La captura del jefe de la mafia siciliana, Giovanni Brusca, no representa el fin de esa organización delictiva, advirtió hoy el ministro del Interior de Italia, Giorgio Napolitano, en su primera conferencia de prensa desde que el sábado se hizo cargo de sus funciones.
Napolitano afirmó que debe continuarse la lucha contra la mafia "sin bajar la guardia". Brusca fue detenido el lunes de noche en Agrigento, un balneario de Sicilia ubicado a unos 200 kilómetros de Palermo.
El ministro realizó su advertencia ante la euforia que provocó la captura de Brusca, que había escapado cinco veces a la persecución de la policía y a quien se atribuye el asesinato del fiscal jefe de Palermo Giovanni Falcone.
También está acusado de estrangular al hijo de 11 años de un mafioso que aceptó colaborar con la justicia.
Napolitano, del ex comunista Partido Democrático de Izquierda (PDS), señaló que resta aún un "largo camino" hasta la derrota de la Cosa Nostra, como se conoce a la mafia siciliana.
Brusca presionó el pulsador que el 23 de mayo de 1992 accionó un explosivo dispuesto en la carretera de Palermo al paso del automóvil que conducía a Falcone, conductor de la campaña contra la mafia, quien murió junto con su esposa y de tres guardaespaldas.
El reemplazante de Falcone, Giancarlo Caselli, coincidió con Napolitano en que "la mafia no es un fenómeno pasajero, sino algo endémico".
Se trata de "una organización aún fuerte, capaz de superar golpes fuertes como el arresto de Brusca", dijo Caselli en una concurrida conferencia de prensa.
Napolitano destacó que la opinion pública mundial "ha entendido en estos años quién era Giovanni Falcone y cuánto ha significado su muerte para Italia".
Mientras, el jefe de la policía, Fernando Masone, declaró que la detención de Brusca es "sin lugar a dudas un hecho excepcional", y que la búsqueda de otros mafiosos prófugos es prioritaria para las autoridades. (FIN/IPS/jp/ff/ip/96).
