/DERECHOS HUMANOS/

Entre 500 y 2.000 judíos refugiados en Argentina tras el Holocausto son candidatos a participar de un proyecto multimedios dirigido por el cineasta estadounidense Steven Spielberg, que recoge testimonios en todo el mundo de sobrevivientes del nazismo.

Al menos 100 ancianos judíos ya se pusieron a disposición de un equipo de 130 profesionales que trabajan en Argentina bajo la coordinación de Graciela Jinich, elegida desde Los Angeles por el grupo que lleva adelante el proyecto Historia Visual de los Sobrevivientes de la Shoah (Holocausto).

En diálogo con IPS, Jinich comentó que son "muchísimos" los sobrevivientes dispuestos a prestar testimonio. Calculó que en Argentina hay entre 500 y 2.000, si se toma la definición que considera sobreviviente no sólo a quien estuvo en campos de exterminio sino a todo aquel judío que vivió en la Europa dominada por los nazis.

Los testimonios, grabados en video, serán incorporados a una supercomputadora en Los Angeles junto a otros 100.000 relatos procedentes de todo el mundo, un camino inverso a la diáspora del pueblo judío.

A partir de 1997 se podrá conocer una historia del Holocausto relatada por sus protagonistas desde su hogar, en 22 idiomas.

Mediante unas 10.000 palabras clave que están siendo decodificadas de los testimonios, se podrá bucear en los horrores del nazismo desde el Centro Simón Wiesenthal, el Archivo Fortunoff, el Museo sobre la Herencia Judia o el Museo del Holocausto -todos en Estados Unidos- y también desde el Museo Yad Vashem, en Israel.

A un costo estimado en 60 millones de dólares, el programa creado por Spielberg convocó a 600 camarógrafos profesionales, y miles de entrevistadores y voluntarios ofrecen su colaboración para un proyecto que también se extiende a la red Internet y a la televisión por cable.

La cadena de televisión CNN emitió el 15 de este mes, día de los mártires y héroes del Holocausto, un telefilme de una hora con una selección de testimonios ya recogidos en Estados Unidos, y en poco tiempo mas se podrán leer los relatos en Internet, en bibliotecas y en escuelas.

Spielberg decidió construir su proyecto luego de filmar "La Lista de Schindler", un largometraje en blanco y negro que mereció seis premios Oscar de la Academia de Hollywood. Impactado por los testimonios que recogío entonces, decidió compartir su impresión en un proyecto monumental.

En Argentina, los sobrevivientes forman grupos que sustituyeron a las familias perdidas en el genocidio perpetrado por el nazismo durante la segunda guerra mundial (1939-45) y que causó la muerte a seis millones de judíos.

Los grupos llevan la marca de su calvario y podrían ser confundidos por algún desprevenido con núcleos hostiles: "Amigos de Auschwitz", "Amigos de la guerra", "Amigos del gueto de Varsovia" o simplemente, "Amigos del barco".

Un centenar de entrevistadores especialmente preparados para tratar con las víctimas y seis equipos de camarógrafos integrados por cinco expertos cada uno respaldarán la labor de Jinich, que en América Latina se limitará de momento a Argentina y Uruguay.

"En principio se quería hacer tambíen en Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Perú", pero luego se consideró "que sólo en Argentina habría mucho trabajo", explicó Jinich.

Argentina alberga la colectividad judía mas grande de América Latina y la quinta del mundo incluyendo Israel. Son mas de 500.000 personas.

El programa de la cadena CNN fue presentado con bajo perfil y la escasa difusión en Buenos Aires del proyecto de Spielberg es deliberada.

"En Los Angeles no quieren que hagamos conferencias de prensa, porque temen que eso inhiba o inquiete a los sobrevivientes, y lo que se persigue es la trascendencia histórica, no cinematográfica", dijo Jinich.

la coordinadora contacta personalmente a los sobrevivientes para ponerlos al corriente del proyecto. Si aceptan, se les envía un entrevistador, que los ayuda a ordenar el relato.

