Los esfuerzos estadounidenses para aislar al presidente zaireño, Mobutu Sese Seko, parecen haber terminado como resultado de una renovada crisis en Burundi y estallidos de violencia en Zaire.
Por temor a un baño de sangre en los campos de refugiados en Zaire y Burundi, el gobierno estadounidense ha enviado a Kinshasa al subsecretario de Estado para Asuntos Africanos, George Moose, para hablar con Mobutu y el primer ministro Leon Kengo wa Dongo.
Funcionarios locales dijeron que el viaje de Moose, esta semana, marcará la primera visita oficial de un enviado de alto rango a Kinshasa, desde que Estados Unidos decidió aislar a Mobutu en 1993 bajo acusación de que obstruye la democracia.
Moose debe discutir la manera en que "Zaire pueda hacer una contribución positiva a la resolución de la crisis en Burundi", y jugar un papel constructivo en los asuntos regionales, declaró el vocero del departamento de Estado, Nicholas Burns.
Burns dijo que la situación en Burundi se está "deteriorando". El funcionario citó la realización de nuevas matanzas y la aparición de "fuerzas extremistas".
Burns dijo que Estados Unidos estaba decidido a realizar todos los esfuerzos posibles, trabajando con la comunidad internacional, para encontrar una solución pacífica a la crisis. "Creemos que Zaire forma parte de ese esquema", acotó.
Zaire alberga alrededor de 100.000 refugiados de Burundi, algunos de los cuales fueron acusados por Bujumbura de haber lanzado ataques en su país.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estimó que otras 20.000 personas habían escapado hacia Zaire desde que se produjeron los nuevos estallidos de violencia. Los principales enfrentamientos se produjeron en la provincia noroccidental de Cibitoke, cuyo gobernador, Sylvestre Mvutse, figuró entre los asesinados la semana pasada.
A medida que la lucha recrudece, empeoran los lazos entre Bujumbura y Kinshasa. Las relaciones se deterioraron de tal manera la semana pasada que ambos paises cerraron la frontera común y capturaron a sus respectivos soldados, lo que movió al primer ministro zaireño a viajar a Burundi al frente de un equipo para mantener consultas.
Burundi tiene una larga lista de quejas contra Zaire, incluyendo la clausura del consulado de Bujumbura en Bukavu. Burundi tambien acusó a Zaire de albergar a denunciados criminales de guerra buscados por el Tribunal Internacional de La Haya, y permitir que los campos de refugiados sean usados para entrenamientos militares.
Washington parece estar de acuerdo con algunos de los cargos y considera a Mobutu el principal responsable.
"Nos gustaría ver que el gobierno de Kinshasa, específicamente el presidente Mobutu, emula algunas de las acciones de los líderes locales y adopta posiciones responsables, de manera que no haya un baño de sangre en los campos de refugiados en Zaire como el ocurrido en Burundi y en Ruanda hace varios años", declaró Burns.
Mientras la crisis en Burundi podría ser la razón principal por la cual Estados Unidos vuelve a acercarse a Mobutu, el otro motivo sería el temor de una desintegración de la propia Zaire.
Burns dijo que Washington estaba "profundamente preocupado por el aumento de los incidentes y la violencia interétnica" en la parte oriental del país.
Estados Unidos considera que la violencia "es el resultado de la explotación de tensiones étnicas para beneficio político o material".
"Estamos haciendo un llamamiento al gobierno de Zaire para que siga el ejemplo de funcionarios locales que se han opuesto a esas prácticas nefastas y han protegido a los residentes en su área, brindando amparo a los refugiados sin importar su orígen étnico", manifestó Burns.
Añadió que Estados Unidos teme que esos actos de violencia, cometidos contra grupos étnicos en Zaire, puedan luego "desestabilizar la región de los Grandes Lagos". (FIN/IPS/tra- en/ru/yjc/ego/ip).
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