Parte importante de las contribuciones en dólares realizadas al fisco por artistas cubanos por concepto de impuestos se quedan trabadas en algún lugar entre la entidad recaudadora y las arcas del Estado.
Más que descontrol, las causas parecen encontrarse en las deficiencias de un sistema recaudatorio que se implementó como parte de una reforma tributaria iniciada por el gobierno del país caribeño el pasado año.
Un reportaje del semanario Trabajadores, órgano de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), da cuenta de más de 3.000 dólares de impuestos que "dormían en la caja fuerte de una empresa artística" de esta capital.
El dinero correspondía a las retenciones hechas de enero a junio por concepto de impuesto sobre ingresos personales en divisas a los músicos que firmaron contratos con la promotora cubana Antonio María Romero.
Los ejecutivos de la empresa incumplidora alegaron no saber "cómo ingresar ese dinero en el presupuesto estatal" mientras que los representantes bancarios aseguraron que "no existía dificultad alguna para realizar esa operación".
"Lo peor es que este caso posiblemente no sea el único en el sector artístico, aunque es en él donde más se ha avanzado en el cobro de impuestos en divisa a las personas", comentó Francisco Rodríguez, analista del periódico.
El Ministerio de Finanzas y Precios aprobó, en enero de este año, una resolución que rige el impuesto a los ingresos personales en divisas.
Según Trabajadores las dificultades afrontadas por las entidades retentoras tienen como causa principal la falta de orientación sobre la aplicación de las normas y procedimientos.
Al parecer, la ausencia de una cultura tributaria no sólo afecta a los contribuyentes sino también a los funcionarios públicos que, desde este año, tienen entre sus tareas recaudar impuestos.
La Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) reportó hasta el cierre de mayo ingresos en divisas por 152.200 dólares, de los cuales 85 por ciento correspondió al aporte de unos 20.000 trabajadores por cuenta propia.
El 15 por ciento restante, 23.700 dólares, correspondió a un grupo formado casi exclusivamente por artistas, en su mayoría músicos y pintores.
Sin embargo, en la capital de la isla sólo se depositaron 100 dólares en el mes de mayo a pesar de ser el territorio donde se concentran las más importantes instituciones culturales.
"Ese dinero se le está descontando a los artistas", acotó Rodríguez, y recordó que según las leyes vigentes el depósito de estos pagos debe realizarse durante los primeros diez días hábiles del mes siguiente al cobro.
Fuentes del Ministerio de Cultura aseguran que en 1995 más de 8.000 artistas cubanos tuvieron ingresos en divisas a partir de contratos con instituciones pertenecientes a ese organismo.
El grueso de los contribuyentes son artistas plásticos y solistas o integrantes de agrupaciones musicales que, el pasado año, realizaron más de 3.000 viajes al extranjero para cumplir con contratos artísticos.
"Entre los artistas hubo reacciones desfavorables hacia el impuesto", dijo Humberto Comellas, subdirector económico de los Estudios de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), entidad que representa a la mayoría de los profesionales de la música cubana.
Las incomprensiones se asocian a lo que llaman el "doble gravamen" y que no es más que el desacuerdo de los artistas por tener que pagar un porcentaje de los contratos a las agencias estatales que los representan y, al mismo tiempo, pagar un impuesto por los ingresos personales.
"Los impuestos en Cuba son benignos", dijo Chucho Valdés, director de la orquesta cubana de jazz Iraquere.
Remberto Pérez, jefe del Departamento de Finanzas y Precios del Ministerio de Cultura, asegura que las regulaciones tributarias tienen en cuenta las peculiaridades del sector artístico y prevén determinadas exenciones.
A solicitud de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), este año quedó exento de impuesto el premio Café Gijón que obtuvo en España el escritor cubano Leonardo Padura.
Respaldado con más de 10.000 dólares, de los cuales se deducirá un porcentaje para el fisco español, el premio fue otorgado a la novela Máscaras, tercera de una cuatrilogía policíaca.
Pero los casos de exenciones de pago por "actividades relevantes" no son tan comunes y lo más normal en el mundo artístico de la isla son los intentos de evasiones fiscales mediante la comercialización directa de la obra de arte, sin la mediación estipulada de la empresa estatal.
"Existen aún incomprensiones y reservas entre los contribuyentes y los organismos recaudadores", reconoció Pérez, y agregó que a la larga los artistas tendrán que entender que su obligación no es con la entidad cultural sino con el fisco. (FIN/IPS/da/jc/cr-if/96