PANAMA: Bancos en la mira del narcotráfico

La posible participación del narcotráfico en el sorpresivo hundimiento financiero de uno de los 120 prósperos bancos que operan en Panamá generó miedo y preocupación entre banqueros y depositantes del centro financiero internacional de este país.

La quiebra del Banco Agro Industrial y Comercial (Banaico) ocurrió en marzo pasado cuando esa entidad no pudo cumplir con el encaje de cheques girados por sus cuentahabientes contra otros bancos de la plaza panameña.

Contrario a la práctica habitual, no fue la estatal Comisión Bancaria Nacional (CBN) sino el presidente de Banaico, el español Manuel Sánchez, quien -en una escueta nota de una línea- pidió a las autoridades que se hicieran cargo del banco porque estaba quebrado.

Este episodio y, como se conoció más adelante, los informes de auditoría que desde noviembre advertían a la CBN que "algo malo" pasaba en Banaico, dispararon una serie de especulaciones, críticas contra las autoridades y voces de alarma entre la comunidad bancaria local.

Mientras tanto unos 500 depositantes y ahorristas, así como trabajadores cuyos patronos quedaron sin fondos para pagar los salarios, hicieron una vigilia de una semana ante la sede de Banaico para protestar por el cierre.

Una auditoría posterior realizada por una firma privada, que confirmó que Banaico había cometido "prácticas inhabituales" en el otorgamiento de prestamos, dio pie para que el secretario general del Sindicato Bancario, Horacio Rodríguez, denunciara la posible participación del narcotráfico en la quiebra del banco.

Según la auditora, 65 por ciento de los 62 millones de dólares prestados por Banaico hasta la quiebra fueron otorgados por sobregiros a cuentas corrientes de un grupo de clientes de dudosa solvencia y nula capacidad de pago de su deuda.

Otro 23 por ciento de los préstamos no tenía suficientes garantías y sólo 12 por ciento de los prestatarios reúnen las condiciones para responder por el dinero acreditado a su favor.

Sin embargo, la situación de desorden existente en Banaico no era nueva.

El inspector de la CBN Guillermo Tuñón había advertido en noviembre de 1995, luego de realizar una auditoría, que Banaico presentaba "un nivel bajo de liquidez" para cumplir con las obligaciones con sus clientes y depositantes.

Sin embargo, la entidad reguladora de la banca, constituída por funcionarios del gobierno y por banqueros, "nada hizo para prevenir la quiebra", según denunció un comité de depositantes y ahorristas formado luego del colapso.

A fines de 1995 Banaico recibió un depósito tipo "window dressing" (corto plazo) por 23,5 millones de dólares de otro banco local con el fin de hacer cuadrar su balance anual, el cual – según indicaron los expertos- era deficitario.

Rodríguez, quien tiene 20 años de experiencia en la banca, afirmó que por la forma en que se manejaron los préstamos "se podría colegir que bien podrían ser depósitos de los carteles de la droga".

Sánchez y el gerente general de Banaico, Bruno Bemporat, aún no han podido explicar por qué reclasificaron centenares de depósitos de panameños en la categoría de extranjeros con el fin de evitar el encaje de garantía que establece la ley en el Banco Nacional de Panamá.

Tampoco han explicado por qué fueron otorgados la mayoría de los préstamos por sobregiro, cuando esa práctica no llega ni a uno por ciento de los créditos que concede cualquier otro banco comercial del país.

Según la actual ley bancaria, los depositantes extranjeros son los últimos en recuperar sus depósitos y cuentas corrientes en caso de liquidación de un banco local.

Rodríguez indicó que las operaciones irregulares y dudosas que hicieron los altos oficiales de Banaico "pudieron haber sido planeadas de antemano" con el fin de mover el dinero de los depositantes sin tener que rendir cuentas al Banco Nacional.

Se mostró extrañado de que se hayan hecho tantos préstamos por sobregiro que, "por su condición riesgosa sólo se otorgan a personas allegadas al banco, a clientes muy conocidos, clientes referidos por otros bancos o amigos íntimos de los oficiales del banco, pero especialmente a personas de solvencia económica".

Mientras tanto se acentúa la polémica de carácter técnico. El procurador general de la nación, José Antonio Sossa, inició una investigación sobre el movimiento migratorio de dos extraños personajes extranjeros que aparecen como dignatarios de Banaico, cuyo paradero se desconoce.

Reijo Mantyoja y Pentti Halonen habrían desparecido del país antes o inmediatamente después de la quiebra del banco, según Sossa.

A su vez, el director de la Unidad de Análisis Financiero, Gabriel Castro, adelantó que esa institución investiga toda la información disponible "para verificar si existió o no dinero del narcotráfico" en el banco quebrado e intervenido por la CBN.

Al margen de que se descubra o no si hubo "lavado" de dinero del narcotráfico en las raras operaciones de Banaico, el presidente de la Asociación Bancaria Panameña, Julio Antelo, afirmó que lo ocurrido "afecta la imagen" del resto de las instituciones financieras que operan en el país. (FIN/IPS/sh/dg/if/96).

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