La marginación que sufren los países más pobres en el actual proceso de mundialización de la economía fue uno de los temas que centró la atención de 3.000 delegados de 188 países a la reciente conferencia UNCTAD IX, que tuvo lugar en esta ciudad sudafricana.
El fenómeno se reproduce también a nivel regional, donde los países de menor desarrollo -clasificados como países LDC dentro del sistema de las Naciones Unidas- enfrentan desventajas similares.
Tal es el caso de Africa meridional, donde la suma del producto interior bruto de 11 países es incomparablemente menor al producto del duodécimo miembro de la región, que es Sudáfrica. La economía sudafricana es 20 veces mayor que la de Zimbabwe, su más cercano competidor regional.
El problema no estuvo ausente en las dos semanas de trabajos de UNCTAD IX -novena reunión cuatrienal de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo)-, clausurada el pasado sábado con la aprobación de un documento llamado «Declaración de Midrand».
La liberación comercial lleva a que las economías más débiles se abran al ingreso de la producción de otras naciones, lo que incluye no solamente a los países industrializados sino también a las potencias regionales, que pueden producir más barato.
Sudáfrica saca ventajas de su infraestructura industrial, y además de una protección aduanera que impide el ingreso de los productos de sus vecinos. Los países de la región acusan a Pretoria de prácticas desleales de comercio y de proponerse una política agresiva para «sudafricanizar» el mercado regional.
«Para estos países resulta casi imposible empezar un proceso de industrialización y a la vez una reestructuración, con aranceles aduaneros reducidos en virtud de las reformas impuestas por las instituciones financieras internacionales», expresa un trabajo del profesor Tony Hawkins.
En el Informe de Grandes Empresas de este año, que realiza la Comunidad para el Desarrollo de Africa Meridional, el experto agrega que ello facilita «una creciente penetración comercial de Sudáfrica y de los siempre más baratos productos asiáticos».
La balanza comercial está radicalmente volcada en favor de Sudáfrica. Este país exportó productos por valor de 1.700 millones de dólares a seis de los países de la región en 1993, importando solamente por valor de 356 millones de dólares.
Los supuestos teóricos de la liberación comercial acordada en la Ronda Uruguay proporcionan el marco normativo para ensanchar el campo de juego y maximizar el crecimiento económico, llevando a todos los pueblos los beneficios del desarrollo.
En el caso de Sudáfrica, sin embargo, el país también enfrenta problemas de marginación en la economía mundial.
La Declaración de Midrand exhorta a la UNCTAD a brindar a los países más pobres el apoyo necesario para que puedan participar en la economía mundial sobre bases más equitativas.
«Nuestras economías continúan integrándose por las corrientes de comercio, las finanzas, la información y el cambio tecnológico. Esta creciente interdependencia genera poderosas tendencias hacia la liberalización de esas corrientes», señala la Declaración.
«Sin embargo, debemos reconocer que los países entran a este sistema desde muy diferentes puntos de partida. En consecuencia, es desigual el efecto producido por la mundialización y la liberalización económica», continúa.
«Existen notables ejemplos de países en desarrollo donde las reformas económicas han tenido éxito, dinamizando el comercio internacional y la inversión», subraya el documento.
Sin embargo, la Declaración también señala que subsisten los problemas de acceso a los mercados, al capital y a la tecnología, y que muchos países luchan con las transformaciones necesarias en sus instituciones para lograr una integración significativa en la economía mundial.
«Los países LDC, en particular los africanos, así como otros países en desarrollo, siguen soportando las limitaciones de una baja capacidad para abastecerse, y no consiguen extraer beneficios del comercio», expresa.
«Se ha exacerbado la marginación, tanto entre países como dentro de los mismos. Continúan siendo demasiados los hombres que viven en condiciones desesperantes de pobreza. Esta es una situación intolerable, en momentos en que entramos en un nuevo milenio», dice la Declaración de Midrand.
La conferencia reconoció que el desarrollo continuado de un sistema comercial multilateral mutuamente beneficioso interesa a todos los países.
«Esto requiere que se reconozca la diferencia de los efectos que (la liberación comercial) produce en los diversos países, y la cuota de solidaridad que se hace necesaria para garantizar que todos ellos se beneficien de ella, es decir, que exista una verdadera asociación para el desarrollo», concluye el documento.
En otras palabras, los delegados interpretaron que estos conceptos destacan la necesidad de aumentar la cooperación entre los países en desarrollo, con especial atención a los países LDC y a la cooperación intergubernamental. (FIN/IPS/tra-en/lm/oa/arl/dv-if/96)