Han pasado sólo dos años desde que el nuevo gobierno de Sudáfrica heredó una economía altamente proteccionista y orientada hacia el interior, pero el mundo ya espera con ansiedad una significativa reducción de sus barreras arancelarias.
Pretoria afirma que necesita tiempo para mejorar su industria, restaurar su economía, crear empleo y estar lista para competir en el mercado mundial, y por tanto no se le debe presionar para adoptar decisiones apresuradas.
"Heredamos una economía muy aislada, con altísimos aranceles y políticas industriales basadas en la sustitución de importaciones. Estamos haciendo todo lo posible por modernizar esa economía", destacó el nuevo ministro de Finanzas, Trevor Manuel.
Manuel, quien asumió su cargo a fines de marzo tras la renuncia de Chris Liebenberg, realizó sus declaraciones luego de un foro sobre desarrollo internacional que reunió esta semana a autoridades de gobierno y donantes para proyectar estrategias nacionales de crecimiento.
El restrictivo régimen arancelario de Sudáfrica fue criticado por varios países, incluso los integrantes de la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral (SADC), cuyos otros miembros condenan el hecho de que Pretoria vierta productos sudafricanos en sus mercados con altos aranceles.
El comercio entre Sudáfrica y el resto de Africa continúa sesgado en favor de Pretoria. Las exportaciones al continente sumaron 5.600 millones de dólares el año pasado, mientras las importaciones totalizaron solamente 1.400 millones.
Manuel respondió a las críticas de los estados vecinos argumentando que su país desea evitar los efectos negativos experimentados por aquéllos debido a la apertura de sus mercados.
SADC está integrada por Angola, Botswana, Lesotho, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, Swazilandia, Tanzania, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe.
"Varios países de SADC están aplicando programas de ajuste estructural y han reducidos sus aranceles a un mínimo porque fueron obligados, no por un deseo genuino de liberalizarse", señaló Manuel, y agregó que "muchos de ellos se han transformado en paraísos de vendedores, y Sudáfrica quiere evitar eso".
Cuando el presidente Nelson Mandela asumió el gobierno en mayo de 1994, los aranceles eran prohibitivamente altos. Los derechos de importación de vehículos, por ejemplo, ascendián a 125 por ciento, y gradualmente fueron reducidos a 65 por ciento.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) establece que los aranceles deben reducirse a 40 por ciento para el año 2002. Manuel señaló que su país "cumple con todas las obligaciones establecidas por la OMC".
Sin embargo, el mundo no está conforme con la política arancelaria de Sudáfrica.
El embajador de Japón, Yoshizo Konishi, señaló a la conferencia que la comunidad de desarrollo internacional espera que Sudáfrica se transforme en un modelo para el continente y la región.
"Sabemos que muchos funcionarios de gobierno aspiran a una política comercial mucho más abierta, pero a veces notamos cierta reticencia a avanzar más velozmente en esa dirección por parte de algunos sectores", observó Konishi. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/ml/if/96)