Hace 20 años, el terremoto más catastrófico de la época moderna devastó una sección de 800 kilómetros cuadrados en la provincia china de Hebei.
Un documento oficial dió cuenta que perecieron 655.237 personas y otras 779.000 resultaron heridas en el "gran" sismo. El área más afectada fue la ciudad de Tangshan, totalmente destruída por el temblor que registró 8,3 grados en la escala Richter.
En 1976 se celebró el Año del Dragón, que siempre resulto un año de mala suerte, según la tradición china. Sin embargo, para Zhang Qinke, no fue tan inmisericorde porque junto con su familia sobrevivió al desastre en Tangshan, donde perecieron 242.000 personas, un cuarto de la población de esa ciudad industrial.
El desastre ocurrió en horas de la madrugada. "Creí que se trataba de un tren que embestía mi casa", recordó Zhang, quien entonces tenía 12 años. "Cuando me desperté el techo ya se había derrumbado".
Su "kang", el típico lecho del norte de China, construído de ladrillos y que se puede calentar, se derrumbó bajo su cuerpo pero sus sólidas paredes laterales lo salvaron de morir aplastado por las vigas del techo.
La familia escapó como pudo y se abrió camino por la ciudad devastada, con el terror que se produjeran nuevos temblores. Durmieron en las calles sin agua, comida o refugio.
"Fue más duro que limpiar un campo de batalla despues de una guerra en gran escala", recordó Liu Bin, uno de los 100.000 soldados enviados por el gobierno chino para realizar tareas de rescate. Había tantos muertos que muchos cadaveres extraídos de las ruinas envueltos en ropas o colchas, fueron cargados en camiones y enterrados en fosas comunes.
El número de muertos en Tangshan y otras zonas de Hebei fue superado solamente por los 300.000 que perecieron en el sismo de 1737 en Calcuta, y los 837.000 que sucumbieron en 1556 en la provincia de Shaanxi.
En la época del desastre de Tangshan, la política del líder chino Mao Tse Tung -fallecido dos meses despues- y de la llamada "Banda de los Cuatro", que gobernó en su nombre, fue de total autosuficiencia. China rehusó todas las ofertas de ayuda exterior y los jefes extremistas de la provincia incluso rechazaron asistencia de otras áreas de China.
En el décimo aniversario del terremoto, la revista Peking Review describió la manera como las autoridades provinciales perdieron seis meses construyendo 162 grúas necesarias para la reconstrucción, en lugar de tomarlas prestadas de otras zonas.
"Las grúas podrían haber sido tomadas en préstamo y puestas en funcionamiento enseguida su hubieran aceptado la ayuda del resto del país", expresó la publicación.
Zhang recordó cómo junto con otros niños debió reconstruir su escuela con las manos desnudas, ladrillo por ladrillo, bajo la consigna "producir primero, vivir despues", la directiva de la Banda de los Cuatro.
Veinte años despues, las cenizas y escombros de Tangshan han desaparecido y ahora hay una nueva ciudad en su lugar. No obstante, los cuerpos no identificados de las víctimas de la catastrofe, que yacen en sitios desconocidos, siguen siendo una realidad difícil de aceptar para los sobrevivientes, dada la tradicional reverencia de los chinos hacia sus difuntos.
Durante el festival de Qing Ming, el "Día del Fulgor Puro", en que los chinos concurren a las tumbas de sus antepasados y honran su memoria, los residentes de Tangshan queman dinero simbólico en las calles para recordar a sus muertos.
La práctica es oficialmente rechazada como una "supertición feudal", pero los sobrevivientes no han olvidado la actuación de los dirigentes del Partido Comunista durante la tragedia. Además, el legado de la mala administración despues de la tragedia sigue pesando, porque la mayor parte de la población habita en monobloques de cemento que representan un riesgo constante.
"Podría ocurrir una nueva tragedia si hay un terremoto", previno Zhang. El 60 por ciento de las grandes ciudades chinas están situadas en áreas sísmicas donde se registraron mas de 260 temblores graves en los últimos 20 años.
El 2000 será un año significativo por derecho propio en la mente de la mayoría de los chinos, en términos numéricos, históricos, místicos y políticos.
Muchos esperan que traiga una corriente refrescante en el desarrollo político y económico del país, si bien las predicciones de terremoto aumentan porque el 2000 será una vez más Año del Dragón. (FIN/IPS/tra-en/ab/rj/ego/en).
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