Japón, celebrando el éxito de su política de ayuda al desarrollo en el sudeste de Asia, anunció que presionará a otras naciones ricas del mundo para que respalden una iniciativa cuya meta es reducir a la mitad el número de pobres del mundo, antes del 2015.
Tokio planifica presentar su propuesta de reducción de la pobreza a consideración del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) durante la próxima reunión de la agencia, a realizarse en julio en Ginebra.
Una fuente de la cancillería dijo a IPS que la propuesta está centrada en promover las oportunidades educativas y los servicios de salud en el mundo en desarrollo.
Entre las recomendaciones se destacan la eliminación de la discriminación entre niños y niñas en la educación primaria y secundaria antes del 2005, y la meta de que en el 2015 cada niño tenga acceso a la educación primaria.
También se propone brindar servicios de salud y adecuado abastecimiento de medicinas y médicos para el mundo en desarrollo, en un intento de disminuir antes del 2015 los índices de mortalidad infantil a un cuarto, y los de mortalidad materna a tres cuartos de los niveles actuales.
Japón, que ha cumplido un papel importante en el rápido desarrollo económico del Sudeste Asiático, obtuvo respaldo a su propuesta este mes, durante una reunión de dos días, en París, del Comité de Asistencia al Desarrollo de la Organización de Desarrollo y Cooperación Económica (OCDE).
El grupo aprobó la reducción de la pobreza y la mortalidad, pero Japón está interesado en lograr que la propuesta obtenga la prioridad en la agenda de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y se elabore un cronograma para el curso de la asistencia futura.
La fuente de la cancillería destacó cifras de la ONU para 1995, las cuales revelan que 30 por ciento de los 5.700 millones de personas que viven en el mundo está sumidas en la extrema pobreza, con ingresos de menos de un dólar diario.
Como mayor donante del mundo, Japón debe adoptar el papel de liderazgo, dijo la fuente, y señaló que la ayuda entregada al sudeste de Asia ayudó a aliviar la pobreza en la región.
Casi 60 por ciento del presupuesto de ayuda japonés está destinado a Asia, y los más beneficiados en los últimos 15 años fueron Indonesia, Tailandia y Malasia.
Según estimaciones oficiales del Centro Internacional de Desarrollo (IDC), la ayuda japonesa expandió 5,3 por ciento el producto interno bruto (PIB) de Tailandia, aumentó 2,3 por ciento el índice de empleo y 9,5 el crecimiento de las exportaciones.
En Indonesia, la asistencia japonesa expandió 3,3 por ciento el PIB, impulsó el empleo 1,6 por ciento y las exportaciones 2,9 por ciento.
Más de la mitad de la asistencia japonesa, de 28.500 millones de dólares en 1994, se entregó en préstamos en yenes para proyectos de infraestructura de los países en desarrollo, según el IDC.
El impulso de la infraestructura favorece la inversión privada, lo cual a su vez expande el empleo y mejora las condiciones de vida.
Pero organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan en el Sudeste Asiático sostienen que la ayuda de Japón ha permitido el crecimiento de la economía y las exportaciones, aunque hizo poco por aliviar la pobreza, en especial entre los pobres del campo. (FIN/IPS/tra-en/sk/cpg/lp/dv/96)