El Tribunal de Tratamiento de Brooklyn, de la ciudad de Nueva York, comenzó este mes a juzgar casos de consumo y venta de drogas sin violencia, aplicando el llamado tratamiento obligatorio en lugar de remitir a los infractores a la cárcel.
Tal fue el caso de José Maldonado, arrestado la semana pasada cuando vendía crack a un oficial disimulado de la policía. En lugar de ir a la cárcel, este adicto confeso de 23 años recibió una sentencia en suspenso y escuchó palabras de aliento del juez.
"Ya que usted está deseando trabajar con nosotros, nosotros estamos deseosos de trabajar con usted", dijo la juez Jo Ann Ferdinand a este trabajador desempleado de la construcción.
La nueva corte de Brooklyn es una de las principales de este nuevo enfoque del tema por parte del sistema judicial de Estados Unidos.
Las duras normas vigentes en materia de drogas han enviado a miles de infractores a prisión. Un estudio reciente reveló que el número de personas encarceladas por infracciones de este tipo en Estados Unidos creció de unas 58.000 en 1983 a más de 350.000 en 1993.
El Tribunal de Tratamiento de Brooklyn, que empezó a entender en estos juicios este mismo mes, se estima que recibirá unos 7.000 casos este año, con lo cual será el más grande de los juzgados de esta naturaleza en toda la nación.
La sustitución de la pena de prisión por el tratamiento, en los casos de infractores no violentos, puede significar, como en el caso de Maldonado, un programa intensivo de recuperación controlado por el tribunal durante un año, que incluirá acupuntura y terapia, tanto individual como de grupo.
Originalmente desarrolladas a nivel de los condados en los estados de Florida y California, las cortes de tratamiento se han convertido en un programa federal de gran importancia, con unos 80 tribunales ya funcionando en 29 ciudades de todo el país.
Frecuentemente llamados "cortes de drogas", estos tribunales surgieron de un consenso entre los expertos en justicia penal, en el sentido de que las largas penas de cárcel son inútiles para vencer la adicción que subyace a la mayoría de los delitos relacionados con las drogas.
"Hemos castigado a los infractores por drogas, durante años, dictando largas sentencias, y sin embargo los tribunales se sienten abrumados porque las mismas personas siguen volviendo", dijo John Goldkamp, profesor de Derecho Penal en la Universidad Temple, de Filadelfia.
"Las cortes de drogas -añadió- son un intento de remediar ese tipo de justicia que parece una puerta giratoria".
Estos tribunales -en general y como en el caso de Brooklyn- sólo aceptan infractores primarios sin un historial penal de violencia.
Los infractores deben declararse culpables de los cargos que se les imputan y expresar su voluntad de pasar un año, o más tiempo, en tratamiento. Si no lo hacen, enfrentan un cierto período de cárcel.
A los que completan con éxito su programa se les borra la condena por la infracción o el delito cometido. (FIN/IPS/tra-en/ls/pz/arl/ip/96)
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