DESARME: Apoyo de Rusia a prohibición de pruebas está en duda

Rusia está elaborando planes para un posible cambio en su política bélica ante la eventualidad de que India se rehúse a firmar el acuerdo de prohibición de pruebas nucleares, lo que renovaría la carrera armamentista, especialmente en China. inisterio de Asuntos Exteriores de Rusia se manifestaron preocupadas de que la negativa de India a firmar el Tratado de Máximo Alcance para la Prohibición de Pruebas Nucleares (CTBT) si no contiene condiciones ar total haga añicos el consenso general en torno al asunto.

"La principal tarea de Rusia hoy es persuadir a India de que firme el CTBT en las condiciones propuestas. Pero si ese esfuerzo fracasa, Moscú no tendrá alternativa a reconsiderar su posición en aras de la seguridad nacional", coincidió Vladimir Orlov, editor de la revista Yaderny Kontrol (Control Nuclear).

Nueva Delhi dijo en las negociaciones del CTBT en Ginebra el mes pasado que el borrador del tratado era discriminatorio porque impediría a las naciones que no cuentan con armas nucleares a desarrollarlas pero no obligaría a China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia a desacerse de las suyas.

Valery Schukin, miembro de la delegación de Rusia en Ginebra, dijo que el reclamo de India de un cronograma de diez años para el desarme total y la prohibición del desarrollo de armas a través de simulaciones por computadora eran "meras tácticas de negociación".

"Es imposible alcanzar la eliminación de todos los arsenales nucleares en diez años. En términos prácticos, sí podemos hablar de una reducción drástica en ese período", sostuvo.

Pero la resistencia de India en Ginebra dejó a Rusia en un aprieto, según Sergei Solodovnik, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú.

"Nadie puede imaginar que India pueda amenazar la seguridad de Rusia. Lo que Moscú considera una derivación indeseada es la posible retractación de Beijing en su promesa de interrumpir sus pruebas nucleares tras el rechazo de Nueva Delhi al CTBT", explicó Solodovnik.

"Si China lo hace, sería un desafío a la seguridad de Rusia en la región Asia-Pacífico", agregó el experto.

En abril, antes de la última ronda de negociaciones que se reanudarán el día 29, Rusia se reservó ante el Grupo de los Siete el derecho a retirarse del CTBT si su intereses en materia de seguridad nacional se veían amenazados.

El compromiso de firmar el acuerdo no logró acabar con las peleas ocultas sobre el asunto en el Kremlin. El presidente Boris Yeltsin y el Ministerio de Relaciones Exteriores se mantuvieron firmes detrás del CTBT y de la autoimpuesta moratoria a las pruebas nucleares para aproximarse a Occidente.

Mientras tanto, el Ministerio de Energía Atómica, el poderoso complejo militar-industrial y expertos de decenas de ciudades dedicadas por completo a la investigación nuclear se oponen tanto al CTBT como a la moratoria.

El argumento es que, sin pruebas, no podrán mantener con seguridad las cabezas nucleares de misiles listas para el combate. Esa es la misma posición que mantuvo Francia para desarrollar sus pruebas submarinas en el Pacífico sur hasta este año.

"Las pruebas nucleares son necesarias, no para construir nuevas armas sino para mantener las existentes", dijo a IPS Vladimir Belousov, del Instituto de Ciencias Físicas del Ministerio de Defensa de Rusia.

El experto sostuvo que "con este propósito, serían suficientes entre cuatro y cinco explosiones de no más de 100 kilotones para satisfacer las necesidades de todos los países del club nuclear".

Rusia fue la primera potencia nuclear que ofreció una moratoria sobre las pruebas nucleares en 1958, y desde 1990 no las realiza por voluntad propia.

El ministro de Energía Atómica, Viktor Mikhailov, dijo que el CTBT tiene más pros que contras para el país, pero el vocero de esa misma cartera, Georgy Kaurov, consideró que la decisión de firmar el tratado está "motivada por cuestiones políticas".

Kaurov ventiló públicamente la posibilidad de un respaldo conjunto de Rusia y China a explosiones nucleares de diferente tipo.

China propuso formalmente que el CTBT se revise tras un decenio de vigencia para analizar si es posible desarrollar explosiones nucleares "pacíficas", por ejemplo, en minería.

Aunque el embajador de Rusia en Ginebra, Grigory Berdennikov, ha dicho que su país estaba "listo para imponer la prohibición de pruebas aun para fines pacíficos", ahora opina que esa posición "puede ser reconsiderada".

Vladimir Klimenko, jefe de equipo de la Agencia de Seguridad Nacional de Rusia, sugirió en un artículo para Yaderni Kontrol que las explosiones atómicas subterráneas podrían ser aplicadas para que se evapore los residuos nucleares indeseados del sector energético.

Klimenko manifestó, también, que los estallidos bajo tierra podrían ser una alternativa más rápida, barata y fácil al desmantelamiento de arsenales nucleares cuando se implementen los pactos internacionales de control de armas.

A esta altura de las negociaciones, Rusia y otras naciones comienzan a pensar que la prohibición de pruebas beneficia solo a Estados Unidos y Gran Bretaña, que desarrollan en cooperación sistemas de simulación por computadora.

La tecnología rusa está muy por debajo de la estadounidense en este campo, según expertos de la antigua ciudad secreta de Chelyabinsk.

Mientras tanto, Estados Unidos ya se preocupa por que todo esté listo cuando la prohibición esté vigente. Un nuevo centro de pruebas, la Instalación Nacional de Ignición, se construye a un costo de 1.100 millones de dólares en California.

El jefe de negociadores del CTBT en Ginebra, el holandés Jaap Ramaker, pronosticó que el acuerdo estará listo para su firma en Naciones Unidas en septiembre. (FIN/IPS/tra-en/ss/rj/mj/ip en/96

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