La Corte de Apelaciones de la ciudad italiana de Milán confirmó hoy la sentencia de primer grado contra el ex jefe de gobierno y líder socialista italiano Bettino Craxi a 5,5 años de cárcel por el delito de corrupción.
El tribunal emitió el veredicto en ausencia de Craxi, quien se encuentra exiliado en Túnez desde hace cerca de dos años.
El total de las condenas aplicadas al ex secretario del disuelto Partido Socialista Italiano (PSI) alcanza a 25 años y nueve meses de reclusión, todas por delitos de corrupción.
El fallo de este jueves concierne el pago de comisiones ilegales de parte del Ente Nacional de Hidrocarburos (ENI) y de la sociedad de seguros SAI por 10 millones de dólares a partidos y dirigentes políticos, entre los cuales se encontraba Craxi.
El ex líder socialista, quien siempre se ha declarado inocente de esa y otras acusaciones de corrupción, fue responsabilizado de haber aprobado el acuerdo entre el ENI y la SAI para asegurar a todos los dependientes del ente de hidrocarburos.
Aunque el convenio no se concretó, fueron pagadas sin embargo millonarias comisiones ilegales.
Uno de los abogados de Craxi anunció que recurrirá la sentencia ante la Corte Suprema de Justicia.
El ex jefe del gobierno, quien sufre de diabetes, corrió peligro a fines de junio pasado de que le amputaran la pierna izquierda y fue sometido a tres intervenciones quirúrgicas para detener la gangrena que lo afectaba.
Sus abogados anunciaron en un primer momento que pedirían la revocación de las órdenes de detención por razones de salud, para que Craxi pudiera volver a Italia y curarse en su país, pero luego no lo hicieron.
Craxi dirigió el gobierno entre 1983 y 1987, constituyéndose en el primer ministro que más duró en su cargo tras el fin de la segunda guerra mundial. Desde 1945, hubo en Italia 54 equipos de gobierno, menos de uno por año en promedio.
El político condenado este jueves lideró al PSI durante 16 años, desde 1976, cuando ese partido contaba apenas con ocho por ciento de los votos y lo llevó hasta 14 por ciento de su electorado.
El Partido Ssocialista se había convertido en una fuerza decisiva, situada entre los dos colosos de la Italia de posguerra, la Democracia Cristiana y el Partido Comunista, ambos también disueltos.
Craxi es una de las pricipales figuras involucradas en las investigaciones judiciales sobre la corrupción política que decapitaron a la anterior dirigencia política nacional. (FIN/IPS/jp/dg/ip/96)