Un nuevo choque de valores entre el Norte y el Sur, en especial los países de Africa, tuvo por escenario la conferencia sobre la Sociedad de la Información y Desarrollo realizada esta semana en esta ciudad.
El mensaje de los representantes del Grupo de los Siete (G-7) países industrializados fue simple. Los gobiernos deben volcarse a la privatización de las empresas de comunicación internacional si pretenden formar parte de la revolución mundial de la informática.
"Los gobiernos que quieren que sus países se sumen a la sociedad de la información no deben persistir en imponer barreras, precios demasiado altos a las conexiones satelitales y limitaciones a los permisos, ni censurar la información", sostuvo el ministro de Ciencia y Tecnología de Gran Bretaña, Ian Taylor.
La posición había sido planteada en la reunión sobre la sociedad de la información global realizada en Bruselas el año pasado. Básicamente, cada país debía promover la competencia dinámica, estimular la inversión privada, brindar libre acceso a las redes electrónicas y definir normas regulatorias aceptables.
La estrategia de trabajo del G-7 enfrentó inmediatas resistencias en la conferencia, realizada en Midrand entre el 13 y 15 de mayo con representantes de 40 países, con la meta de integrar a los países en desarrollo a la sociedad global de la información.
Los delegados de Africa, un continente donde la revolución de la información lleva un ritmo lento, cuestionaron la premisa de la privatización como una panacea, y aludieron a los visibles peligros de la erosión cultural y la inestabilidad política inherente a la liberalización.
Hambrientas de inversiones, las estructuras de telecomunicaciones nacionales africanas están tan atrasadas que es todo un desafío simplemente rehabilitarlas, y mucho más aún crear una red de redes, el paradigma de la sociedad de información global.
El enfoque "tómalo o déjalo" de Occidente en la conferencia podría resultar contraproducente, advirtieron delegados del Sur.
El director de Información de Zimbabwe, Bornwell Chakaodza, señaló que "para que el proceso sea significativo, Africa debe adoptar un papel participativo", y añadió que los países del continente "no pueden limitarse a ser consumidores de tecnología occidental".
Si los gobiernos no toman una actitud activa, las decisiones e iniciativas importantes sobre las telecomunicaciones quedarán en manos del sector privado y la búsqueda de la ganancia de las multinacionales, dijo Mike Jensen, integrante de SANGONET, organización no gubernamental africana que brinda servicios en Internet.
Esta semana el gobierno de Estados Unidos anunció un programa de 15 millones de dólares para expandir el acceso a Internet de 20 países africanos.
El delegado de Estados Unidos Tom Kalil, del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, dijo que la propuesta será sostenible, ya que pretende "construir sobre lo que ya hay disponible, donde funcionan iniciativas como Fidonet (sistemas fuera de línea)".
Internet, la red informática mundial, tiene ahora 50 millones de usuarios en todo el mundo, y en Africa crece entre 10 y 15 mensual, aunque sólo en un puñado de países del continente tiene acceso completo al potencial de desarrollo que representa. (FIN/IPS/tra-en/gm/oa/lp/dv/96)