La cumbre del Grupo de los Siete (G- 7) reunida en esta ciudad reclamó al nuevo gobierno derechista de Israel y a Irán que no frenen el proceso de paz en Medio Oriente y exigió el arresto del líder serbobosnio Radovan Karadzic, acusado de crímenes contra la humanidad.
Los jefes de estado y de gobierno de los siete países más industrializados del mundo expresaron su preocupación por el frágil proceso de paz en Medio Oriente, la situación de Bosnia- Herzegovina, la difusión de las enfermedades infecciosas y el deterioro del ambiente.
En el comunicado final de la cumbre celebrada en Lyon, los gobernantes llamaron este viernes a todas las partes involucradas en el proceso de paz en Medio Oriente a "cumplir con sus obligaciones" contenidas en "acuerdos ya firmados".
El G-7 reflejó en la declaración su preocupación en torno al incierto futuro del proceso de paz en esa región tras la elección del derechista Benyamin Netanyahu como primer ministro en mayo.
Además, pidió a Irán que "juegue un papel constructivo en los asuntos regionales y mundiales" y "desista de (suministrar) apoyo material y político a grupos extremistas que procuran destruir el proceso de paz y desestabilizar la región".
Los jefes de estado y de gobierno también exigieron a Teherán que "rechace el terrorismo" y al resto de los países del mundo a que eviten colaborar con ese gobierno, pues podrían contribuir con el aumento de su capacidad de producción de armas nucleares.
En cuanto a Bosnia-Herzegovina, el G-7 reclamó la caída inmediata del líder serbio en Bosnia Radovan Karadzic, quien aún ejerce funciones políticas a pesar de que está acusado de genocidio y múltiples crímenes contra los derechos humanos.
Aunque su responsabilidad está siendo considerada por el Tribunal de Crímenes de Guerra para la antigua Yugoslavia instalado por la ONU en La Haya, Holanda, Karadzic aún goza de libertad, lo cual fue considerado por varios gobernantes del G-7 una amenaza al proceso de paz y la reconstrucción de Bosnia.
"Todos los acusados deberán ser llevados ante el tribunal de La Haya. Todos los estados e instituciones están obligados, de acuerdo con el acuerdo de paz de Dayton, a cooperar totalmente con la Corte Internacional de Justicia en el arresto de los incriminados", recordó el G-7.
"El mantenimiento de los acusados por crímenes de guerra en la función pública o sus candidaturas para cargos electivos constituyen flagrantes violaciones del acuerdo de paz", agregó.
El G-7 confirmó su compromiso con el Acuerdo de Dayton y prometió apoyo para las primeras elecciones en Bosnia-Herzegovina, previstas para el 14 de septiembre.
El grupo, además, incrementará su asistencia a la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa con miras al despliegue de 2.000 observadores y el desarrollo de medios periodísticos independientes.
"La primera responsabilidad en la implementación del acuerdo de paz recae sobre las diferentes comunidades de Bosnia- Herzegovina y sus líderes", enfatizaron los gobernantes.
"Si ellos no respetan el acuerdo y no restablecen la actividad civil, no pueden esperar que la comunidad internacional y los países donantes afronten la mayor parte de la carga de la implementación y la reconstrucción" del país, concluyeron.
El G-7 también se manifestó preocupado por la amenaza del síndrome de inmunodeficiencia humana (sida) y enfermedades infecciosas como la malaria, el cólera, la fiebre de Ebola y las cepas resistentes a los antibióticos de tuberculosis y neumonía.
Los gobernantes sostuvieron que estos males afectan en forma "desproporcionada" a la población de los países más pobres del planeta.
También prometieron extender varios programas de ayuda, en particular a países que sufren con fuerza el golpe del sida y otras enfermedades contagiosas, y exhortaron a la cooperación mediante la transferencia de experiencia, supervisión, prevención, investigación, diagnóstico y tratamiento.
El G-7 también renovó su compromiso con los acuerdos alcanzados durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de Janeiro, Brasil, en 1992.
Los gobernantes aseguraron que "1997 será un año clave para el ambiente" y prometieron que adoptarán "fuertes acciones" para asegurar el "éxito" de la Conferencia para la Convención de Cambio Climático y la rápida implementación de las convenciones sobre diversidad biológica y desertificación.
"Queremos ver mayor efectividad por parte de las instituciones internacionales responsables por el ambiente y el desarrollo sostenible", declaró el G-7, en particular el papel político de la Comisión sobre Desarrollo Sostenible (CSD) de la Organización de Naciones Unidas (ONI).
"El CSD podría servir de foro de alto nivel político, trabajando en conjunto con las agencias económicas de la ONU y las instituciones financieras internacionales en la promoción de la implementación de la Agenda 21 en sus aspectos nacionales, regionales y mundiales", propuso la cumbre. (FIN/IPS/tra- en/ao/rj/mj/ip dv he en/96