BURUNDI: Combatido y aislado, Buyoya promete paz y democracia

El nuevo gobernante de facto de Burundi, Pierre Buyoya, se encuentra bajo fuego cruzado de todos los bandos políticos y étnicos, además de enfrentar el aislamiento internacional y una posible intervención armada regional.

Algunos elementos de línea dura de la etnia tutsi se oponen al gobierno militar por él encabezado, y los extremistas hutu han jurado deshacerse de su dictadura, mientras parece posible que se produzca una intervención africana respaldada por la ONU.

El golpe militar que el jueves trajo de nuevo al poder a Buyoya – antiguo mayor del ejército y ex presidente de facto- ha sido condenado por la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la Organización de la Unidad Africana (OUA), Estados Unidos y otras naciones occidentales.

Por lo menos un grupo extremista tutsi se ha pronunciado ya contra el golpe, mientras el principal núcleo rebelde de Burundi, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD), de mayoría hutu, ha prometido reforzar su lucha armada.

"No confiamos para nada en ese hombre", dijo este viernes a IPS el portavoz del CNDD, Leonce Ndarubagiye, en la capital de Kenia. "Lucharemos hasta derribar al régimen que se ha instalado en Bujumbura, reforzando nuestra lucha en todo el país".

El coronel Jean-Baptiste Bagaza, jefe del prohibido partido Parena, predijo que el golpe de Estado que derribó al presidente Sylvestre Ntibantunganya llevará al país al desastre.

"Tendrá consecuencias violentas", previno el mismo jueves Bagaza, quien fue uno más en una serie de gobernantes militares que se disputaron el poder en ese país y fue depuesto por Buyoya en 1987.

Por el contrario, el ex primer ministro Antoine Nduwayo respaldó al golpe. "No me sorprenden las reacciones del CNDD y de Bagaza", declaró este viernes a la British Broadcasting Corporation (BBC). "Ambos son conocidos por sus opiniones extremistas".

Nduwayo dijo que los moderados de Burundi tienen ahora en Buyoya a un líder capaz de agruparlos para combatir a los extremistas.

El propio Buyoya convocó este viernes una conferencia de prensa "para que los periodistas extranjeros transmitan a la comunidad internacional un mensaje, el mensaje de que éste no ha sido un golpe clásico sino una acción para rescatar al país de la postración".

El nuevo presidente prometió detener los asesinatos en las zonas rurales, mantener conversaciones con todos los grupos en tanto depongan las armas, formar un gobierno de transición y posteriormente devolver al país un régimen democrático.

No obstante, el régimen de facto enfrenta no sólo la oposición interna sino también el desagrado de la comunidad africana y del mundo internacional.

El portavoz de la OUA, Ibrahim Dagash, dijo este viernes que la organización -que ya se ha negado a reconocer al nuevo régimen- "aislará al nuevo gobierno y le impondrá sanciones".

La OUA respaldó este mes el envío de una fuerza de paz africana a Burundi -con la aceptación del anterior gobierno-, tal como había sido acordado en la ciudad de Arusha (Tanzania) en junio, por los presidentes de los países de Africa oriental.

La ONU, por su lado, ha intentado encontrar apoyo para una fuerza "internacional", preferentemente de origen regional, dado que las naciones occidentales se niegan a enviar nuevas tropas a Africa.

Tres países africanos -Tanzania, Uganda y Etiopía- se han comprometido a enviar efectivos a Burundi en apoyo del plan de Arusha, ahora adoptado por la OUA.

Buyoya, de 46 años, fue uno de los pocos gobernantes militares africanos que dejaron voluntariamente el poder. Organizó y perdió las primeras elecciones democráticas de Burundi, en junio de 1993, en las que fue electo Melchior Ndadaye, primer presidente de la mayoría hutu en ese país.

Más de 150.000 personas han muerto en Burundi en el curso de la violencia étnica desatada después del asesinato del presidente Ndadaye, en octubre de 1993. (FIN/IPS/tra-en/mn/lmd/kb/arl/ip/96

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