VENEZUELA: No hay nada más enfermo que la salud

Sin insumos necesarios ni alimentos y con su infraestructura deteriorada, la salud pública venezolana salió de terapia intensiva para entrar en un coma prolongado, que algunos médicos diagnostican como causado ex profeso por una prolongada mala praxis gubernamental.

Desde hace un mes, los hospitales públicos comenzaron a colapsar, en un "efecto dominó" que obligó a varios de ellos a cerrar sus puertas o cesar la asistencia, incluso la de emergencia, por fallas en sus sistemas, escasez de materiales, falta de alimentos o huelga de trabajadores.

Y los colegios médicos del país enviaron un comunicado "a toda la familia venezolana y al Ejecutivo Nacional", quizá persuadidos de que si no se acude a un llamado de alerta roja, nadie en el gobierno se enteraría de lo que los profesionales de la medicina califican como "colapso absoluto del sector salud".

En las altas esferas del gobierno, la preocupación por el ajuste estructural de la economía ha puesto un velo sobre la situación real del país.

Hay quienes dicen que si fuera un colapso financiero, sacarían billones, pero como es un colapso del sistema sanitario la gente se está muriendo, y nada más.

El 13 de enero de 1994, cuando estalló la crisis bancaria, durante quince meses seguidos el gobierno del presidente Rafael Caldera sacó de la manga 8.800 millones de dólares, cerca de 16 puntos del PIB.

De ese dinero 80 por ciento fue para salvar a los banqueros y grandes depositantes y el 20 por ciento restante para los pequeños ahorristas, que se suponía eran los únicos amparados por la ley.

Fernando Bianco, presidente de la Federación Médica, exigió al gobierno una media docena de medidas urgentes, entre ellas conseguir 100 millones de dólares para emergencias, sin lograr éxito.

Varios de los más grandes hospitales, en especial aquellos que se ven atestados de emergencias en la violenta ciudad de Caracas, cerraron sus puertas o las mantienen abiertas parcialmente.

La sobredemanda, mientras tanto, congestiona los nosocomios que se mantienen abiertos.

Cuando ocurrió el cierre del Hospital Clínico Universitario, considerado el buque insignia de la infraestructura hospitalaria venezolana, debió haber sonado una alarma en todo el territorio nacional pero si lo hizo nadie la escuchó.

Los periódicos señalan que está colapsando el Hospital Miguel Pérez Carreño, porque el director y los médicos son conscientes de que no pueden garantizar la vida de los pacientes.

Las operaciones quirúrgicas del Hospital de Lídice están suspendidas, ya que no da abasto, al haber debido absorber los pacientes del Pérez Carreño, del Periférico de Coche y del José Gregorio Hernández de Catia, todos en los suburbios de Caracas.

"Nuestros hospitales carecen de casi todos los insumos necesarios, recursos diagnósticos y terapeúticos que nos permitan garantizar la preservación de la salud y la vida de las personas", advierte la Federación Médica.

Los médicos no creen que sólo se trate de una combinación de incapacidad, ineptitud e incompetencia en las cabezas gubernamentales responsables, sino que obedece a una voluntad omisa en las alturas, señala el columnista Luis García Mora.

Piensan que se trata de una política del Estado este colapso progresivo del sistema actual de prestación de salud, para sustituirlo por otro desconocido hasta el momento por el colectivo nacional, agrega.

Los analistas hablan de una concantenación de hechos, como el desmantelamiento de los hospitales dependientes del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y del Instituto Venezolano del Seguro.

En el Hospital Pérez Carreño -que cuando comenzó a funcionar, 26 años atrás, era uno de los de vanguardia en América Latina- son 200 los pacientes que aguardan una operación a corazón abierto y 40, desde hace meses, esperan por una cirugía de sus aneurimas, reconoce el director Marcelo López.

María Muller, directora de la principal maternidad caraqueña, dijo que la capacidad de atención de esa institución apenas llega a 50 madres diarias. "Tenemos que multiplicarnos y recibimos 150 parturientes cada día. Sin embargo, no podemos cerrar", señaló.

Cuando el ministro de Sanidad -y ex rector de la Universidad de Los Andes- visitó el hospital El Algodonal para enfermedades respiratorias, lo rodearon cientos de trabajadores a quienes les deben desde hace meses sus salarios, que apenas pasan los cien dólares mensuales.

El gasto en salud en Venezuela es de unos 30 dólares anuales por habitante, lejos de los tres que invierten los países más pobres pero mucho más de los 2.000 de las naciones industrializadas. (FIN/IPS/aa/dg/he/96).

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