BURUNDI: Forcejeos étnicos en el gobierno traban proceso de paz

Las probabilidades de lograr una paz duradera en el conflicto armado de Burundi están amenazadas por la creciente brecha entre la presidencia hutu, el principal partido opositor tutsi UPRONA y el ejército.

Los choques han existido desde el estallido de la crisis tres años atrás, cuando el asesinato del primer presidente elegido democráticamente, Melchior Ndadaye, por parte de elementos de línea dura del ejército, desató una orgía de matanzas étnicas.

El mundo asistió a una guerra civil entre rebeldes hutu y el ejército regular que, segun agencias de ayuda humanitaria, causó más de 150.000 muertos.

Muchos analistas creen que la crisis en ebullición podría llevar a un genocidio similar al que ocurrió en la vecina Ruanda hace dos años, si no se envían tropas foráneas para cesar la lucha étnica.

La cuestión de la intervención extranjera para detener el baño de sangre ha recibido el apoyo de los líderes de naciones vecinas a Burundi, y figurará al tope de la agenda en la próxima cumbre de la Organización de la Unidad Africana (OUA), que comienza el lunes en Yaounde, Camerún.

Existe un abierto antagonismo entre el presidente hutu, Sylvestre Ntibantunganya, y el primer ministro tutsi, Antoine Nduwayo, por una parte, y entre sus partidos políticos, el oficialista Frente por la Democracia en Burundi (FRODEBU) y la opositora Unidad para el Progreso Nacional (UPRONA).

El presidente es acusado de pedir la intervención extranjera antes que el primer ministro y el ejército lleguen a un acuerdo común sobre la misión que debe desempeñar.

El jueves último, los estudiantes de la Universidad de Burundi, en la capital, realizaron una manifestación para protestar contra el pedido de tropas extranjeras. La opositora UPRONA y sus aliados aprovecharon la protesta el viernes y marcharon por las calles de Bujumbura para expresar su desaprobación a la intervención extranjera y los contactos posteriores con rebeldes hutu.

"El país ha sido vendido por aquellos que debían respetarlo", proclamó el líder de UPRONA, Charles Mukasi, en un vitriólico ataque contra Ntibantunganya formulado ante una multitud reunida en el estadio capitalino de fútbol.

Mukasi apuntó que la explicación que las tropas extranjeras podrían restaurar la paz, hasta ahora, ha sido poco convincente.

"Nadie nos asegura que una vez que las tropas estranjeras están desplegadas en el país, la paz será restaurada. Todas las personas que interrogamos no están convencidas que definitivamente vuelva la paz", dijo Mukasi.

UPRONA y sus aliados tambien reiteraron su disgusto ante la idea de mantener conversaciones con los rebeldes, a los cuales acusan de haber perpetrado el genocidio. Los contactos no frenarán las matanzas, afirmaron.

Fuentes oficiales informaron el viernes último en Bujumbura que los demostrantes tomaron como blanco a Ntibantunganya, a quien acusan de querer desmantelar el ejército de Burundi con el pedido de tropas extranjeras.

El primer ministro Nduwayo, que se unió a la protesta, negó haber apoyado la idea de desplegar fuerzas foráneas para frenar las matanzas durante la cumbre del mes pasado en Arusha, Tanzania, la cual lanzó la iniciativa de paz.

Nudwayo pidió en lugar de tropas la formación de un comisión técnica que haga que los países vecinos colaboren para detener las masacres.

"Cuando fuimos a esa cumbre no sabíamos qué era lo que se iba a discutir", agregó, y aseguró que se negó a la propuesta de intervención cuando fue formulada en la cumbre.

El presidente de Burundi y su partido FRODEBU han sido frecuentemente acusados por la oposición tutsi de ser demasiado conciliadores con los rebeldes. Esos insurgentes están tratando de encaramarse en el poder eliminando a la minoría tutsi y los hutus moderados que son contrarios a su ideología, afirmó UPRONA.

El presidente, además, está descontento con el ejército dominado por tutsis, al cual considera un contrapeso a su poder y un obstáculo para cambiar el escenario político.

Entretanto, las autoridades informaron que el número de muertos por las masacres hutu en la Factoría Teza Tea, en la provincia de Muramvya, al noroeste de Bujumbura, ascendió a 93.

Según el ministro del Interior, Sylvestre Banzubaze, que visitó el área, la cantidad de víctimas podría ser mayor porque habría más cadaveres en las plantaciones de té y la espesura boscosa que rodea a la factoría.

La ONU había anticipado que más de 100 personas resultaron asesinadas en el ataque rebelde, y los cuerpos literalmente colmaron el hospital local. (FIN/IPS/tra-en/jbk/pm/ego/ip).

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