Lo acusan de autocrático. Lo involucran, nada menos, en el secuestro del hijo del presidente. Lo critican por distorsionar la realidad desde medios de comunicación estatales. Pero el primer ministro de Eslovaquia, Vladimir Meciar, sigue siendo el político más popular del país.
Una encuesta efectuada el mes pasado por la agencia Focus, de Bratislava, estableció que 23,4 por ciento de los eslovacos entrevistados tenían una opinión positiva de Meciar. El principal enemigo del primer ministro, el presidente Michal Kovac, ocupó un distante segundo puesto, con 15,8 por ciento.
Ivan Gasparovic, portavoz del Consejo Nacional (congreso) e integrante del gobernante Movimiento por una Eslovaquia Democrática (HZDS), partido liderado por Meciar, obtuvo el tercer puesto, con 15,5 por ciento de respuestas favorables.
Sin embargo, el real ganador del sondeo es el señor Nadie, pues 26,9 por ciento de los entrevistados dijeron que no confiaban en ninguna de las luminarias del actual panorama político eslovaco.
Focus, un instituto vinculado con la oposición, encuestó a 1.332 personas a quienes se pidió que nombraran tres políticos a los que consideraran dignos de confianza.
Los resultados coincidieron con otro sondeo que atribuía al HZDS, en el poder desde 1994, 32,4 por ciento de las intenciones de voto, lo que supone un aumento de 6,7 puntos porcentuales respecto de los resultados de un estudio similar efectuado en diciembre.
En segundo lugar figuraba el Movimiento Cristiano Democrático (KDH) que preside Jan Carnogursky, el más implacable opositor de Meciar, con un modesto 10,8 por ciento y 2,5 puntos porcentuales debajo de la encuesta de diciembre.
Las preferencias por la coalición oficialista aumentaron 7,7 puntos porcentuales, mientras las de la oposición cayeron 7,9 puntos desde diciembre, según la evaluación del diario opositor SME, de Bratislava.
Los observadores no ocultaron su sorpresa. Meciar recibió críticas por su gestión en materia de política exterior y por la confusión que generó cuando anunció en febrero que cuatro importantes instituciones financieras eslovacas serían privatizadas.
Los analistas también pronosticaban que su popularidad se vería mellada por el secuestro del hijo de Michal Kovac a comienzos de este año, en el que se involucró al servicio de inteligencia de Eslovaquia dirigido por un estrecho colaborador de Meciar.
Pero, una vez más, quedó demostrado que el primer ministro está más cerca de las expectativas del electorado eslovaco que sus opositores y los observadores locales y extranjeros que subestiman su poder de convocatoria.
Su persistente éxito en todas las encuestas de popularidad no se debe solo a su carisma personal, a su capacidad en el empleo de un lenguaje accesible a los estratos más bajos de la población y a su retórica populista.
Meciar también demostró gran habilidad para usar todos los instrumentos de poder a su alcance, entre ellos la emisora estatal de televisión.
Gracias a su dominio sobre el canal, el gobierno pudo sugerir a la población que el secuestro del hijo de Kovac fue, de hecho, pergeñado por su propia famila, mientras el episodio marginaba de la atención nacional la privatización de propiedades por miles de millones de dólares.
Según los informes oficialistas, el secuestro tuvo por finalidad frustrar una investigación por fraude por la que se apuntaban contra Kovac. Esta versión no convenció a muchos, pero ayudó a mejorar el apoyo que recibe Meciar de sus simpatizantes.
Además, los medios de comunicación oficialistas sugieren con frecuencia la existencia de una conspiración extranjera contra el bienestar de los eslovacos y la imagen del país.
La televisión estatal es el único servicio de información disponible en gran parte del país, donde no existen, casi, emisoras de alternativa que difundan información en un lenguaje comprensible para la mayoría de los espectadores.
La Asociación de Editores de Diarios de Europa que la venta de periódicos es en Eslovaquia de apenas 313 por cada mil habitantes, una proporción baja comparada con los 313 que se venden en la República Checa y los 328 de Austria.
Otros factores que explican la popularidad de Meciar son la falta de unidad de las fuerzas opositoras y los inesperadamente buenos resultados macroeconómicos.
Algunos sectores de la población se irritaron con recomendaciones y críticas emitidas por políticos extranjeros y periodistas a las que consideran injustas.
"Cuanto más combatan al gobierno, más fuerza obtendremos en el electorado", dijo Gasparovic a un integrante del Parlamento Europeo recientemente, según el diario Narodna Obroda.
Pero la mayoría de los observadores coinciden en que la popularidad de Meciar se debe, fundamentalmente, a la incapacidad de la oposición de presentar a la ciudadanía eslovaca una alternativa clara.
El creciente porcentaje de encuestados que dicen no confiar en nadie o se manifiestan indecisos respecto de su voto puede atribuirse a ello. (FIN/IPS/tra-en/pf/fn/mj/ip/96)