La coalición gobernante de Suriname y la encabezada por el ex presidente de facto Desi Bouterse, ambas con posibilidades de ganar las elecciones del próximo 23 de mayo, se esfuerzan por captar indecisos mediante numerosas promesas.
La Academia de Artes y Cultura predijo que 27 por ciento del electorado de la capital votará al Partido Nacional Democrático (PND) del teniente general Bouterse, mientras 26 por ciento elegirá al Nuevo Frente por la Democracia y el Desarrollo, encabezado por el presidente Ronald Venetiaan.
Otras encuestas indican una ventaja mucho mayor de Bouterse, pero lo cierto es que el militar que protagonizó dos golpes de Estado en 10 años y ejecutó a 15 destacados ciudadanos tiene grandes probabilidades de ocupar el poder legítimamente.
Conscientes de lo duro de la carrera, los dos principales partidos realizan desesperados esfuerzos por captar indecisos. Paramaribo está hoy llena de parlantes que vociferan consignas y exhortan a los ciudadanos a elegir al partido que más tiene para ofrecer.
Las casas también están adornadas con coloridas banderas, y muchísimos automóviles circulan por la capital cubiertos con pegatinas de algún partido político.
La cuarta elección general en los 20 años de independencia del país será observada por 25 representantes de 13 países de la Organización de Estados Americanos. Unos 269.000 surinameses – 140.000 de ellos de la capital- están habilitados para votar en los 10 distritos del país.
Venetiaan promete consolidar todos los logros de los últimos cuatro años, además de alcanzar el desarrollo económico mediante el incremento de la producción, la exportación y la inversión.
Así mismo, el mandatario asegura que si resulta reelecto, su gobierno continuará la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico, además de promover el respeto por los derechos humanos.
La coalición también recuerda a los electores los males del período en que gobernó Bouterse, de 1980 a 1987, y advierte que una victoria del PND significaría violaciones a los derchos humanos, el colapso de la economía y el aislamiento internacional del país.
Sin embargo, algunos analistas opinan que estas promesas no significan mucho para la población, cuyo nivel de vida se redujo drásticamente como consecuencia de un autoimpuesto programa de austeridad.
Además, el Nuevo Frente indignó a vastos sectores de la población incumpliendo promesas realizadas durante la anterior campaña electoral o cumpliéndolas muy tardíamente, señalan los observadores.
La tardanza del Nuevo Frente en la implementación de decisiones está relacionada con conflictos de intereses internos de la coalición multirracial, formada en 1991 como fuerza opositora del gobierno militar.
Mientras, el PND lucha por retener el liderazgo que marcan las encuestas. El partido celebró reuniones privadas con varias organizaciones y anunció la formulación de un programa para los primeros 100 días de gobierno y otro de cinco años. Sus líderes aseguran que está listo para tomar las riendas del gobierno.
La prioridad del PND será el desarrollo económico mediante la explotación de recursos naturales de manera responsable, asegura el carismático Bouterse, cuyo partido ocupa actualmente 10 de los 51 escaños del parlamento.
Bouterse se refirió al partido de gobierno como "un títere de Holanda y otras potencias extranjeras, incapaz de implementar una política en interés del pueblo", y afirmó que "ya quedó demostrada la incapacidad del gobierno para manejar el país".
El militar sostiene que no espera ganar las elecciones por abrumadora mayoría y que incluso podría ser necesaria la formación de un gobierno de coalición, pero asegura que mientras el PND esté en ella el gobierno considerará las necesidades del pueblo ante todo. (FIN/IPS/tra-en/gc/cb/ml/ip/96)