GRAN BRETAÑA: El "estado de bienestar" en tela de juicio

Gran Bretaña está embretada en un debate sobre una de las más características invenciones nacionales, el "estado de bienestar", desde que el opositor Partido Laborista propuso abrir el alcance del concepto mediante la participación del sector privado.

Muchos calificaron los planes en tal sentido expuestos por el "ministro en las sombras" de seguridad social laborista, Chris Smith, como el "fin del estado de bienestar", pero este partido considera que eso es una distorsión de sus ideas.

El concepto de estado de bienestar ("welfare state", en inglés), consistente en facilitar a la ciudadanía un colchón que amortigue sus necesidades, fue establecido por el economista y reformista social William Beveridge en 1942.

En su tratado "Informe de la Seguridad Social y los Servicios Aliados", Beveridge estableció tres "condiciones indispensables para una buena vida" en la Gran Bretaña de posguerra, a las que calificó de "libertades fundamentales".

Estas eran "una paz duradera, un empleo mientras haya trabajo y un ingreso para los desempleados".

La seguridad social fue descripta en su ensayo como "un esquema de seguro contra la interrupción y destrucción del poder de ingreso y un aporte económico especial en el matrimonio, el nacimiento y la muerte".

Desde su implementación en el gobierno laborista de posguerra que encabezó Clement Attlee, el estado de bienestar británico se desarrolló a través de salarios suplementarios, pagos a los desempleados, pensiones universales y un servicio nacional de salud.

El respaldo al sistema no procedió sólo de los laboristas. El primer ministro "tory" (conservador) Winston Churchill fue quien acuñó la frase "de la cuna a la tumba" para describir la naturaleza permanente, totalizadora y bondadosa del bienestar en Gran Bretaña.

Este edificio intelectual e ideológico corre actualmente riesgo de desmoronarse.

Smith, la estrella rampante del gabinete en las sombras del líder laborista Tony Blair, delineó el día 7 su visión de qué tendría que ofrecer el estado de bienestar en una Gran Bretaña gobernada por su partido.

Este dirigente, a quien el actual liderazgo laborista, que procura desembarazarse de su imagen obrera, asignó la tarea de pensar lo impensable sobre el bienestar, explicó que un gobierno de su partido suscribiría los principios de Beveridge, pero avanzaría en esas ideas.

"Este es tiempo de abandonar la estéril batalla entre lo público y lo privado y, en cambio, estudiar cómo ambas partes pueden trabajar mejor en beneficio de los ciudadanos", dijo en un mensaje al Instituto de Investigaciones sobre Políticas Públicas, organización izquierdista con sede en Londres.

Smith anotó que "el principio deberá ser, seguramente, que el estado sea la garantía de todas las provisiones, el regulador de todas las provisiones y el administrador de algunas provisiones" en materia de bienestar social.

"El estado de bienestar es, después de todo, un marco que el gobierno establece para que los ciudadanos están seguros. No es un mecanismo en sí mismo para suministrar esa seguridad", agregó.

La nueva concepción del Partido Laborista procura crear una nueva relación entre el estado de bienestar y aquellos que recurren a él en busca de ayuda, para asegurar que sean tratados "como ciudadanos y no como suplicantes".

Además, cambia el énfasis del actual sistema de seguridad social frente a las consecuencias de la pobreza, pues manifiesta la conveniencia de que los desempleados obtengan trabajo en lugar de mantenerlos con asignaciones procedentes del tesoro público.

Smith difundió sus planes cuando el gobernante Partido Conservador propuso a la ciudadanía que contrate seguros privados para garantizar apoyo y cuidado en la vejez.

El diario The Guardian anunció en su portada "el fin del estado de bienestar" al día siguiente que Smith reveló sus planes, que, según el periódico, suponen un creciente papel para las compañías de seguro privadas.

"La coincidencia entre los pronunciamientos de laboristas y 'tories' marca un definitivo e irreversible cambio en el concepto de estado de bienestar, pues ambos rechazan el modelo de seguridad social totalizadora y estatal de William Beveridge", según The Guardian.

El Partido Laborista desestimó las críticas del periódico, a las que consideró "una gruesa distorsión" del plan de Smith.

"Fuimos nosotros los que establecimos el estado de bienestar. Seguimos absolutamente comprometidos en mantenerlo y mejorarlo. No estamos hablando de ninguna manera de su fin", dijo un portavoz del partido.

Por su parte, Sally Witcher, directora del grupo humanitario Child Poverty Action, acotó que, si para Smith "el estado no puede ser considerado una opción segura, tampoco puede serlo el sector privado".

El plan de Smith ya recogió un aparente respaldo de los pensionistas ancianos, el más grande contingente de beneficiarios de la seguridad social, pues concita 45 por ciento de los gastos del sector.

La población anciana de Gran Bretaña aumentó de modo espectacular en los últimos años. En 1942, el país contaba con tres millones de jubilados. Hoy, la cifra trepó a 10,5 millones, y se prevé que, en algún momento entre el 2035 y el 2040, alcance 13,5 millones.

La expectativa de vida se incrementa, promedialmente, en tres meses cada año, lo cual significa más gastos en materia de jubilaciones.

Mervyn Kohler, de la organización caritativa Ayuda a los Ancianos, dijo que las características demográficas de Gran Bretaña cambiaron tan dramáticamente que hace necesarias las reformas en el sistema de bienestar.

"Vivimos en un estado de bienestar en constante cambio, mientras aumenta la preocupación de los más viejos. Los antiguos sistemas no son adecuados", dijo.

Kohler agregó que "la sociedad deberá efectuar acuerdos corporativos en beneficio de los ancianos, más que dejarlos a merced de decisiones individuales", pues el mantenimiento de su bienestar es "un riesgo que debe ser compartido por todos".

"No tenemos una idea real de lo que sucederá en el próximo siglo. Nos desalienta que ningún partido tenga creatividad en la búsqueda de soluciones. Debemos reinventar el estado de bienestar", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/dds/fn/mj/ip pr/96)

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