Unas 90 reses mueren cada día en Cuba como resultado de la fuerte sequía que desde el pasado año azota la provincia de Camagüey, una de las más importantes regiones ganaderas del país.
"Aquí no llueve desde el 10 de octubre", dijo a una emisora local Orlando González, miembro de una cooperativa pecuaria en Camagüey, 560 kilómetros al sureste de la capital.
Mientras las intensas lluvias caídas en enero y febrero paralizaron no pocas industrias azucareras, en las zona más llana y desploblada de la isla no cayó "ni una gota de agua".
Pronósticos del Departamento de Meteorología de Camagüey aseguran que la primavera no llegará a esa zona hasta finales de mayo o principios de junio.
Las imágenes de llanuras desoladas y vacas casi "muertas en vida", transmitidas por la televisión nacional, alarmaron a la población de Cuba, que durante los últimos años debió resignarse a una menor participación de la carne y la leche vacunas en su dieta habitual.
Célebre en otro tiempo por su alto nivel científico, la ganadería sería el sector de la economía cubana más golpeado por la crisis económica del último quinquenio, según especialistas
Informes del Ministerio de la Agricultura reportaron, en 1993, que el impacto de la depresión en los rebaños era verdaderamente "dramático", y que la cantidad de reses se redujo de siete a 4,8 millones.
Sólo en una provincia murieron 128.000 vacunos en 1992, el peor año de la crisis, y el rendimiento promedio de leche por animal decreció de 10 a dos litros en todo el país.
Según el vicepresidente Carlos Lage, la ganadería sigue siendo un problema "incierto", pese a la recuperación general de indicadores económicos
Lage advirtió en el quinto pleno del Comité Central del gobernante Partido Comunista que el país no cuenta con recursos para garantizar el aumento de la producción de leche y carne.
A los problemas materiales, las políticas de desarrollo truncadas y los actos delictivos que provocan la pérdida de unos 10.000 animales cada año, se suman ahora la falta de lluvias en la provincia más ganadera de Cuba.
Según los historiadores, la economía camagüeyana se definió como ganadera desde el siglo XVII por las condiciones topográficas propicias para una explotación extensiva y la despoblación de la zona, que no permitía el desarrollo de los cultivos.
Pero la introducción de la ganadería y de la agricultura cañera provocó la desaparición de los bosques tropicales, el arrastre de los suelos y el comienzo de la desertización de varias áreas.
Un informe oficial preentado al parlamento asegura que en 1990 Camagüey tenía 228.000 cabezas de ganado y la ganadería constituía 62 por ciento de la producción mercantil del sector agropecuario en la región.
Aunque las cifras oficiales no están disponibles, algunos especialistas calculan que el hato ganadero nacional sumaba en 1995 unos cinco millones de cabezas, casi la mitad del registrado por los censos de finales de la década del 50..
"Además de sed, las vacas tienen mucha hambre", dijo González.
Fuentes oficiales estiman que 60 por ciento del área destinada a la ganadería en la zona está cubierta de marabú, un arbusto muy difícil de eliminar.
En las condiciones climáticas de Cuba, cada vacuno debe ingerir 120 litros de agua por día, algo imposible a causa de la sequía.
Al parecer, a varios meses de la última lluvia, las autoridades se aprestan a adoptar medidas urgentes para contener la mortandad en el tradicional territorio ganadero cubano.
En medio de un paisaje casi lunar, los campesinos recurren a la creación de áreas de sombra para defender a las reses del intenso sol y extraen el agua que pueden de los pozos abiertos. (FIN/IPS/da/ff/dv/96)