ECONOMIA: La irrefrenable caída de la clase media

La empresa de consultoría financiera PaineWebber, de Estados Unidos, acaba de dar a sus grandes clientes una polémica sugerencia: olvídense de inversiones en la clase media y orienten todos sus negocios hacia los muy ricos o los muy pobres.

Segun PaineWebber sólo los extremos ofrecen alta rentabilidad en las circunstancias actuales, lo que fue rotulado como estrategia Tiffany/Wal Mart, dos tiendas norteamericanas famosas por atender públicos totalmente distintos en materia de hábitos de consumo.

Tiffany es la Meca consumista de los millonarios, mientras la cadena de supermercados Wal Mart es el reducto de ofertas para asalariados de baja renta.

Simultáneamente, institutos económicos de México, Brasil, Argentina y Perú divulgaron en las últimas tres semanas datos preocupantes sobre la pauperización de la clase media.

En esos países las estadísticas revelaron pérdidas promedio de 35 por ciento en el poder de compra de los asalariados con renta de entre mil y 3.000 dólares mensuales, la más aguda baja en los ultimos 40 años.

Fenómeno idéntico ocurre en la parte rica del planeta, donde la clase media es la que más paga el precio del ajuste económico.

En Estados Unidos, la pérdida de poder adquisitivo de ese sector social es estimada en 25 por ciento desde la mitad de los anos 80. En Europa, el desempleo masivo afectó más a la clase media que a los ricos y los pobres.

La economía mundial de la desigualdad empieza a generar sus propias reglas y estrategias. Lo novedoso en ese proceso no es tanto el efecto Tiffany, sino la carrera por aprovechar el potencial poco explorado del sector más pobre.

Según estadísticas de los gobiernos de Brasil y Argentina, es el sector más pobre el que está alimentando un lento proceso de recuperación económica.

El mensaje brutalmente claro de PaineWebber, reproducido en la revista norteamericana Harpers, es que la pobreza puede ser un buen negocio.

La fría lógica de los inversionistas de Wall Street es que producir para grandes mercados de baja renta puede ser tan rentable cuanto ofrecer productos sofisticados para muy pocos consumidores.

La carne de pollo en Brasil es un ejemplo de cómo obtener utilidades masivas en un ambiente cada vez más pobre.

El aumento de casi 50 por ciento en las ventas de pechuga fue usado por el gobierno brasileño para contrarrestar la ola de pesimismo causada por los abrumadores aumentos surgidos a raíz del Plan Real, y que transformaron la carne vacuna en un manjar sólo accesible para el 10 por ciento más rico de la población.

El debilitamiento generalizado de la clase media en el mundo es quizás la marca dominante del proceso de ajuste por el que pasan casi todas las economías nacionales en el planeta, porque este sector es el más dependiente de condiciones como empleo fijo, protección estatal y seguridad social.

"Esas tres condiciones prácticamente desaparecieron en el ajuste", afirma el escritor y periodista francés Claude Julien, en un estudio publicado por el periódico Le Monde Diplomatique.

"Los más pobres, acostumbrados al subempleo, la exclusión social y la inseguridad, acabaron por mostrarse más aptos para sobrevivir en el darwinismo económico impulsado por las políticas neoliberales", añade.

La clase media dejó de ser la fuente primaria de ahorro, como ocurrió en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial y que alimentó el crecimiento económico industrial entre los años 50 y 70.

Se transformó en la 'clase del miedo', que hoy sólo ahorra pensando en la jubilación, como revela el fenómeno de los fondos de pensión.

La gran paradoja es que, aconsejados por PaineWebber, estos fondos de pensión son algunos de los que están adoptando la estrategia Tiffany/Wal Mart. (FIN/IPS/cc/jc/if/96)

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