Una etapa clave comenzó en la lucha contra el narcotráfico, marcada por la voluntad de la comunidad mundial de actuar conjuntamente, aunque respetando la soberanía de cada país, afirmó Giorgio Giacomelli, director del PNUFID, el programa antidrogas de las Naciones Unidas.
El funcionario destacó, al presidir el miércoles en México la firma de un acuerdo de cooperación antidrogas entre este país y las siete naciones de América Central, que venía de suscribir un pacto similar en el área del Caribe.
Según Giacomelli, la comunidad internacional está dispuesta a emprender acciones "concertadas y sin titubeos para adecuar sistemas de justicia y seguridad pública a las exigencias cada vez más complejas que plantean el tráfico ilícito (de drogas) y el crimen organizado en general".
La situación actual "se caracteriza por la coincidencia en el desarrollo de programas dentro de los principios de igualdad soberana, integridad territorial y no intervención en los asuntos internos de los estados".
El gobierno de México comunicó esta semana su intención de integrarse al grupo de países que sostienen financieramente el PNUFID (Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas).
El canciller Miguel Angel Gurría dijo que el pacto firmado con los países centroamericanos refuerza la infraestructura tanto en materia represiva como en el tratamiento de adictos, la formación de personal y en asuntos de prevención e inteligencia.
Mientras, el jefe del PNUFID opinó ante la prensa que la apertura de salas de juego a semejanza de las que funcionan en la ciudad estadounidense de Las Vegas, un tema en estudio en México, debe ser estrictamente controlada por las autoridades.
"Esos lugares son especialmente vulnerables a la penetración del mundo del crimen organizado, debido a que facilitan el lavado de dinero y la corrupción", afirmó.
Giacomelli confirmó la cifra de 500.000 millones de dólares anuales citada por la prensa como el monto del flujo que mueve el narcotráfico a través de la red bancaria y financiera mundial y añadió que 100.000 millones corresponden al lavado de dinero y el resto a negocios de fachada legal.
El funcionario indicó que las estadísticas son aproximativas, debido al carácter clandestino del fenómeno.
En diálogo con IPS, Giacomelli calificó de "abierto, útil, legítimo y, por lo demás, inevitable" el debate que se da hoy en la sociedad civil a nivel internacional acerca de una eventual legalización de las drogas", pero precisó que "no existe una discusión acerca de este punto a nivel de los gobiernos".
Puso el acento en que sólo Holanda cuenta con una normativa permisiva sobre el uso de drogas, "aunque acepta los acuerdos internacionales, que expresan el consenso general sobre la validez de la fiscalización".
No descartó que el tema de la legalización se incluya en la agenda de la Asamblea General Extraordinaria de Naciones Unidas sobre drogas programada para 1998, si bien expuso que la misma aún no ha sido elaborada.
Giacomelli hizo alusión a la ubicación geográfica de México, entre el primer mundo consumidor y la periferia productora, como un factor que aumenta su exposición al problema del lavado de dinero, "del que no escapa ningún país".
Atribuyó a factores de presión en Estados Unidos los ataques a la política antidrogas del gobierno mexicano y puso el acento en que está prevaleciendo un clima de colaboración sobre la práctica de las acusaciones recíprocas.
Explicó que tanto en México como en América Central y el Caribe hay en curso un proceso de renovación legislativa para tipificar, detectar, perseguir y castigar el lavado de dinero.
"Si se le quita el lavado al narcotráfico se habrá terminado con él de la forma mejor y menos cruenta", afirmó.
Otro aspecto importante considerado por el director del PNUFID fue el estrecho nexo entre el tráfico de drogas y el de armas, como ocurrió en Líbano, Afganistán y, antes, en Vietnam.
"Son tráficos ilegales de productos enormemente lucrativos, que además se prestan al trueque, todo lo cual se complementa con el hecho de que las mafias del narcotráfico necesitan sus milicias y los ejércitos usan como recurso las drogas", apuntó.
Giacomelli subrayó que el dinero proveniente del tráfico de armas supera ampliamente al del narcotráfico. (FIN/IPS/emv/ff- ag/ip/96)