En un tercer momento se graba el testimonio con intervenciones indispensables del entrevistador, que solo deberá servir como ayuda memoria, sin aparecer en cámaras.

En la primera parte de la entrevista de dos horas, el testigo describe la vida de los judíos en Europa y sus recuerdos de infancia y su adolescencia. El capítulo más extenso es el segundo, a partir de 1933, cuando Adolfo Hitler tomó el control del gobierno de Alemania.

Por último, los sobrevivientes cuentan como llegaron al país que les dió refugio.

En ésta última parte, los cónyuges, hijos o nietos pueden sumarse, decir algunas palabras, mostrar fotografías y leer algún escrito o documento. Pero sólo si desean hacerlo. "Hay gente que ni siquiera puede contar a su familia lo que vivió, aunque acepta hablar para este proyecto", reveló Jinich.

El telefilme "Sobrevivientes del Holocausto" emitido por la CNN es apenas una muestra de un proyecto tan vivo y dramático que conmueve hasta las lágrimas.

Con el rostro ajado y la voz temblorosa, hombres y mujeres relatan historias terribles. Se quiebran, se cubren el rostro para no mostrar su dolor, pero siguen contando, aunque sea en un susurro, historias que los traumatizaron para siempre.

Un hombre narra un viaje de tres días en el tren de la muerte, que cargaba con destino a Auschwitz a miles de personas hacinadas, sin comida ni bebida. "El baño era ahí dentro. El olor era nauseabundo. Si gritábamos porque alguien había muerto, no hacían nada".

Otro recuerda haber visto desde el tren que al pasar por un pueblo les arrojaban panes. "Vi a un hombre pelear con su hijo por ese pan. El hijo lo golpeó hasta matarlo y por fin se lo quitó".

Un violinista relata que salvó su vida porque a un "kapo" – guardia de campos de concentración- le gustó la melodía que interpretó con su instrumento. Pero luego, vino el horror.

El músico estaba encargado de llevar los muertos al crematorio. Un día colocó un cuerpo en su carretilla y sintió una voz que le pedía agua. La víctima aún vivía. Intentó salvarlo, pero el kapo lo obligó a introducirlo en el horno y quemarlo vivo. "Hoy sigo despertándome de noche escuchando los gritos de ese hombre".

Y así siguen las historias de la crueldad. El momento de separación de las familias, las imágenes imborrables de los que terminaron sus días en la cámara de gas, el hambre, los olores de la muerte, la desesperación, las súplicas, los rezos, la música.

Las referencias a la infancia de los sobrevivientes nacidos antes del horror vuelven aún mas conmovedor el relato. Repentinamente se les hizo saber que no podían jugar en la calle, que no podían ir a la escuela, que en las tiendas de sus padres no se podía comprar.

Un anciano que admiraba la sabiduría de su padre recuerda que siendo niño le preguntó angustiado que pasaría con ellos. "No te preocupes, estamos en el siglo XX, no nos pueden hacer nada", creyó el hombre.

Otros recuerdan su infancia como prisioneros en el gueto. "Mataban al azar a los que vivían en las esquinas. Como mi familia vivía entonces en una esquina, entraron, se llevaron a mi tío y a mi abuelo y cuando salimos, sus cadáveres estaban allí, tirados en el suelo", dijo un testigo.

Para muchos, el proyecto de Spielberg servirá como un desahogo personal que les permitirá vivir y morir mas tranquilos además de contribuír a un legado histórico.

Otros creen que el programa es un triunfo y un desquite. "Logré engañar a Hitler", dice un hombre satisfecho, abrazando a hijos y nietos al final de la entrevista.

También hay quienes presienten que sólo sobrevivieron para narrar su experiencia, y esperan hacerlo para morir.

"Siento que mi mitad esta allí, donde están los que murieron, y creo que ellos no estarán en paz hasta que no se muera el último de nosotros. Porque ese día, cuando no quede ninguno sobre la tierra, ellos sabrán que hemos dado el mensaje", manifestó un sobreviviente. (FIN/mv/ff/hd cr/96)

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