El público de Estados Unidos se está tornando cada vez más receptivo hacia el libre comercio, a medida que la economía del país norteamericano gana fortaleza y el desempleo decrece.
Esa es la conclusión de una encuesta encargada por un grupo de partidarios del libre comercio preocupados por la oposición que cosecharon la constitución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El estudio, efectuado por la empresa Market Strategies Incorporated, reveló que 57 por ciento de los estadounidenses consideran que la capacidad de competencia en el mercado mundial de las empresas y los trabajadores de su país es "buena" o "excelente".
Apenas 42 por ciento emitía las mismas opiniones en 1991, cuando la economía de Estados Unidos se sumergía en la recesión. Desde entonces, la situación mejoró a buen ritmo y el desempleo cayó a poco más de cinco por ciento, lo que provoca confianza en el comercio, según los contratantes de la encuesta.
El Comité para el Libre Comercio y el Crecimiento Económico alertó, de todos modos, que los estadounidenses se mantienen ambivalentes en lo que respecta a la economía internacional. "El público tiene una percepción muy negativa del impacto del comercio en el empleo y los salarios", según el informe.
La mayoría cree que el comercio mundial conduce a pérdida de puestos de trabajo, especialmente de los bien pagados. Poco más de un tercio cree lo contrario, y menos de un tercio considera que el aumento del flujo comercial produce un aumento en los empleos bien pagados.
También una mayoría opina que la pérdida de empleos atribuida a la competencia extranjera y las importaciones ha sido un problema "extremadamente" o "muy" importante en Estados Unidos, mientras apenas 10 por ciento cree que fue "no muy serio".
El candidato a la presidencia por el Partido Republicano, Bob Dole, y el aspirante a la reelección, Bill Clinton, son fuertes partidarios del libre comercio, pero el populista y proteccionista Pat Buchanan logró imprimir sus ideas en el público.
Buchanan logró votos en las instancias iniciales de las elecciones primarias republicanas cuando atacó implacablemente a Dole por su respaldo al TLC y la OMC, pero comenzó a perder fuerza debido a acusaciones de xenofobia, racismo y extremismo en cuestiones morales como el aborto.
La prédica de Buchanan obligó a Dole a restar volumen a su apoyo al libre comercio. El hoy candidato llegó a llamar a una "moratoria" de nuevos acuerdos arancelarios, al tiempo que logró la creación de una agencia que se encargará de vigilar el funcionamiento de la OMC.
Hasta hace poco, el Partido Demócrata, tradicionalmente cercano a los sindicatos, era considerado el bastión del proteccionismo en el sistema político estadounidense, pero Buchanan demostró que los ataques contra el libre comercio es, ahora, patrimonio de los dos partidos.
"La importancia de los asuntos comerciales aumentará en los próximos años", dijo Stanley Greenberg, uno de los principales funcionarios de la campaña de Clinton.
La encuesta difundida esta semana confirma esa tendencia, pues demuestra que las preferencias partidarias no tienen incidencia significativa en las actitudes referidas al comercio.
Los simpatizantes del Partido Republicano tienden al libre comercio y los demócratas a la intervención estatal, "pero la afiliación partidaria se caracteriza más por ausencia que por influencia en estas cuestiones", según la investigación.
Las actitud respecto del comercio parecen más determinadas por diferencias generacionales o de ingreso. Los partidarios del libre comercio son, por lo general, más jóvenes, de mayor ingreso y nivel más alto de educación.
A este grupo se suman los trabajadores de la industria manufacturera, mientras los del sector de servicios se muestran más proteccionistas.
Pero la ambivalencia continúa siendo la característica en materia de comercio, según Steeper.
Fuertes mayorías se manifiestan en favor de las políticas proteccionistas tradicionales, como la "protección a los empleos y los salarios de la competencia extranjera" y la restricción de importaciones de países caracterizados por prácticas laborales injustas.
Pero las mayorías también respaldan políticas usualmente defendidas por los partidarios del libre comercio, como los derechos de los consumidores y el impulso que representa la competencia internacional para las mejoras en las empresas estadounidenses.
"Las mayorías advierten los beneficios que apareja el comercio", dijo Fred Steeper, de Market Strategies. (FIN/IPS/tra- en/jl/mj/if ip/96