Un grupo defensor de los derechos humanos de Estados Unidos que visitó Iraq el mes pasado sostuvo que las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han devastado al país asiático, y deben ser retiradas.
El Centro para los Derechos Económicos y Sociales (CESR), en un informe que presentará este martes al secretario general de la ONU, Boutros-Boutros Ghali, alega que las sanciones perjudican a los sectores más vulnerables de Iraq y violan sus derechos humanos.
"El comportamiento despótico de Saddam Hussein no otorga al Consejo de Seguridad (de la ONU) permiso para violar la dignidad y la humanidad de 21 millones de iraquíes, y hacerlos rehenes de la política de un gobierno en el que no tienen voz", dijo el director de Políticas del CESR, Roger Normand.
La mortalidad infantil aumentó cinco veces desde iniciado el embargo de la ONU a casi todo el comercio de Iraq, en agosto de 1990, sostuvo el CESR.
Estimaciones del centro revelaron que medio millón de niños murieron en los últimos seis años de hambre y enfermedades, consideradas consecuencia directa de los efectos de las sanciones en la restricción de alimentos y medicinas.
Aunque los bienes humanitarios están excluidos del embargo, el régimen de Hussein sostiene que no puede comprarlos porque no puede vender petróleo, su principal medio de obtención de divisas.
"Los hospitales que visitamos están sobrepoblados de niños enfermos y hambrientos", dijo la doctora Sarah Zaidi, directora del área científica del CESR.
El informe del CESR avivó la polémica en momentos en que pocos diplomáticos de la ONU creen que las sanciones se levantarán en el corto plazo.
La semana pasada, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Madeleine Albright, al elogiar la renovación de las sanciones, dijo que su país permanece muy alejado de la "cooperación" con Iraq.
En lugar de esperar el levantamiento de las sanciones, dijo Albright, Iraq debería aceptar la Resolución 986 del Consejo de Seguridad, que permitiría a Bagdad la venta de mil millones de dólares de petróleo cada 90 días.
Pero el embajador iraquí, Abul-Amir al-Anbari, quien lidera el grupo negociador de su país, ha acusado a Estados Unidos de bloquear el acuerdo con la ONU el mes pasado.
Según al-Anbari, ambas partes se acercaban a un acuerdo aceptable que permitiría a Bagdad distribuir el dinero de las ventas de petróleo, pero Washington y Londres se opusieron e insistieron en la necesidad de condiciones más duras.
Estas disputas han dejado un sabor amargo en la boca de varios diplomáticos de la ONU, quienes creen que las sanciones están castigando a inocentes.
"Percibo un fuerte interés en no apoyar sanciones generales que afectarán más al pueblo que al gobierno", dijo esta semana a IPS un embajador del Consejo de Seguridad que solicitó el anonimato.
La creencia de que las sanciones pueden afectar al gobierno, dijo la fuente, es "un poco inocente", ya que las repercusiones de las sanciones raramente afectan a la dirigencia.
Albright ha rechazado las acusaciones por las duras condiciones que empeoraron la vida de la gran mayoría de los irquíes. En Iraq, sostiene la embajadora, el gobierno de Hussein ha construido "palacios de placer" para la elite, aunque afirma que no tiene dinero para alimentos y medicina. (FIN/IPS/tra-en/fah/lp/ip/96)