/DERECHOS HUMANOS/ AMERICA LATINA-EE.UU.: Las fronteras insalvables

El tema de la integración de los pueblos es en nuestros días uno de los puntos de agenda más recurrentes de los foros nacionales e internacionales y con seguridad consta en todos los planes de gobierno de las distintas naciones del planeta.

Quizá ello ocurre porque hoy los procesos de integración no se han detenido en los límites marcados por los acuerdos de complementación y crecimiento económico y han trascendido con favorables expectativas al campo social, el cual se enmarca en el nuevo concepto de desarrollo humano.

Sin embargo, los diferentes niveles económicos y científicos en los que se ubican los países del mundo, han determinado que las relaciones y los acuerdos establecidos no alcancen el efecto ansiado o al menos no se establezcan en términos equitativos.

Por ello los grandes problemas de la humanidad como el de la pobreza, pese a la existencia de un consenso mundial sobre la urgencia de superarlos, continúan sin respuestas efectivas que nos hagan presentir su posible erradicación, aún si fuese en un largo plazo.

Pero lo que resulta más grave es que el inevitable camino de la integración internacional encuentra en muchos de nuestros propios gobernantes una suerte de detractores de los procesos.

En efecto, hoy que se hacen esfuerzos para encaminar a los pueblos hacia la integración y cuando se impone en el mundo un proceso de globalización económica, surgen políticas nacionales que a pretexto de combatir problemas que como en el caso que analizaremos brevemente tienen carácter histórico y universal, destruyen el espíritu mismo de la posible unidad de naciones.

Así ocurre con el problema de la migración, un fenómeno propio de la humanidad, que si bien presenta características y consecuencias disímiles, tienen un origen fundamentalmente común, como es la necesidad de las personas de buscar mejores condiciones de vida a las que le ofrece el terruño en el cual se asientan.

Esto se ha repetido a lo largo de la historia de la humanidad, empero, los movimientos migratorios en las últimas décadas plantean una problemática muy compleja en la que están siempre presentes la inseguridad, la pobreza, la violencia y la discriminación racial.

En el caso de la actual inmigración hispana a Estados Unidos se conjugan estos elementos, todos ellos vinculados a violaciones a los derechos humanos y a normas jurídicas internacionalmente aceptadas.

Para entenderlo de esa manera, es necesario tener en consideración el factor determinante de las desigualdades económicas existentes entre el país más poderoso de la tierra y las naciones latinoamericanas, estas en su totalidad en vías de desarrollo.

En ese sentido, no cabe duda que lo que alienta la corriente migratoria del centro y el sur del continente hacia el gran país del norte, es la posibilidad de encontrar mayores oportunidades de mejorar la condición económica.

Pero igualmente es cierto que la causa que genera el flujo migratorio y la que en verdad debe resolverse, es la pobreza creciente de los países latinoamericanos y, por tanto, las precarias condiciones de vida y la limitada expectativa para el desarrollo que ofrecen.

Es decir, lo que urge atender es la difícil situación económica de las naciones latinoamericanas a través de los mecanismos que la integración puede ofrecer cuando se da en términos de equidad, justicia y con el verdadero propósito de lograr un desarrollo conjunto y armónico.

Esta es la única forma de evitar que la corriente migratoria siga creciendo y provocando episodios de indignidad y violencia, como los que se producen actualmente en contra de los inmigrantes hispanos.

Por otra parte, es necesario que los consensos en torno al respeto a los derechos humanos de inmigrantes logrados en la reunión regional sobre migración efectuada en Puebla, México, el pasado mes, tengan una respuesta práctica en los distintos procesos de integración que vive nuestro continente.

No debemos olvidar que la discriminación racial, de nacionalidad y laboral en contra de los inmigrantes que trata de ser legalizada en oprobiosas leyes propuestas por ciertos congresistas norteamericanos, transgrede los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos contenidos en distintas declaraciones adoptadas por la comunidad mundial. (FIN)

(*) Secretario Ejecutivo de ALDHU

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