Rebeldes hutus de Burundi amenazaron hoy con atacar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) si inicia operaciones en una provincia del pequeño país centroafricano, devastado por las luchas étnicas.
El grupo, conocido como Liberación del Pueblo Hutu (Palipehutu), advirtió que "prohíbe a ACNUR ir por cualquier razón a Cibitoke", en el noroeste de Burundi, según una declaración enviada por fax a IPS.
Previno además que "si ACNUR decide hacer oídos sordos, la Fuerza de Liberación Nacional (brazo armado del grupo) no se hará responsable de las consecuencias".
Por otra parte, ACNUR declaró que toma en serio las amenazas, dado que otras agencias han sido atacadas por el grupo, que controla 80 por ciento de la provincia de Cibitoke, limítrofe con Zaire.
"Tomamos las amenazas muy en serio, porque otras organizaciones han sufrido consecuencias fatales", manifestó este viernes Millicent Mutula, portavoz de ACNUR.
Los rebeldes mataron en junio a tres trabajadores suizos de la Cruz Roja en Cibitoke, adonde ACNUR proyectaba llevar ayuda de emergencia para unas 20.000 personas.
La situación en Cibitoke está casi fuera de control, ya que la provincia se ha convertido en un campo de batalla entre rebeldes de la mayoría hutu y el ejército, dominado por tutsis.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU informó que 400 burundianos que huyeron de la guerra llegaron este miércoles de Cibitoke a la provincia de Cyangugu, en el suroeste de Ruanda, con lo que ya suman 3.800 los desplazados.
Ben Parker, de la Red Integrada de Información Regional del Departamento de Asuntos Humanitarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), expresó que "era una buena idea que ACNUR se trasladara a Cibitoke, donde no existe ayuda humanitaria desde el asesinato de los trabajadores de la Cruz Roja".
Parker, cuya organización controla la situación política en la región de los Grandes Lagos (Burundi, Ruanda, Tanzania, Zaire y Uganda), dijo este viernes a IPS que la declaración de Palipehutu no debe tomarse con ligereza, porque el grupo "es capaz de todo".
Palipehutu es el más antiguo de todos los grupos rebeldes que operan en Burundi. Fue creado en 1980 por Remy Gahutu, un opositor hutu que vivía en la vecina Ruanda.
La amenaza de Palipehutu se produjo luego de que Hitoshi Mise, jefe de ACNUR en Burundi, anunció que un convoy de ayuda de la ONU con escolta militar intentaría llegar hasta los desplazados de Cibitoke la semana próxima.
La operación habría sido la primera ayuda exterior que recibe Cibitoke desde el retiro de la Cruz Roja en junio, luego de la muerte de tres de sus trabajadores en una emboscada.
"Desde fines de junio, los combates han sido muy duros en Cibitoke", señaló Parker.
Los rebeldes intensificaron su guerra de guerrillas desde que el gobierno, el ejército y grupos opositores se enfrascaron en una pelea sobre un plan de seguridad regional para desplegar fuerzas de paz africanas en el país, donde los enfrentamientos étnicos cobraron 150.000 vidas en los últimos tres años.
El plan, elaborado en junio en la ciudad tanzania de Arusha, fue rechazado por extremistas de ambos bandos.
El Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia, principal grupo rebelde hutu, así como líderes del ejército dominado por los tutsis advirtieron que la introducción de soldados extranjeros desencadenaría una guerra total.
Por otra parte, la demora en el despliegue de las tropas pone en riesgo la vida de más de 300.000 personas desplazadas en todo Burundi.
En cuanto a las posibilidades de negociación entre ACNUR y Palipehutu por la entrega de ayuda de emergencia a Cibitoke, Mutula manifestó que "se está haciendo todo lo posible para que los alimentos lleguen a los necesitados". (FIN/IPS/tra-en/mn/pm/ml/ip-pr/96