La semana pasada fue muy dura para Fidel Ramos. Airados filipinos en el sur acribillaron a tomatazos la limusina presidencial, agitaron carteles ante el mandatario y amenazaron con invertir la bandera en señal de protesta.
El objeto de su rabia es el acuerdo de paz firmado hace tres semanas entre el gobierno y los rebeldes musulmanes que pretenden su autonomía en el sur del país, un asunto político que se está convirtiendo en una prueba crucial para la gestión de Ramos.
Respaldado por el logro de un robusto crecimiento económico en los últimos años, Ramos ha tratado a toda costa de concretar un acuerdo de paz que ponga fin a 30 años de conflicto, antes de la conclusión de su período presidencial.
"Si el proceso de paz es un recorrido de 400 pasos, ya dimos 399 y no podemos permitirnos retroceder sin sufrir graves consecuencias en el desarrollo nacional", previno Ramos, visiblemente probado, el miercoles.
Advirtió que la violencia podía estallar nuevamente en el inestable sur si el acuerdo de paz se derrumba. Muchos críticos pronosticaron resultados similares si la iniciativa es llevada a cabo con su esquema actual.
Más que simples protestas callejeras, Ramos está enfrentando una rebelión política de líderes de provincias y ciudades que rehusan formar parte del organismo de transición encabezado por musulmanes, que su gobierno accedió a crear.
El consejo será dirigido por Nur Misuari, jefe del Frente de Liberación Nacional Moro (MNLF) que condujo una sangrienta lucha de secesión en los años '70, a pesar que cristianos y otras confesiones tambien estarán representados.
Los líderes religiosos tambien se mostraron contrarios. La semana pasada, los obispos católicos del país dieron a conocer una carta abierta en la que pidieron a Ramos postergar la creación del organismo de transición hasta que la población de Mindanao fuera consultada.
Los prelados señalaron que la participación de los residentes de Mindanao, "especialmente la voz de los cristianos católicos en Mindanao, estuvo 'claramente ausente' en el acuerdo de paz".
No obstante, "no se trata de un arreglo entre cristianos y musulmanes", apuntó Ruben Torres, secretario ejecutivo de la presidencia. "Este es un acuerdo entre rebeldes del MNLF que piden autonomía del gobierno filipino. Para convertirlo en un pacto cristiano-musulmán debe estar involucrada la religión, lo cual es muy peligroso".
El organismo de transición que será denominado Consejo Para la Paz y el Desarrollo del Sur de Filipinas, está por ser el precursor de un nuevo gobierno autónomo en Mindanao, donde vive la mayor parte de los seis millones de musulmanes filipinos. Más del 85 por ciento de los filipinos son católicos.
Está previsto que el consejo cubra nueve ciudades y 13 provincias bajo un acuerdo firmado en 1976 entre el MNLF y el régimen del extinto Ferdinando Marcos, que fue auspiciado por Libia. Sin embargo, muchos líderes afirman ahora que sus áreas son principalmente cristianas y cuestionan la legalidad del organismo.
Otros se sienten incómodos por una serie de razones: las ambiciones de Misuari, el hecho que el gobierno enmendará un acuerdo de autonomía existente para calmar aprensiones del MNLF, y porque los ejecutivos locales pierden poder bajo el consejo.
"El consejo es, precisamente, contra lo que estamos luchando", espetó María Clara Lobregat, una representante parlamentaria de Ciudad Zamboanga. La legisladora objeta que el gobierno premie con un acuerdo al MNLF, a expensas de Mindanao.
Los críticos aducen que hay un apoyo limitado para que la mayoría musulmana cubra gran parte de Mindanao. Solo cuatro provincias votaron "si" en el plebiscito de 1989 para determinar cuáles provincias y ciudades querían estar dentro de la Región Autónoma de Mindanao Musulmán.
Otros dicen que el acuerdo ignora el hecho que el MNLF ya no es la fuerza musulmana clave en Mindanao. No trata para nada con el Frente Islámico de Liberacion Moro (MILF), que ha tenido choques militares con soldados del gobierno en los últimos años.
Los militares filipinos dicen que el MNLF cuenta con 15.000 combatientes en comparación con los 6.000 del MILF, si bien algunos observadores señalaron que el último es una fuerza significativa en su propio campo.
Entretanto, Ramos está tratando de asegurar mayor apoyo para el arreglo de paz.
No obstante, en su viaje a Mindanao la semana pasada para inaugurar proyectos financiados por el gobierno estadounidense, su auto fue acribillado con tomates y su comitiva se vió bloqueada por manifestantes furiosos. Ramos dijo que no le importaban las protestas, si bien muchos funcionarios le previnieron que podían ser un brote de sedición.
El martes, el presidente mantuvo una maratónica reunión con dirigentes de Mindanao y obtuvo gran parte de lo que se propuso, en especial la firma de 29 funcionarios de Mindanao a un documento de apoyo que muchos intransigentes rechazaron.
Daisy Fuentes, representante parlamentaria de la provincia de Cotabato del Sur, declaro que "(Ramos) cree que es la úniva vía de paz. No puede entender porque formulamos objeciones. La brecha es infranqueable…"
"Mi oposición no ha cambiado. Yo me bato por un principio", expresó Lobregat, y definió al consejo "un experimento muy caro y riesgoso de realizar… y nosotros, lo cobayos de Mindanao, sufriremos las consecuencias".
Ramos pidió la confianza de los funcionarios y dijo que estaba dispuesto a "redefinir" algunos puntos del acuerdo de paz.
Lobregat respondió "sí, confiamos en usted pero usted no estará allí en 1998 y el consejo seguirá permaneciendo en su lugar".
Con anterioridad, hubo dos intentos previos de paz con el MNLF, el primero en los años '70 durante el gobierno de Marcos, y luego cuando Corazón Aquino asumió el poder en 1986. Una tregua ha estado vigente entre el gobierno de Ramos y el MNLF desde 1992, y se registraron limitados progresos hasta el acuerdo concretado en junio último. (FIN/IPS/tra-en/js/cpg/ego/ip).
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