HABITAT: Ciudades que crecen pueden ser ciudades verdes

Los centros urbanos y los ambientalistas no son conceptos opuestos, destacó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en un informe publicado hoy en el marco de la Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos, o Habitat II.

Es hora de que la gente siga el ejemplo de sus antepasados, que en tiempos antiguos diseñaron sabiamente asentamientos humanos tomando en cuenta las condiciones climáticas y los recursos hídricos, exhorta el informe sobre "Clima y Desarrollo Urbano".

"Los planificadores urbanos deberían considerar cuidadosamente las condiciones ambientales para mejorar la calidad de vida en diferentes áreas geográficas sin perturbar el medio ambiente", señaló Godwin Obasi, secretario general de la OMM.

Actualmente, las ciudades son en general más calientes que el campo, utilizan mucha más energía y crecientes recursos hídricos para satisfacer a una población en constante crecimiento.

La mitad de la población mundial vivirá en grandes y pequeñas ciudades para el año 2000, con los consiguientes problemas ambientales, dado que una ciudad de un millón de habitantes genera diariamente 25.000 toneladas de dióxido de carbono y 300.000 toneladas de aguas residuales.

Aproximadamente 50 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono -responsables del efecto invernadero o recalentamiento de la tierra- son atribuibles a actividades relacionadas con la urbanización, 29 por ciento al sector residencial y comercial y 21 por ciento al transporte.

"Las actividades de las ciudades son las principales responsables de las crecientes emisiones de gases invernadero debido a su intenso uso de energía", y "las poblaciones urbanas de rápido crecimiento son también las más vulnerables a los cambios climáticos", sostiene el informe.

No obstante, los combustibles fósiles como carbón, gas y petróleo siguen siendo las principales fuentes de energía en las ciudades, especialmente en países en desarrollo, mientras el aumento del nivel de vida en regiones como Asia produjo un incremento del número de vehículos, que contribuyen a la contaminación y a los problemas de tránsito.

"El calor y la contaminación que genera un centro urbano depende no sólo del transporte, sino también del tipo de material de construcción que se utiliza, de la tala de un árbol o de la irrigación de un cultivo", observa la OMM.

Otros factores que generan calor en las ciudades son los cambios en el uso de la tierra, la reducción de la vegetación y la construcción masiva.

Mientras, las ciudades se extienden hacia zonas propensas a las inundaciones y los habitantes deben prepararse para afrontar este problema, que puede agravarse por la mala planificación urbana, advierte la OMM.

Así mismo, en más de 20 países hay escasez de agua dulce en los centros urbanos, y este problema se agravará con el crecimiento de la población y del número de megaciudades, previene el informe.

Actualmente, la mayoría de los asentamientos humanos recurren a fuentes de agua dulce cada vez más lejanas y a menudo se enfrentan a la escasez y la contaminación de sus recursos hídricos.

La prevención, la mitigación y el estado de preparación constituyen la respuesta a estos problemas, destacó la OMM, y agregó que el clima de las ciudades puede mejorarse con estructuras que permitan a los corredores urbanos beneficiarse de los vientos nocturnos.

El diseño urbano debe prever además una altura variada de los edificios para mejorar la ventilación, así como una reducción de la demanda de energía para calefacción en invierno y para refrigeración en verano.

La cantidad de energía que se proyecta utilizar con fines residenciales, comerciales y de transporte para el año 2025 puede reducirse entre 25 y 35 por ciento "sin perjudicar la comodidad ni la calidad de los servicios", según el informe.

Además, el incremento de las áreas verdes y lagos serviría para aumentar la absorción de dióxido de carbono en las ciudades, dice el reporte, y añade que un árbol urbano es 15 veces más útil que un árbol rural, porque además de absorber gases invernadero, da sombra y refresca las construcciones, reduciendo la energía necesaria para calefacción.

Finalmente, la adaptación de las estructuras al clima de la región es un concepto fundamental a tener en cuenta en el diseño de junglas de cemento, recomienda la OMM. (FIN/IPS/tra-en/js/rj/ml/en-dv-pr/96)

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