Los obispos católicos de Uruguay iniciaron hoy una ronda de consultas para analizar el mayor enfrentamiento surgido dentro de sus filas, con el marco de una lucha por el poder y una crisis financiera y de participación.
El detonante fue Adolfo Antelo, un carismático sacerdote salesiano sometido a una investigación de la justicia penal y líder de una comunidad religiosa a la que algunos expertos consideran una secta.
Más de dos decenas de disidentes de la Comunidad Jerusalén acusan a Antelo de haberles propinado duros castigos para someterlos a su orientación y algunas jóvenes que abandonaron el grupo le imputan abusos sexuales.
La Comunidad tiene filiales en Argentina, Chile, Brasil e Italia, y pretende extenderse a Asia y Africa, dijo Antelo en su declaración ante el juez José Balcaldi.
Diego O' Neil, un ingeniero que integra un grupo de matrimonios cercano a Antelo, dijo a IPS que el sacerdote no acepta hacer declaracioens públicas porque así se lo ordenó la Iglesia.
El arzobispo de Montevideo, José Gottardi, prohibió la actividad de la la Comunidad a fines de 1995, decisión que fue apelada por ésta y se encuentra a consideración del Vaticano.
Separada del Estado a comienzos de siglo, la Iglesia Católica uruguaya tiene poca presencia en la sociedad y mantiene un bajo perfil público.
En este caso se registró un fuerte enfrentamiento, que había permanecido en silencio y fue roto el viernes por el obispo emérito Andres Rubio, principal asesor de la Comunidad que vive en Buenos Aires, quien dijo que los denunciantes están influídos por el "maligno" (el diablo) y buscan detruir a Jerusalén.
Antelo ha señalado que el diablo está encarnado en el disidente Maricio Sampierto, un reglioso que actualmente vive en Colombia.
"Dios está por un lado y por el otro está el enemigo de Dios, como lo dice claramente Cristo en el Evangelio", afirmó Rubio, quien acusó a ex asesores de Gottardi de haber cometido chantaje para forzarlo a eliminar la Comunidad.
Tres vicarios plantearon a Gottardi su renuncia si éste no prohibía la acción de la Comunidad y adujeron que ésta no se adecuadaba a la orientación pastoral de la diócesis de la capital uruguaya.
Rubio calificó de "comedia pastoral" al acto celebrado el día en la Catedrál Metropolitina, debido a la participación de un grupo de carnaval izquierdista y a la invitación de dirigentes políticos de la misma tendencia.
La Iglesia uruguaya siempre ha sido dominda "por el pensamiento liberal y anticatólico", señaló Rubio y alertó que actualmente "hay una crisis vocacional tremenda", con excepción de la Comunidad Jerusalén.
Voceros de la curia dijeron a IPS que es real el derrumbe de las vocaciones para ejercer el sacerdocio, que disminuyó dramáticamente en los últimos años el número de fieles asistentes a misa, lo que provocó severos problemas financieros.
La decisión de Gottardi de suprimir la Comunidad Jerusalén fue respaldado por la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU).
El presidente de la CEU, Carlos Romero, dijo este lunes que a Rubio "se le va la mano" y reconoció que algunas de las denuncias "son veraces"
Algunos observadores cercanos a la iglesia creen ver en la actual situación una lucha por la sucesión del arzobispado de Montevideo. Gottardi debe dejar el cargo dentro de dos años, pero ha insinuado a algunos allegados la posibilidad de retirarse antes de ese plazo.
Los informantes de IPS, que pidieron reserva de su nombre, dijeron que esa sucesión también involucra a salesianos y jesuitas.
El obispo auxiliar de Montevideo, el jesuita Luis del Castillo, ha respaldado desde el comienzo al salesiano Gottardi, pero el también jesuita Pablo Touyá, respalda actualmente a la Comunidad Jerusalén por decisión del superior mundial de esa orden.
Antelo, afectado de una metástasis reposa en una casa de salud salesiana y varios sacerdotes de esta orden le han expresado su respaldo, dijeron voceros cercanos al líder religioso. (FIN/IPS/rr/ag/cr/96)