ESPAÑA: Inmigrantes resisten orden municipal de desalojo

Una tensa situación soportan los inmigrantes del poblado madrileño de Méndez Alvaro, arrasado por las llamas el día 5, quienes se resisten a la orden municipal de desalojo, que podría concretarse en cualquier momento.

Vencido este lunes el plazo dado por el concejal municipal del distrito para que los cerca de 50 inmigrantes que viven bajo el puente de Pedro Bosch abandonen el lugar, agentes de policía aguardan en las inmediaciones instrucciones de proceder al desalojo.

Los moradores se niegan a desmontar las tiendas de campaña y anunciaron que defenderán por la fuerza el asentamiento, reconstruido tras el incendio de hace diez días, que abrasó a dos personas.

Un mes atrás, el poblado había sufrido otro incendio, también de origen dudoso, que acabó con la vida de un asiático mientras dormía.

El alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano, del gobernante Partido Popular, de centroderecha, quiere vallar el terreno y convertirlo en una zona ajardinada, para evitar nuevos asentamientos irregulares.

"Hemos ofrecido a estas personas recogerlas en albergues, pero se niegan. Esto es un centro de droga y prostitución marginal que queremos erradicar", dijo a IPS Clemente Torres, concejal de la Junta de Arganzuela, a la que pertenece el poblado de Méndez Alvaro.

Torres informó que todos lo hombres que viven bajo el puente son africanos, en tanto que entre las mujeres hay algunas latinoamericanas, e incluso, españolas, "pero en su mayoría también provienen de Africa".

Los moradores creen que pasaran en albergues un máximo de tres días, y luego seran dejados en la calle y tendrán que buscar un nuevo descampado donde poder montar sus tiendas de campaña.

El puente de Pedro Bosch es un olvidado lugar de Madrid, donde se instalaron un puñado de inmigrantes africanos tras su desalojo en 1993 de las naves del Cerro de la Plata.

Su nueva morada consiste en una superficie de 100 metros cuadrados de escombros, bajo un techo de hormigón. El lugar, con unas 25 tiendas de campaña, supera en degradación a los enclaves de emergencia (favelas) de Los Focos o La Celsa.

Por las noches, se reúnen en el lugar proxenetas y prostitutas drogadictas y se producen frecuentes episodios de violencia. El 15 de junio de 1995, un extraño incendio calcinó a Suppiah Selvarajah, un inmigrante de Sri Lanka.

El 10 de noviembre, un grupo de inmigrantes, procedentes también de Sri Lanka, descerrajaron cinco disparos a un sudafricano que pasaba la noche en una tienda.

Por fin, el 14 de febrero, Inés Montes Sánchez, una prostituta de 24 años, murió estrangulada por su proxeneta. La mujer, bajo el síndrome de abstinencia, había cambiado una cadena de oro por un poco de heroína, que fumó a escondidas de su proxeneta.

Ahora, en menos de un mes, dos incendios han destruido las precarias tiendas de campaña, algunas hechas con bolsas de basura y cartón.

La posición del ayuntamiento ante estos hechos ha sido sinuosa. Por ejemplo, al día siguiente de la muerte de Selvarajah, el concejal Torres afirmó que los inmigrantes "estaban allí por su gusto".

Uno de cada cuatro proyectos de ayuda al mundo en desarrollo propone atender a inmigrantes radicados en Madrid. El Ayuntamiento apoya estas iniciativas, pero a cambio de suprimir la asistencia social.

El Partido Socialista Obrero Español e Izquierda Unida se oponen a que los recursos de apoyo a los inmigrantes se sdescuenten de los fondos de cooperación en vez de estar incluidos en los servicios sociales.

También las organizaciones no gubernamentales han criticado al ayuntamiento de Madrid por "dar con una mano" a los inmigrantes "lo que se quita" al mundo en desarrollo con la otra. (FIN/IPS/jc/ff/pr/96)

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