AMERICA LATINA: Los huérfanos de la integración

La asociación de Chile y Bolivia con el Mercosur, anunciada esta semana, y el estancamiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), dejan a los países andinos, centroamericanos y caribeños en relativo aislamiento.

La más amenazada es la Comunidad Andina, el acuerdo de integración de mayor antigüedad en América Latina. Del grupo, creado en 1969 como Pacto Andino, Bolivia está a las puertas del Mercosur (Mercado Común del Sur), mientras Venezuela, Ecuador y Colombia buscan acercarse a ese mismo bloque.

La Junta del Acuerdo de Cartagena, órgano técnico de la Comunidad Andina, radicado en Lima, prácticamente no funciona desde febrero, cuando fue suspendido el pago a su personal por incumplimiento de los aportes de la mayoría de los países miembros.

Así mismo, la Comunidad Andina sufrió un duro golpe con la guerra fronteriza librada en 1995 por Perú y Ecuador, dos de sus miembros. Y Venezuela, que siempre estimuló los esfuerzos de integración andina, está atenazada por su crisis económica.

También permanece atrapado en la coyuntura continental el Mercomún, convenio de integración de América Central. Los seis países participantes en el Mercomún lograron progresos en materia de coordinación política, cultural, ambiental y social, pero encuentran dificultades en el área económica, basicamente por cuestiones externas al bloque.

Los centroamericanos confiaban en lograr un acercamiento comercial a México, como estrategia para vincularse al TLC, que está también integrado por Canadá y Estados Unidos.

Ese proyecto debió postergarse debido a la crisis económica mexicana, estallada en diciembre de 1994, y al congelamiento de planes de ampliación del TLC determinado por la campaña electoral en Estados Unidos.

La consecuencia ha sido la orfandad de América Central en materia de inserción en procesos de globalización económica y aunque no se trata de una situacion irreversible, afecta la planificación de mediano y largo plazo.

También el proyecto común de las 25 naciones pertenecientes a la Asociación de Estados del Caribe, creada en 1995, resultó perjudicado en cierta medida por la pérdida de empuje del TLC.

No obstante, resta a los caribeños la opción del acercamiento comercial a la Unión Europea, un factor que evitaría la parálisis completa de ese proceso de integración.

América Central y el Caribe conforman un área de fuerte influencia de Estados Unidos, por la proximidad de mercados y por los lazos culturales que generó la emigracion hacia América del Norte.

Las perspectivas inmediatas no son promisorias para los huérfanos de la integración hemisférica. Los andinos podrían sumarse a la esfera de influencia del Mercosur, cuyos miembros plenos son Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Pero encontrarán problemas, debido a las grandes distancias geográficas que los separan de los grandes mercados de ese bloque, como Sao Paulo y Buenos Aires.

Lo más probable es que los países andinos tomen iniciativas individuales, aprovechando posibilidades concretas, como las que ofrece a Venezuela su riqueza petrolera o a Perú su minería.

Los centroamericanos y caribeños no tienen salidas claras en el terreno económico. Su única alternativa parece ser avanzar en su integración política, para crear hechos consumados y lograr así protagonismo.

El problema consiste en que la integración política es más dificil de alcanzar. Normalmente, los bloques se crean en torno de intereses comerciales y la ingenieria política integracionista es una consecuencia.

Pero en una coyuntura tan difícil y con tantos desafíos por enfrentar, quizas la alternativa politica no sea tan impensable. (FIN/IPS/cc/ff/ip/96

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