazia, y el ministro ruso de Defensa, Pavel Grachev, transfirió algunas armas pesadas al ejército georgiano.

Esa medida hizo creer al presidente georgiano Eduard Shevardnadze que el problema abjazo podía tener rápida solución.

En esa época, Georgia había ingresado en la CEI, dominada por Rusia, y permitió a Moscu estacionar tropas en su territorio, una iniciativa vista como "pago adelantado" por el apoyo del Kremlin.

La secretaría de la ONU ha propuesto una ampliación del mandato para sus observadores en la región hasta enero de 1997.

En cuanto a Moscú, Shevardnadze dijo que la reeleccion del presidente ruso Boris Yeltsin el 3 de julio último creó "una posibilidad para acelerar el acuerdo con Abjazia".

Shevardnadze, quien apoyó abiertamente a Yeltsin en su campaña de reelección, está sugiriendo que espera del presidente ruso el pago del favor mediante una ampliación de las responsabilidades de la fuerza de paz en Abjazia.

Los miles de fugitivos que inundaron Georgia despues del conflicto constituyen un peso sobre su economía tambaleante. Tbilisi insiste que su regreso a Abjazia solamente puede quedar asegurado si la fuerza de paz recibe tareas policiales adjuntas.

En la superficie, las dos partes están ahora listas para la paz. Esta semana Shevardnadze reiteró su deseo de dar a Abjazia vasta autonomía dentro de la federación georgiana, incluyendo el derecho de convocar su propio parlamento, gobierno, Suprema Corte y otras instituciones, pero bajo la supremacía de Tbilisi.

Por su parte, el líder abjazo Vladislav Ardzinba reiteró el 10 de julio que deseaba la paz con mediación rusa y encontrar a Shervardnadze en una nueva ronda de conversaciones de paz.

Paralelamente, los abjazos se niegan rotundamente a dar especiales funciones de policía a las fuerzas rusas de paz porque temen que podría dar lugar a presiones conjuntas de Moscú y Tbilisi sobre Sujumi para que renuncie a sus aspiraciones independentistas.

El último hecho que dió lugar a un aumento de la tensión fue la demanda abjaza para el retiro de 100 policías georgianos del Valle de Kodori, que limita con la república separatista, Abjazia, alegando que contradice el acuerdo del cese del fuego y "es el preludio de una nueva guerra".

En esta situación, Rusia deberá definir más claramente su posición de "intermediario honesto".

Mientras la cancillería rusa se muestra interesada sobre todo en mantener a Moscú como el único árbitro en el conflicto, los militares rusos están deseosos de acceder a bases en la región.

Tambien la poderosa industria rusa de gas y petroleo desea la paz para poder usar el área como conducto para su crudo, apuntó el analista Gleri Shirokov, del Instituto de Estudios Orientales.

"Parecería que Abjazia se va a convertir en el polígono de pueba de la habilidad rusa, despues de las elecciones, para actuar en forma enérgica y coherente. La evolución de la situación abjaza dirá si el nuevo equipo del Kremlin es capaz de hacerlo", comentó Solodovnik. (FIN/IPS/tra-en/ss/fn/ego/ip).

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