El proyecto de ley antiterrorista será votado la semana próxima en ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos, en el primer aniversario de la masacre de Oklahoma.
Este proyecto fue una de las primeras iniciativas tomadas por el Senado después de la explosión mortífera que destruyó al edificio de la administración federal en la ciudad de Oklahoma, el 19 de abril de 1995, matando a 167 personas.
El contenido de la iniciativa legislativa ha sido criticado por reforzar las facultades investigativas de los agentes federales sobre la actividad de las organizaciones populares.
Desde los grupos civiles libertarios hasta las asociaciones de aficionados a las armas, todos se preocupan porque la proyectada ley pueda dar al gobierno poderes excesivos en la tarea de espiar a los sospechosos de terrorismo.
"Equivale a dar al gobierno las facultades, sin ninguna responsabilidad", comentó Mary Ramadan, directora del departamento legal del Comité Anti-Discriminación Arabe-Americano, un grupo de presión con sede en Washington.
Ramadan dijo que el proyecto -en particular la versión más dura aprobada por el Senado, que ahora debe ser conciliada con el texto más suave de la Cámara de Representantes- podría caer sobre muchos grupos que son absolutamente pacíficos.
"Se trata de un proyecto tan amplio que podría ser usado contra cualquier grupo que parezca incómodo", anotó la experta. "Cualquier grupo que alguna vez haya realizado un acto de violencia política" puede ser clasificado como terrorista, incluso aunque haya abandonado la violencia desde entonces.
Los críticos de la iniciativa señalan que tanto el Congreso Nacional Africano, que ahora gobierna en Sudáfrica, como la Organización para la Liberación de Palestina, que ha acordado la paz con Israel, podrían caer en la definición de terrorista que este proyecto de ley establece.
En especial son los grupos árabes y musulmanes los que más se preocupan, porque, pese a las numerosas revisiones que ha recibido, el proyecto aún discrimina contra los extranjeros.
Otros sectores señalan con ironía el hecho de que los acusados por la masacre de Oklahoma son dos militantes estadounidenses de ultraderecha, Timothy McVeigh y Terry Nichols.
La semana pasada, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) capturó a otro sospechoso terrorista de extrema derecha, Theodore Kaczynski, que podría ser el "Unabomber", acusado del asesinato de tres personas y de causar heridas a otras 23 mediante el envío de paquetes-bomba durante las últimas dos décadas.
Los agentes del FBI aún mantienen un estrecho cerco contra el grupo extremista de derecha "Freemen", enemigo del gobierno, en las afueras de Jordan, estado de Montana. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/arl/ip/96)