Grupos ambientalistas toman nota de los planes de una compañía de Gran Bretaña de extraer oro debajo del cráter de un volcán en una remota isla del Pacífico Sur. Los residuos mineros podrían ocasionar un severo impacto, afirman.
El proyecto se refiere al Luise Caldera, el más joven de cinco volcanes extinguidos de Lihir, una escabrosa isla de 200 kilómetros cuadrados ubicada 700 kilómetros al noreste de Papúa- Nueva Guinea, a cuya jurisdicción nacional pertenece.
El proyecto de Rio Tinto Zinc (RTZ), una de las más grandes compañías mineras del mundo, supone la excavación debajo del cráter del volcán.
Los ambientalistas se muestran especialmente preocupados por los "tailings", como se denomina a los grandes volúmenes de residuos ácidos que se generan después de que el mineral es tratado con cianuro de sodio para extraer oro.
Estas sustancias podrían dañar gravemente el área, que posee una de las mayores biodiversidades marinas del mundo. Grupos ambientalistas que operan en la región o tan lejanos como en Suiza afirmaron que las medidas de seguridad que rodean al proyecto son, en el mejor de los casos, escasas.
"No se debería admitir que las compañías mineras arrojen estos materiales en el Rin o a cuatro millas de la costa de California. ¿Por qué se les permite hacerlo en Papua-Nueva Guinea?", se preguntó Max Henderson, de la Fundación Pacific Heritage, que opera en el país insular.
Un vocero de RTZ en Londres dijo a IPS que el proyecto "fue diseñado de acuerdo con los procedimientos que se hubieran aplicado, por ejemplo, en California".
La empresa sostuvo que, al principio, arrojará los residuos cerca del volcán Luise Caldera, pero eventualmente se cargará hasta 4.600 toneladas de basura rocosa por hora en lanchas a una distancia de 1,5 kilómetros de la costa de Lihir para tirarla al océano.
Según RTZ, los residuos serán "parcialmente desintoxicados" antes de arrojarlos. Los expertos de la compañía prevén que el agua oceánica, que es alcalina, neutralizará las sustancias ácidas.
La Unión de Bancos de Suiza prestó a RTZ 300 millones de dólares con miras al proyecto. La compañía, por su parte, invirtió 850 millones. Otras agencias internacionales y de gobierno suministraron respaldo.
La Corporación de Seguros y Finanzas de Exportación del gobierno de Australia (EFIC) garantizó 250 millones de dólares del préstamo de la Unión de Bancos de Suiza.
En tanto, la Agencia Multilateral de Garantías de Inversión (MIGA), una rama del Banco Mundial, suministró 76,6 millones de dólares en seguros de riesgo. La Corporación de Desarrollo de Exportaciones de Canadá (EDC), por su parte, reaseguró 26,6 millones de la póliza de la MIGA.
Todos quienes respaldan el proyecto afirman estar satisfechos con las previsiones ambientales de RTZ.
Un portavoz de la compañía en Londres dijo que no se registraron "efectos inaceptables" en la deposición de "tailings" en países como Canadá y Turquía. Pero no por ello dejan de existir quejas al respecto.
Los pesqueros de Filipinas que operan cerca de la bahía de Calancan, a 170 kilómetros de Manila, afirmaron que los residuos de minas provocaron la muerte de especies marinas en un lugar que se caracterizaba por una gran producción ictícola.
También se registraron problemas de salud en la isla Misima, de Papua-Nueva Guinea, donde también se deponen los "tailings" que proceden de la mina operada por la empresa canadiense Placer Dome.
El portavoz de RTZ desestimó estos informes y sostuvo que no se produjeron "efectos adversos" en Misima.
La empresa admite que la construcción de instalaciones y las operaciones mineras en el Luise Caldera provocarán "sedimentación en arrecifes de coral" y "reducirán la diversidad de especies de coral y pescado".
Los residuos contienen arsénico, aluminio, cadmio, cobre, cromo, estaño, hierro, manganeso, mercurio y zinc. En el caso del cobre, niveles de concentración de uno en un millón son considerados tóxicos tanto para humanos como para animales.
Según RTZ, un experto independiente informó que las estimaciones de contaminación del proyecto de la compañía son "razonablemente conservadoras, confiables, claras y lógicas".
Un terremoto en la región podría producir "severo daño ambiental" por la rotura de equipos de la mina. La empresa reclamó a terratenientes de Lihir la firma de un acuerdo en la que renuncian al derecho de futuros reclamos.
Mientras tanto, el desplazamiento de la población de la isla y la llegada de buscadores de empleo procedentes de otros lugares podría ocasionar tensión social. (FIN/IPS/tra-en/pc/yjc/mj/en/96)