Cuba no escapa a un discreto retorno de la tuberculosis, a pesar de que sus favorables índices de salud bien podrían hacer pensar lo contrario.
"La epidemia que agita y hace toser al mundo no ha mostrado sus narices en la isla", consideran algunos analistas.
Sin embargo, aunque hasta el momento las cifras son bajas, en los ultimos años se ha observado un incremento en el número de casos, catalogado por los expertos como muy ligero.
"Estamos preparándonos para que no nos pase lo mismo que a otros países, que han bajado la guardia y la epidemia se ha disparado", declaró en 1994 el doctor Manuel Santin, director nacional de Epidemiología.
Un intenso programa de control sanitario iniciado en los años 60 logró virtualmente erradicar la enfermedad hasta en los rincones más recónditos.
De acuerdo con estadísticas del Ministerio de Salud Pública, la tasa de casos por cada 100.000 habitantes disminuyó de 63,4 en 1965 a 11,6 en 1980 y a 5,1 en 1990.
Sin embargo, al terminar 1993 el país, con una población de 10.800 000 habitantes, tenía registrados 789 tuberculosos, 7,2 enfermos por cada 100.000. En 1994 la tasa ascendió a 11,7.
Mientras que en Río de Janeiro esta enfermedad mata dos personas por día y en Nicaragua unos 200 habitantes fallecen anualmente por igual causa, la isla caribeña mantiene aún el control de los enfermos y atribuye la contención a su sistema de salud.
No obstante, en 1995 en La Habana se registraron casos de tuberculosis infantil, luego de una ausencia de esa enfermedad en niños de 0 a 14 años desde 1990.
La mayor incidencia del mal se presenta en el grupo de 65 años y más, con un incremento de 30 por ciento, 28 casos más que en 1994, señalan estadísticas de Salud Pública.
Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que hasta 500 millones de personas morirían en el planeta en los proximos 50 años si no se toman medidas urgentes para atajar la epidemia.
Desde abril de 1993, la OMS declaró situación de emergencia ante la posibilidad de que en el decenio se produzcan unos 90 millones de nuevos casos de tuberculosis.
El documento señala que tres millones de personas murieron en 1995 a causa de este mal, cifra superior a la del siglo XIX, cuando era una de las afecciones más graves, y responsabiliza a gobiernos y autoridades sanitarias por el abandono epidemiológico.
Por mucho tiempo, la tuberculosis era una afección asociada al hambre, la miseria y la pobreza, pero a más de 114 años del descubrimiento del bacilo de Koch, causante de la misma, ni el sur ni el norte escapan a la expansión.
Según recomendaciones de la OMS para la erradicación del flagelo, se necesita la urgente implantación del tratamiento de observación directa a corto plazo, basado en un control estrecho de los pacientes a nivel de atención primaria.
En la actualidad ese tratamiento es aplicado sólo a 10 por ciento de los pacientes comprometidos, aunque una utilización más correcta podría beneficiar a 75 por ciento de los contagiados.
"El tratamiento (cubano) es ambulatorio y gratuito y consiste en la administración controlada por el médico de la familia de cuatro medicamentos específicos y dura 30 semanas", afirma el doctor Antonio Marrero, jefe del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis del Ministerio de Salud.
Los especialistas consideran que aunque los pacientes con tuberculosis pulmonar tienen conciencia de los síntomas, muchas veces no les conceden importancia y acuden tardíamente al médico.
Entre las prioridades del sistema de atención cubano están el diagnóstico precoz y el control de su calidad, la vigilancia activa y sistemática en centros con internamientos prolongado y la atención priorizada a los ancianos.
Esta enfermdad, cuya vía principal de trasmisión es la respiratoria, por inhalación de microgotas de saliva contaminada, puede provocar una cadena de contagios de entre 10 y 12 personas en un año cuando el paciente no está diagnosticado ni tratado, afirman los especialistas.
En Cuba todos los recién nacidos reciben la vacuna BCG, que produce una respuesta inmune eficaz en los niños para prevenir las formas graves de la enfermedad, que son la meningitis tuberculosa y la tuberculosis miliar, aunque no protege de por vida, señala el doctor Marrero.
Esta dolencia está asociada a la malnutrición y a depresiones en el sistema inmunológico.
"La malnutrición origina depresión inmunológica, como también ocurre con los pacientes portadores del virus del sida, en los alcohólicos y en las edades extremas de la vida, primordialmente los ancianos", afirmó en febrero el jefe del programa cubano de control de la enfermedad.
Para evitar la extensión del mal las autoridades médicas cubanas han declarado la tuberculosis bajo vigilancia intensiva y se proponen disminuir la morbilidad por esta causa.
(FIN/IPS/rs/30/03/96)