María Carolina contaba con sólo 27 años, residía en una barriada marginal de la ciudad colombiana de Cúcuta, tenía tres hijos y un esposo que la abandonó. Se convirtió en "mula" para el transporte de droga y murió a raíz de una dosis de cocaína que le estalló en el estómago.
Sus penurias económicas convirtieron a María Carolina en carne de cañón para las bandas de traficantes internacionales de droga, que día a día reclutan personas humildes para llevar cocaína y heroína hacia diversos países, sobre todo Estados Unidos, Europa y algunas islas del Caribe.
Era su primer viaje fuera del territorio colombiano. La suma que le ofrecieron no era nada despreciable. Le aseguraron que no habría riesgos. Sacó cuentas de lo que haría y compraría con el dinero y finalmente se decidió.
La llevaron con los ojos tapados hacia un lugar desconocido y allí le hicieron tragar grandes uvas. La regresaron a su casa y a los dos días pasaron nuevamente a recogerla.
Le tomaron muestras y en vista de que su organismo toleró la presencia de las uvas, le dieron una taza de aceite, antiácido y le hicieron tragar varios dediles quirúrgicos de cocaína. Le suministraron una dirección en la isla Saint Marteen.
Desde Colombia María Carolina pasó a Venezuela y al llegar al aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía sintió náuseas y comenzó a sudar. Sintió que las piernas no podían sostenerla.
Fue detectada por funcionarios antidrogas de la Policía Técnica Judicial (PTJ) destacados en el aeropuerto internacional y tras un breve interrogatorio confesó haber consumido varios dediles de cocaína.
Los funcionarios la trasladaron de emergencia hasta el hospital de Pariata, ubicado en el litoral, a unos 30 kilómetros de la capital y los médicos de guardia batallaron durante dos días por salvarle la vida, pues uno de los dediles le había estallado.
"No se pudo hacer nada. Le sobrevino un paro cardíaco y falleció", narró un médico del citado centro asistencial.
Según las cifras suministradas por la policía venezolana, en 1995, aparte de María Carolina, otras dos "mulas" murieron en el intento de llevar droga en sus estómagos hacia el exterior.
"Los traficantes internacionales de droga reclutan constantemente mulas en las diversas barriadas marginales. Son exploradores de la miseria humana. Ellos no corren ningún riesgo, salvo el económico, el cual es insignificante", señaló el sociólogo venezolano Rubén Carpio Monasterios.
El tránsito de "mulas" es parte del crecimiento de Venezuela como base de operaciones del narcotráfico.
En los tempranos años 80 Venezuela fue país-puente y ahora devino también en productor (con sembrados y rústicos laboratorios) y plaza para eólo una mujer de 26 años, quien llevaba en su estómago 191 envoltorios de cocaína", informó Rengifo.
Sin embargo, el año pasado cuatro de las diez "mulas" detenidas en el aeropuerto de Maiquetía fueron mujeres.
Según las cifras suministradas a IPS, en los últimos tres años la cantidad mayor de dediles quirúrgicos contentivos de drogas detectadas en Venezuela en una sola persona fue de 255, que transportaba un colombiano de 33 años. (FIN/IPS/wpz/dg/ip/96)
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