La cumbre del Grupo de los Siete (G- 7) países más industrializados del mundo reclamó en esta ciudad la firma del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (TPCE) en septiembre, mientras la Comisión de Desarme disponía en Ginebra la postergación por un mes de su adopción.
Jefes de estado y de gobierno del G-7 resolvieron este viernes ejercer fuertes presiones para que se adopte el TPCE, al mismo tiempo que divergencias importantes obligaron este viernes una nueva dilatoria en el proceso que se desarrolla desde hace dos años en la Comisión de Desarme (CD).
"Afirmamos nuestro compromiso de elaborar el TPCE para que se firme en las vísperas de la 51 sesión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en septiembre", reza la declaración final de la cumbre G-7, celebrada esta semana.
El grupo exhortó a los 61 países integrantes de la CD a acordar la prohibición de cualquier explosión de prueba, o por cualquier otro motivo, de armas nucleares.
El G-7 recomendó que, mientras está pendiente la aprobación del TPCE, los países que posean armas nucleares "restrinjan al máximo" las pruebas.
Los gobernantes también se manifestaron "resueltos" a contribuir en la revisión del Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP) antes de la próxima conferencia que se celebrará con tal motivo, prevista para el 2000 y cuya primera reunión preparatoria se realizaría en 1997.
La declaración del G-7 subraya la necesidad de alcanzar "mayor seguridad y estabilidad en un mundo más cooperativo".
"Tenemos tremendas oportunidades de lograr seguridad y estabilidad en todo el planeta, aunque todavía debemos lidiar con muchos desafíos que requieren un amplio abanico de cooperación internacional a nivel regional y mundial", según la declaración.
"Primero deberemos reducir las tensiones y resolver los conflictos para lograr seguridad y estabilidad perdurables, y ello es posible sólo cuando se cumplen los requisitos básicos de respeto a los derechos humanos, establecimiento de instituciones democráticas y prosperidad económica", agregó.
El G-7 también subrayó la importancia de un pronto comienzo para las negociaciones de un tratado que prohíba la producción de material de fisión para armas nucleares u otros dispositivos explosivos.
"Estamos cada vez más preocupados por la proliferación de las armas convencionales y los cientos de muertes y lesiones que provocan, especialmente en la población civil y, en particular, a los niños", añadió.
El G-7 también exhortó a los estados a "no evitar esfuerzos en asegurar una prohibición mundial para el peligro de las minas antipersonales".
Además, se congratularon por la moratoria y prohibición de la producción, uso y exportación de armas que ya adoptaron numerosos países por su cuenta, así como por las reducciones unilaterales de arsenales.
En la segunda sesión anual de la CD, concluida este viernes en Ginebra, persistieron las disensiones en torno a aspectos determinantes del tratado, como sus propósitos y objetivos, los mecanismos decisorios del sistema de verificación y la entrada en vigor.
Los 61 estados miembros de la CD volverán a reunirse el 29 de julio para discutir el último texto de proyecto del tratado que presentó este viernes el presidente del comité especial de negociación, el embajador holandés Jaap Ramaker.
El texto de proyecto presentado fue cuestionado de inmediato por varios países. Una fuente diplomática latinoamericana dijo que los delegados de Irán, India y Pakistán habían denegado consenso a la propuesta de Ramaker.
La representación de China estimó que el borrador del embajador holandés contiene puntos que no reflejan el empeño por frenar la carrera nuclear.
Los países no alineados, en especial India, hacen hincapié en la exigencia de un texto, en la sección de propósitos y objetivos del tratado, que ponga un alto definitivo al desarrollo y a la mejora cualitativa de las armas nucleares.
Pero Estados Unidos se opone rotundamente a que en los alcances del tratado se incluyan referencias a futuros pasos hacia el desarme nuclear.
Uno de los temas más críticos de la negociación siguió siendo la modalidad de entrada en vigor del tratado.
El Reino Unido, Rusia, China y Pakistán insisten en una fórmula de entrada en vigor por la cual el tratado debera contar con la aceptación específica de las cinco potencias nucleares y de los tres países con capacidad nuclear: India, Pakistán e Israel.
India, apoyada por los países no alineados, advirtió que no firmará un tratado que la obliga a suscribirlo como condición para que comience a regir.
El borrador de Ramaker propone una fórmula diversa, que consiste en que el tratado será válido 180 días después de la fecha de depósito de la ratificación por parte de los 44 estados que disponen de reactores de energía nuclear.
Sobre la Conferencia de Desarme pesa el emplazamiento de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que en la sesión pasada exhortó a apresurar las negociaciones para poder sancionar el tratado en su período de sesiones que se inicia en septiembre próximo. (FIN/IPS/tra-en/ao-pp/mom/rj/mj/ip/96