La deuda externa cubana, superior a los 9.000 millones de dólares, es uno de los principales factores de estrangulamiento de la economía nacional tras cinco años de crisis, según fuentes especializadas.
"El débito es un círculo vicioso que se cierra por la falta de financiamientos más favorables", dijo Hiram Marquetti, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC).
Según el economista la imposibilidad de obtener los créditos blandos necesarios para propiciar el despegue económico ha paralizado también las gestiones oficiales para renegociar la deuda.
Expertos locales comparan los efectos de la crisis de la deuda con las consecuencias del bloqueo estadounidense a la isla que, según el Ministerio de Economía y Planificación, ha ocasionado pérdidas por más de 44 millones de dólares.
Datos del Banco Nacional de Cuba (BNC) arrojan que al cierre de 1995 las obligaciones se elevaron a 9.161,8 millones de dólares, 551 millones más que el monto revelado a inicios de ese año.
De acuerdo con los últimos informes gubernamentales, Cuba tiene entre sus principales acreedores a España, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón.
Fuentes peridísticas aseguran que en julio del año pasado 2.900 millones de la deuda externa cubana correspondían al Club de París, 2.100 millones a un grupo de acreedores comerciales europeos y el resto a varias cartas de créditos pendientes.
Para ese entonces, en el contexto latinoamericano la mayor deuda contraída era con Argentina, estimada en 1.300 millones de dólares.
La cifra no incluye los débitos a la antigua Unión Soviética y a los países miembros del desaparecido campo socialista que, según los expertos, podría catalogarse como "voluminosa e incuantificable".
Cuba abandonó el pago de sus compromisos en 1986 como parte de una campaña oficial, liderada por el presidente Fidel Castro, sobre las condiciones impagables de la deuda externa de los países en desarrollo.
Pasados 10 años los especialistas catalogan esa decisión como errada porque aisló a La Habana y sólo sirvió para que la deuda creciera de forma acumulativa y cerrara las puertas a créditos ventajosos, pagaderos a largo plazo.
Los economistas Alfonso Casanova y Juan Triana advirtieron a finales de 1994 que la deuda externa constituía uno de los principales limitantes para un acceso pleno del país al mercado de capitales
El vicepresidente Carlos Lage reveló, en enero de 1995, que Cuba estaría dispuesta a examinar las posibilidades de alcanzar acuerdos con los acreedores "en un marco de flexibilidad y búsqueda de soluciones razonables".
Con la intención de librarse de su mala fama como "no pagadores", las autoridades cubanas iniciaron en septiembre pasado conversaciones informales con las autoridades bancarias y financieras de los principales acreedores, entre ellos Japón, Francia, Reino Unido y España.
Los intentos por renegociar la deuda externa se incluyeron en un paquete de medidas aplicadas para la búsqueda creativa de capital, la reforma bancaria, la flexibilizacion de la inversión extranjera y el sistema de bolsas.
Pero, según Marquetti, "la recuperación que empieza a observarse en la economía cubana se consiguó, en buena parte, a costa de un mayor endeudamiento", con créditos contratados a corto plazo, con severos términos de pago y altos intereses.
Tal es el caso de los 300 millones de dólares conseguidos para financiar la zafra azucarera 1995-96, que como advirtieron los expertos desde un inicio constituye una espada de Damocles sobre la cabeza de las autoridades de la isla.
La zafra que debía terminar en mayo aún no alcanza los 4,5 millones de toneladas de azúcar previstos, cifra que llegaría a duras penas para pagar la deuda asumida para su financiamiento y cumplir los compromisos de intercambio con Rusia y China.
Observadores locales estiman que mientras Cuba no logre créditos a largo plazo, cada nuevo financiamiento será sólo la vía de resolver un problema coyuntural y ocasionar nuevos dolores de cabeza a las arcas del Estado.
Por otra parte, la apertura a la inversión extranjera como vía de captación de capitales es aún insuficiente y sólo se ha ejecutado 50 por ciento de los 2.100 millones de dólares comprometidos en los acuerdos iniciales.
Datos revelados por el Comité Central del gobernante Partido Comunista indican que las entradas netas de divisas por concepto de utilidades recaudadas de empresas mixtas, asociaciones económicas, salarios e impuestos llegaron a 114 millones de dólares en 1995, tres por ciento de los ingresos totales.
Aunque las autoridades reconocen el papel dinamizador de la inversión foránea en el turismo, la minería, la extracción de petróleo y la agricultura insisten en que esos recursos distan mucho de solventar los requerimientos de la economía.
Para Marquetti "lograr condiciones de financiamiento más favorables pasa ineludiblemente por un acuerdo en el tema de la deuda" que, a su juicio, será "un proceso difícil, no exento de obstáculos, sólo atenuado por un mayor avance de la recuperación económica". (FIN/IPS/da/dg/if/96)