Mientras Albania se prepara para sus terceras elecciones libres desde 1991, que se realizarán el 26 de mayo, su obsesionante pasado se combina con rasgos propios de países históricamente aislados por la geografía o regímenes totalitarios.
La gente ya no es intolerante con las violaciones de derechos humanos ni rechaza la mentalidad de víctima. En esa atmósfera de falta de confianza nacional, basada más en populismo y menos en cuestiones políticas, los partidos compiten para llevar a Albania por el camino de la democracia y las reformas económicas.
Para sostener esos reclamos, varias instituciones occidentales y dirigentes han llegado a Tirana para dar la impresión que prefieren más un contendiente respecto a los otros.
El gobernante Partido Demócrata (DP), liderado por el presidnete Sali Berisha y su nuevo titular, Tritan Shehu, está seguro que ganará por amplia mayoría.
Su confianza se basa en el reconocimiento internacional de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, el progreso económico y la reciente guerra a la corrupción.
Sobre todo, su confianza radica en el control de la radio y la televisión, y la reciente aprobación de la Ley de Genocidio, la cual inhibe ocupar cargos públicos a aquellos que colaboraron con la Siguarmi (policía secreta) o el extinto gobierno comunista.
Durante el congreso del DP en abril, Berisha habló de los socialistas. "El camino del dogmatismo conduce al socialismo. A pesar de su nueva imágen, los socialistas seguirán siendo los abogados de Enver. Cambiaron de color pero ya nadie apoya a camaleones", dijo.
Berisha, que tambien fue miembro del Partido Comunista, afirmó que "el DP sigue abierto para una sincera cooperación con todas esas fuerzas que desean ver a Albania como parte de Occidente, una Albania verdaderamente democrática".
No obstante, el último informe de Human Rights Watch cuestiona la posición de Berisha en favor de la democracia.
El grupo humanitario apuntó que "la mentalidad unipartidaria todavía está profundamente enquistada en muchos de los nuevos dirigentes del país. Los críticos del DP a menudo son vistos como contrarios a la democracia".
"Como resultado, los ciudadanos albaneses siguen plagados por serias violaciones de derechos humanos, como restricciones a la libertad de expresión y asociación, manipulación del sistema legal y violencia por parte de la policía… En muchos casos, son el resultado de la acción específica del nuevo gobierno", señaló.
El tajante rechazo de Berisha a trabajar con los tres principales partidos opositores, Socialistas, Alianza Democrática y Socialdemócratas, tambien puso en duda su deseo de cooperación.
Por otro lado, el DP ha formado coaliciones con los partidos derechistas, sobre todo con Balli Kombetar, un movimiento de resistencia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el partido monárquico y el Partido Nueva Social Democracia.
La maniobra preelectoral del DP de tildar a la oposición de antidemocrática y procomunista ha motivado que esas fuerzas se hayan dirigido a organizaciones internacionales de Occidente.
Sin embargo, mas de 30 delegaciones internacionales asistieron a la asamblea del DP en abril y encomiásticos saludos fueron enviados por líderes europeos.
El DP publicitó la presencia extranjera y sus buenos augurios a traves de la TV estatal para probar a sus electores que Occidente solo apoyaba a su partido y ratificar la afirmación del ministro de Defensa, Safet Zhulali, que "nosotros (Albania) nos convertiremos en miembros de la OTAN en el 2000".
Albania depende fuertemente de la generosidad de donantes como Estados Unidos, Italia, Grecia y la Unión Europea (UE). Un reciente sondeo realizado por el Instituto Republicano Internacional reveló que la mayoría de los interrogados estaban contentos con las reformas democráticas y económicas, lo que fue interpretado como un fuerte indicio que el DP puede ganar el comicio.
No obstante, para asegurarse la victoria, el DP puso en vigor la Ley de Genocidio y, de un solo golpe, eliminó del escenario político a algunos de los más notorios dirigentes opositores.
La ley afectó a 139 candidatos potenciales, 45 socialistas, 22 socialdemócratas, 11 de la Alianza Democrática, 13 republicanos, tres del Partido Demócrata y 45 de otras agrupaciones.
Mientras se aproximan las elecciones, el DP está seguro de triunfar, a juzgar por el número de líderes occidentales que visitó Tirana en los últimos dos meses y elogió el cambio económico.
Occidente tiene una tendencia a apoyar dictaduras amigas en cambio de estabilidad regional, observó un analista en Tirana. Las credenciales democráticas de Berisha pueden resultar sospechosas pero con las crecientes tensiones en regiones altamente pobladas por albaneses como Kosovo, Montenegro, Macedonia y Grecia, lo último que quiere Occidente es una interferencia de Tirana.
El reciente apoyo de Berisha a un estatuto autónomo de Kosovo, así como un diálogo entre Pristina y Belgrado, no ha tenido algún impacto en el votante albanés.
El electorado del país está interesado en la prosperidad económica y dará sus preferencias al partido que le parezca menos corrupto. Sin embargo, el fracaso de la campaña de Berisha para cambiar la Constitución en noviembre de 1994 probó que los votantes albaneses tienen una tendencia a sorprender hasta las proyecciones más confiadas. (FIN/IPS/tra-en/wr/rj/ego/ip).
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