Los procesos de integración en América Latina deben replantearse a fin de negociar mejores condiciones, afirmaron expertos que participaron en un seminario organizado en México.
El continente parece fragmentado entre el polo septentrional, con su Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), y los países sudamericanos del Mercosur, inclinados hacia Europa, dijeron a IPS expertos reunidos en Culiacán, noroeste de México.
Según el investigador estadounidense Raoul Moncarz, de la Florida International University, el gradual entrelazamiento de las economías latinoamericanas a través de pactos y acuerdos regionales y bilaterales no marcha a ritmo adecuado.
Dijo que las concertaciones en el centro y el sur del continente se han rezagado respecto del proceso de integración iniciado con el TLC por Canadá, Estados Unidos y México el primer día de 1994.
Con el TLC surgió un pleito insoluble en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), que pretendió sin éxito el cumplimiento de una cláusula que obligaba a México a extender los beneficios del nuevo tratado a toda la región, dijo Moncarz.
El conflicto acentuó la debilidad congénita de esa organización regional, señaló.
Para Alfredo Guerra-Borges, experto de la Universidad Nacional Autónoma de México, la reactivación de políticas integracionistas con América Latina por el gobierno del presidente Carlos Salinas (1988-1994) fue "insincera".
A su juicio "buscó contrapesar internamente las reacciones que suscitaría la negociación del TLC en sectores tradicionalmente nacionalistas, particularmente indeseables pues la propia legitimidad del gobierno era objeto de cuestionamientos".
Según dijo, hasta el momento en toda América Latina la estabilidad macroeconómica se está logrando de un modo precario y a un precio demasiado elevado en materia de pobreza y desempleo.
Moncarz subrayó la relación directa entre los cambios en las tasas de interés estadounidenses y las cuentas de capital en México y adujo que afectan por contagio a los países centroamericanos, en especial a los más avanzados, como Costa Rica y Guatemala.
Por su parte el especialista peruano Carlos Pomareda, presidente de la Asociación Latinoamericana de Economía Agrícola, estimó posible articular una posición negociadora unificada entre todos los países de América Latina en materia de integración.
"Es la única vía para disputar mayores márgenes de beneficios ante los tres principales polos económicos mundiales", dijo, en alusión a Estados Unidos, Europa y Japón.
En opinión de Pomareda los países latinoamericanos deben adoptar una posición única.
Adelantó que pronto se evidenciará una tendencia a pasar de los acuerdos comerciales a los de inversiones, ante lo cual una postura única daría a la región un notable poder de negociación.
Alertó asimismo sobre el riesgo de confiar demasiado en los signos de estabilidad macroeconómica y adujo la necesidad de prever mecanismos de control ante sacudidas de los principales índices en algunos países o regiones.
Para Pomareda "el excceso de optimismo respecto de las potencialidades del libre comercio puede llevar al fracaso de la actual apertura globalizadora".
De hecho, la profundización del abismo entre riqueza y pobreza, a nivel regional y nacional, nos ha puesto sobre una verdadera bomba de tiempo de carácter político, puesto que sabemos que la injusticia conduce a la violencia", destacó.
Advirtió, por lo demás, acerca del fenómeno de compra masiva de tierras por parte de grandes monopolios transnacionales "cuya intención no es producir alimentos, lo que no requiere grandes extensiones, sino ganar control de territorialidad".
"Ser propietario de amplios territorios genera un ensanchamiento del espacio de lobby o de cabildeo, que representa un incremento del poder político y económico", aseguró.
A su vez el especialista mexicano Fernando Alfonso Rivas, de la Red Nacional de Investigadores sobre la Cuenca del Pacífico, cuestionó el concepto de "globalización" por considerarlo "cargado de contenidos ideológicos nocivos".
Dijo que tal noción "no reconoce diferencias entre países desarrollados y subdesarrollados, además de basarse en supuestos favorables a los intereses y perspectivas de los bloques dominantes para el establecimiento de su nuevo orden mundial".
En opinión de Rivas Mira más que un mundo de "ganadores y perdedores", como es la percepción de los países centrales, "los de la periferia perciben un mundo de dominadores y víctimas en un sistema injusto de estructuras mercantilistas".
El experto mexicano expuso el desbalance entre zonas y sectores de alto desarrollo o sumidos en el atraso, tanto en lo económico y político como en lo militar, que caracteriza a la actual concentración de poder, finanzas, tecnología e informacion.
"La globalización expresa un cambio de época cuya ideología busca el dominio excluyente del mercado sobre la sociedad, ante lo que se requiere un modelo de civilización superior, mediante un desarrollo alternativo desde abajo", concluyó. (FIN/IPS/emv/dg/if/96).