El gobierno de Cuba anunció un combate "largo y difícil" contra cualquier manifestación de corrupción a todos los niveles del Estado, informó hoy el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista.
Granma publicó el texto íntegro del Código de Etica, que regirá el comportamiento de los dirigentes estatales y fue firmado en la noche del miércoles por el presidente Fidel Castro, todos los miembros del Consejo de Ministros y representantes de gobiernos provinciales.
El vicepresidente Carlos Lage afirmó al término de la ceremonia que la dirección del país tiene el deber de trabajar para evitar "a cualquier precio" que a la salida de la actual crisis económica aparezca "un problema no menos grave: la corrupción".
Las autoridades cubanas estiman que las transformaciones económicas experimentadas en el país, como la apertura al capital extranjero, crean condiciones propicias para diversas formas de corrupción.
El vicepresidente cubano manifestó que el gobierno aspira a mantenerse en "urna de cristal" y seguir relacionándose con un mundo donde "los vicios y la corrupción no son excepciones".
"El cuadro (funcionario) es un servidor del pueblo, no un detentor de poderes a ejercer para beneficio personal", dijo Lage, quien arremetió contra debilidades inaceptables en una sociedad socialista, como la indisciplina, la falta de exigencia y de modestia, y el uso de un cargo para obtener privilegios.
Las diferencias en los niveles de vida de algunos funcionarios y la mayoría de la población del país caribeño se convirtió, desde fines de la década pasada, en uno de los elementos más irritantes para la mayoría de la población.
El fenómeno cobró mayor relevancia con la agudización de la peor crisis económica desde el triunfo de la Revolución en 1959, que provocó un fuerte deterioro del nivel de vida y condujo a que los privilegios se hicieran más notables que en el pasado.
Esta capa de funcionarios, denominada "nueva burguesía" en medios intelectuales, es reconocida por el gobierno como incompatible con los principios socialistas.
Entre los casos más notables de corrupción entre altos dirigentes se encuentra el del ex presidente del Instituto Cubano de Aeronaútica Civil Luis Orlando Domínguez, encarcelado en 1987, quien llevaba un nivel de vida excesivamente alto para las condiciones económicas del país caribeño.
A mediados de 1989, el proceso a un grupo de militares acusados de vínculos con el narcotráfico culminó con la pena de muerte para el general Arnaldo Ochoa, el coronel Antonio de la Guardia, el capitán Jorge Martínez y el mayor Armando Padrón.
En 1992, Carlos Aldana, jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista, fue destituido y enviado a trabajar fuera de La Habana por uso indebido de su cargo para beneficio personal.
En 1995 las autoridades alertaron sobre la aparición de casos de corrupción en algunas empresas mixtas con capital extranjero, donde algunos funcionarios aceptan regalos u otros tipos de sobornos.
El nuevo Código de Etica exige a los funcionarios a ser honrados, modestos y austeros, y a evadir cualquier tipo de voluntarismo, vanidad, improvisación o mediocridad profesional en la toma de decisiones.
"Quienes asuman la administración estatal no deben beneficiarse ni beneficiar a otros por razón de parentesco o amistad, o a cambio de recibir otros favores", señala el documento, que será complementado por un Acuerdo del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros para su reglamentación.
El código impone a los funcionarios la obligación de "combatir enérgicamente todo intento de amordazar y obstaculizar la crítica, así como la complacencia y la tendencia a exagerar los éxitos".
Además, exige "basar las relaciones de amistad en la coincidencia de los principios y en la moral revolucionaria", y "no establecer jamás" este tipo de vínculos con "detractores de la Revolución o con individuos de conducta antisocial".
"Algunos elementos débiles y ambiciosos han preferido cubrir sus cuerpos de baratijas y no sus almas de virtudes", dijo Lage. (FIN/IPS/da/ag/ip/96